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Reporteros sin Fronteras está enormemente preocupada por que, el 19 de abril de 2005, el tribunal federal de apelación de Washington confirmó nuevamente la orden de encarcelamiento de Judith Miller, del New York Times, y Matthew Cooper, del Time. Los dos periodistas, acusados de "desacato al tribunal" por negarse a revelar sus fuentes informativas, ya no tienen más recurso que el Tribunal Supremo Federal, pero siempre que éste acepte su caso.
(...)
Judith Miller y Matthew Cooper ya fueron condenados el 15 de febrero en apelación, por el mismo tribunal, por negarse a revelar su fuentes a una sala especial, encargada de investigar sobre las fugas que llevaron a la publicación en la prensa de la identidad de la agente de la CIA Valerie Plame.
Ignacio Escolar | Abril 20, 2005 08:47 PM
Es lo que hay. Cada día más nos acercamos a vivir en un Gran Hermano global, y cosas tan molestas como la confidencialidad de las fuentes tienen que ir desapareciendo. El panorama es negro, porque este caso no tiene lugar en ninguna república mobutiano-castrista, sino en el País de la Libertad. ¿Qué será lo próximo, el secreto de confesión? Nos esperan tiempos duros.
Podrían incentivarles con un viaje a algún lugar exótico, alguna playita soleada, por ejemplo Guantánamo.
perdón por el off topic, pero no sé dónde poner esto:
Microsoft patenta número de emergencia 911
http://www.diarioti.com/gate/n.php?id=8548
PD: ¿hay alguna dirección donde enviarle estas noticias a Nacho, por si le interesa colgarlas en el blog?
Hombre, la verdad es que la tal Miller ya ha demostrado sobradamente que sus fuentes no son de fíar, o bien que no se molesta en contrastarlas suficientemente.
http://www.11-s.net/miller.php
También se expicaba su caso en Le monde diplomatique no hace mucho tiempo.
Como periodista no puedo estar de acuerdo en penar por mantener el secreto profesional, presente en todas las profesiones y en ninguna tan importante como en ésta, pero la verdad, hecha la ley hecha la trampa, y esta buena señora no se ha ganado ese derecho que digamos.
Pero como los condenen, vamos aviados. O a lo mejor sería un revulsivo para la profesión, que falta le hace. Vaya usté a saber.