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Como dice Perogrullo, no es lo mismo robar un collar en una joyería que bajarse una canción en MP3. Esa es la diferencia entre propiedad intelectual y propiedad física que los defensores del copyright insisten en obviar. Siguiendo su juego, nace esta irónica web que promueve la devolución de las canciones robadas: imprime el código fuente de tus Mp3 y envíalo a las discográficas por correo postal... o por fax.
Si, como defiende la RIAA o la SGAE, copiar un MP3 es como robar un collar, vale con devolverlo para que desaparezca el delito. ¿O no?
Ignacio Escolar | Noviembre 18, 2003 06:55 PM