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Una copa, dos copas, diez copas
Resignación, vomitona y resaca
Gracias por la idea, Íñigo.
Ignacio Escolar | Febrero 23, 2005 06:21 PM
Que les den por culo a los accionistas de terra. ¿Si hubieran ganado dinero con esta historia lo habrían compartido con los demás? No. Pues que no pretendan que los demás compartamos sus pérdidas, ni sus penas.
Los que hemos sido buenos haciendo "barra de equilibrio", conocíamos esas cinco fases...aunque la 5ª, por aquello de evitar lo de la vomitona, la llamábamos "hacer el dragón".
Si puedes, me devuelves la visita. Hasta te he clicado en los goggles...
www.latierradelsur.blogspot.com
algo de ficción bálica a lo Tom Clancy, pero en bocata de chorizo.
Enhorabuena por el blog.
Y estas orgulloso de escribir esta patochada? El amigo de Aznar traiciono una confianza y esta escondido a tomar por culo. Polanco manda en Ferraz, altera la norma, y sigue haciendo lo que le sale de los huevos en Gran via, 32. Que cara tienes. Pronto te fichan...
Colegio del Pilar, el centro educativo de los hijos de la oligarquía empresarial y política madrileña. Que sinverguenza... Y el liceo frances, como van los hijos de Wyoming, Trueba-Gil, etc... que decimos? No escribas de bolsa anda, que alli curro yo. Vuelve a la musica.
Querido anónimo:
En los últimos tres meses has participado con parecida actitud en prácticamente todos los posts de este blog. Todo te parece mal. Cuando no te quejas de que no hablo del Carmel, me llamas sinvergüenza o ignorante o idiota o alguna otra lindeza similar. Sin embargo, pese a demostrar tan poco aprecio por mí o mis lectores, no te pierdes ni un día la página y comentas a todas horas. Querido anónimo, te voy a contar un cuento. Copio y pego un fragmento de un viejo artículo de Pérez-Reverte.
Va un cazador por el bosque proceloso, armado con su escopeta de un solo tiro. Viste en plan Rambo: camuflaje, gorro verde y demás. Nacido para matar, como dicen los lejías. Avanza así por la foresta, cauto, el arma dispuesta, cuando ve a un oso que está al pie de un árbol, roncando la siesta: un oso adulto, normal, pardo. De infantería. Al verlo, nuestro cazador se acerca de puntillas como el gato Silvestre, apunta el chopo y desde tres o cuatro metros de distancia le arrea un escopetazo. Y le falla. Al oír el tiro, el plantígrado abre un ojo, mira al cazador, abre el otro ojo, se levanta sacudiéndose las ramitas de pino y las hojas secas de la pelambre, y le dice: «Chaval, has tenido mala suerte. Soy un oso gay, o sea, maricón. Y no me gusta que me disparen a la hora de la siesta. Así que, para escarmentarte, ven aquí, que te voy a poner los pavos a la sombra». Y dicho y hecho; el oso agarra al cazador, y zaca. Lo sodomiza.
El cazador se toma el asunto con muy poca deportividad. «¡Venganza!», grita cuando corre al pueblo más cercano, que casualmente es Eibar. Llega, entra en una armería y pide un fusil mataosos de cinco tiros. Echa atrás el cerrojo y con mano airada mete los cartuchos. Clac, clac, clac, clac, clac. Se va a enterar, piensa tomando de nuevo el camino del bosque. Se va enterar. Avanza así nuestro intrépido y vengativo cazador entre los árboles, el fusil dispuesto para la sarracina, los ojos inyectados en sangre. Y al fin divisa al oso maricón que está de espaldas, entretenido con un panal de rica miel al que da golosos lengüetazos, ajeno a la tragedia que se cierne sobre su vida, y a lo peligroso que se ha vuelto el planeta azul. El caso es que se aproxima con sumo tiento el cazador, apuntando a la osuna cabeza No quiere fallar, así que se acerca más, y más más. Está a un metro, y el oso sigue a lo suyo. Entonces, con una risa locuela, resuelto al escabeche, el cazador grita de nuevo «¡venganza!» aprieta cinco veces el gatillo. Bang, bang, bang, bang, bang. Le pega cinco tiros como cinco sartenazos al oso. Y el muy gilipollas falla los cinco. Entonces el oso se vuelve despacio, con mucha flema, y se lo queda mirando. «Hombre-dice-pero si es mi amigo el escopetero». Luego se le acerca, sonriente. «Pues ya sabes, chaval -dice-. Yo Tarzán, tú Jane. Cinco tiros son cinco ñaca-ñacas. Ven, mi vida». El cazador intenta largarse, pero el oso, que es muy ágil aunque no lo parezca, da una especie de salto de ballet y lo trinca. Luego se lo calza cinco veces, una detrás de otra. Cling, cling, cling, cling. Cling.
Imagínense ahora a ese cazador volviendo al pueblo -esta vez camina ya con cierta dificultad camino de la armería. Ese cazador que entra en la tienda gritando «venganza» como un descosido. Esa ametralladora que compra. “¿Cuántos tiros le pongo?” , pregunta el armero. «Doscientos», responde. Imagínense luego a ese cazador camino del bosque con la ametralladora colgada, poniéndose alrededor de los hombros y del cuello, con manos temblorosas por la cólera, las cintas de reluciente munición. «¡Venganza!». Y ahora imagínense ese bosque donde canta el mirlo, o lo que cante, y donde las ardillas, asustadas y tímidas en sus ramas, ven pasar al cazador con cara de jinete del Apocalipsis. «¡Venganza!», grita de nuevo el Rambo. Llega así hasta el oso; que es un oso maricón, sí, pero culto, y en ese preciso instante se encuentra leyendo una autobiografía de José María Mendiluce. Y sin más, a un palmo de su cabeza, le dispara la cinta entera. Ratatatatatat, Doscientos tiros uno detrás de otro, sin respirar. Y le falla los doscientos. Entonces el oso lo mira chasquea la lengua, cierra el libro y se levanta despacio, como con desgana. Luego se acerca un poco más al cazador, que se ha quedado de pasta de boniato, le pasa un brazo peludo por los hombros y le pregunta, en tono de confidencia: «Venga, colega. Sé sincero... ¿Tú aquí no has venido cazar, ¿verdad?».
Pues eso, querido anónimo. Que tú aquí no has venido a discutir y a mí el rollo sado no me va. Así que búscate otro oso que te sodomice.
Sutil manera de mandar a alguien a tomar por culo, Nacho :D
Bonita manera, sí, lo malo es que no se la merece porque ni se molesta en ponerse un alias. En cuanto a mí, gracias por lo del Pérez, no lo había leído. Y más que gracia, que la tiene, tiene razón.
¿Sutil? Más directo, imposible. Yo lo calificaría como fina, pero no sutil.
Sigo pensando que tienes mucha cara. Y si te molesta pues no saques la web a la luz o no permitas comentarios. Es el tema de la modernidad. Siempre se balancea hacia un lado... el tuyo. Que mucho rollo de libertario y te escuezes del ocho...
En cuanto a Reverte, solo me pregunta todos los dias por las botellas de agua. Cree que nos las envenenan... Ir a la guerra perturba. Ve a una. No te va a gustar.
"Y si te molesta pues no saques la web a la luz o no permitas comentarios"
¿de pequeño te perdiste en un bosque y te amamantó una manada de periodistas del corazón?
"¿de pequeño te perdiste en un bosque y te amamantó una manada de periodistas del corazón?"
No sé cuando, Ludens, pero tarde o temprano terminaré utilizando esta frase. Te la robo y me la apunto.
Dónde están los "liberales" cuando más los necesitas? Por qué no nos explican ahora, ellos que entienden tanto de economía, que una de las consecuencias de la atomización de las participaciones societarias es que el socio mayoritario (Telefónica) es capaz de hacer y deshacer (aquí descapitalizar por todo el morro) a su antojo?