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Nadie pudo concebir escultura más hermosa que la carcasa ocre y negra del Windsor quemado.
Todos los días concita en sus inmediaciones a una multitud admirada ante esa obra de arte del realismo urbano.
Monumento al espíritu de nuestro tiempo, evocación del sentimiento de inseguridad permanente que nos acosa, homenaje al desfallecimiento de todo lo humano, debería respetarse en su estado actual como la estela de nuestro Titanic particular.
Destruido y erguido a la vez, soberbio en su desdicha, informe en la cúspide y firme en la base, ni Frank Gehry en sus diseños más sublimes habría imaginado un perfil más original recortándose contra el cielo de Madrid.
¿Quién podría expresar mejor el terror de nuestros días, que nació del colapso de dos rascacielos? Sus ventanas en fuego proyectaron las sombras chinescas de los fantasmas que a todos nos obsesionan: sabotaje, imprudencia, terrorismo, maquinación inmobiliaria, accidente...
La conservación de sus bellos restos como intocables sería la más orgullosa respuesta, la más adecuada para cualquiera que fuera el culpable.
Inyecciones de hormigón y cables de acero fijarían sus partes más inestables, convirtiéndolas en evocación permanente de la lucha contra nuestra propia inestabilidad. Las plantas inferiores intactas se dedicarían a actividades culturales.
Todo ello, más el pago del precio de la expropiación, costaría menos en tiempo y en dinero que lo que va a costar desmontarlo pieza a pieza.
Salvemos el Windsor de un derribo que sólo serviría para la brutal plusvalía del solar (recordad los casos del monte Abantos, del Palacio de los Deportes…).
Sería un acto de resistencia y una grandiosa obra de arte para la ciudad del caos.
Ignacio Escolar | Febrero 28, 2005 09:14 AM
Dinamita para el Windsor. Acabemos el trabajo. Ya.
Que lo salven o mejor, lo dejen posar despacito sobre el Corte, retiren los escombros de ambos edificios y hagan un parque.
La idea del parque me gusta. Sobretodo porque calmaría a los que como yo pensamos que este fuego ha sido una cuestión de dinero ;)
idem, mail enviado pero si no se organiza pronto una lista que se pueda firmar a través un formulario o un mailto fácilmente enviable, la cosa se va quedar en pequeño gesto...
Me ha sorprendido mucho las reacciones al post en 20 minutos. Me recuerda, salvando distancias, a aquella gresca que hubo cuando se construyó el Pompidou en París.
Suscribo.
La próxima edición de Arco ya tiene nueva sede
Magnífica propuesta, que no dudo que los propietarios del Windsor aceptarán con sumo agrado, especialmente cuando entre todos reunamos y les paguemos los 84,2 millones de euros que vale como mínimo el edificio. ¡Será por dinero!
A mi el artículo, tomado en un sentido onírico, poético...me parece excelente. Una vez abandonada la isla Utopía, pasa a ser un absurdo.
Y, obviamente, la campaña que viene a su par, lo es también en esencia. He aquí que, sin embargo, puede tener repercusión a la hora de controlar que demonios se va a hacer con el famoso edificio. Hasta ahora sólo se había hablado del espectáculo, ¿nos estarían dando las lentejas y nosotros mirando por la ventana?
Pues...va a ser que si.
Me parece un sinsentido que roza lo absurdo, y creo que 20 minutos debería dedicarse a encabezar mejores y más útiles campañas.
Pero bueno, supongo que ante el sensacionalismo del Diario Qué, 20 minutos debe ponerse a su altura.
Pues a mí me parece una iniciativa absurda pero a la vez muy interesante. ¿No os apasiona comprobar hasta donde llega el poder de la demanda popular? Yo, por lo menos, voy a intentarlo.
Aquí está la prueba irrefutable de que el incendio del Windsor fue intencionado. Más aún, la foto revela el culpable. Y es que hay gente que por promocionar y vender sus productos es capaz de hacer cualquier cosa.
Escolar, ayer intenté enviarte la foto para q tuvieras la primicia mundial de la autoría, pero me rebotó el correo...
As for the Giants, their own happiness was short-lived as they lost to - who else?