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Mi amigo Nuño Rodrigo publica en Cinco Días una columna sobre mercados. Por su interés, acogiéndones al derecho a cita y con el permiso implícito del pirateado (ya te pagaré con una cerveza), copio y pego una de ellas, de la semana pasada. Gracias, Nuño.
Vuelve la moda de los 'chicharros'
Nuño Rodrigo (04-12-2003)
El regreso del chicharreo al mercado español tiene dos lecturas, la mala y la buena. Según la buena, el hecho de que compañías con dos empleados, como Urbas, o en liquidación, como Fastibex, dupliquen su valor en Bolsa es que los pequeños inversores vuelven a mirar al parqué, lo cual es una señal positiva en el medio plazo. Los chicharreros ya están en la Bolsa, de modo que pronto llegarán los inversores de a pie, que son quienes realmente dan vida al mercado.
La lectura mala es más obvia: basta que la Bolsa haya registrado un buen 2003 para que regresen las prácticas menos ortodoxas del mercado, unas prácticas que pueden hacer ricas a un puñado de personas, pero que suponen fuertes pérdidas para una legión de supuestos tiburones que, en realidad, están jugando a la ruleta.
Lo cierto es que operar con chicharros no es ni bueno ni malo. Cada cual es libre de jugarse el dinero de la forma que quiera. El problema es cuando uno no sabe a qué está jugando, es decir, se piensa que está invirtiendo cuando compra acciones a ciegas o piensa, iluso él, que en la Bolsa hay quien da duros a cuatro pesetas.
Son varios los ejemplos de empresas que siguieron el ejemplo de Terra y buscaron el brillo bursátil no a través de los beneficios, sino de una suerte de marketing bursátil que, por cierto, dio muy buenos resultados en el corto plazo, aunque pésimos en el largo.
Ahora la situación ha cambiado. Las repentinas escaladas bursátiles no se orquestan de una forma tan descarada como antes. Se cuecen en los foros de Internet donde se especula sobre el próximo objeto de especulación. La mayor parte de los participantes en esos foros sabe a qué está jugando y son conscientes de que se pueden quedar atrapados a precios altos en valores poco líquidos. Ahora bien, ¿para qué sirve tanto movimiento? Uno estudió que la Bolsa cumple la función de concentrar oferta y demanda de ahorro de un modo eficiente para ambas partes, ahorradores y empresas. La operativa de compraventa sirve para que siempre exista la garantía de liquidez en las inversiones, lo que a largo plazo supone una reducción en el coste del capital que termina redundando en el beneficio de todos.
Se le pueden dar todas las vueltas que se quiera a la teoría económica, empezando por la mano invisible y terminando en Keynes, los monetarias o quien se quiera. Pero no se termina de entender para qué sirve la especulación a estos niveles. Quizá por eso cierto tipo de Bolsa se deba observar no como una actividad económica, sino como una extraña forma de ocio. Porque el fútbol o el bingo tampoco sirven para nada.
nrodrigo@cincodias.es
Ignacio Escolar | Diciembre 10, 2003 01:11 PM