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Javier Gurruchaga
Soy una bomba, quién lo iba a decir. Soy prácticamente el cerebro de la dichosa furgoneta del 11-M. Algunos medios de comunicación se hacían eco de que las famosas cintas de la furgoneta eran las cintas del Grupo Mondragón, del Grupo de Cooperativas de Mondragón, a toda página. Pero no, ahora me llegan informaciones de que las cintas son de la Orquesta Mondragón. Pero ¿cómo? Y encima había más cintas: estaban el Dúo Dinámico, Pavarotti y otra de los clásicos del rock&roll. ¡Oh! ¡No puede ser!..
Más en las cartas al director de El País
Ignacio Escolar | Mayo 9, 2006 09:28 AM
A mí me sale como enlace de pago en el diarío del tipo que dice que, hace tiempo, decidieron apostrar por Internet. ¿Otra vez el superpoder Escolar de transmutación de enlaces de "El País"?
No sé si El País debería publicar cartas chistosas sobre el 11 M. Por mucho que sea evidente la obscenidad de lo que está haciendo El inMundo, creo que el resto de la prensa (seria) debería abstenerse en este asunto.
Para los que no pueden ver la carta, pego el texto completo:
Soy una bomba, quién lo iba a decir. Soy prácticamente el cerebro de la dichosa furgoneta del 11-M. Algunos medios de comunicación se hacían eco de que las famosas cintas de la furgoneta eran las cintas del Grupo Mondragón, del Grupo de Cooperativas de Mondragón, a toda página. Pero no, ahora me llegan informaciones de que las cintas son de la Orquesta Mondragón. Pero ¿cómo? Y encima había más cintas: estaban el Dúo Dinámico, Pavarotti y otra de los clásicos del rock&roll. ¡Oh! ¡No puede ser!..
En nuestros conciertos a lo largo de estos 30 años, siempre hemos tenido como bandera el espíritu lennoniano y dylaniano de darle una oportunidad a la paz y hemos denunciado la hipocresía con canciones como Blowin' in the wind y tantas otras. Hurgando en los corazones de todos nosotros, con problemas o argumentos tratados la mayoría de las veces con humor, con la ironía que más nos toca a todos. Somos corazones de neón.
La Orquesta Mondragón como gran guiñol que es y que seguirá siendo por los tiempos, ha querido denunciar la mentira, venga de donde venga, exigiendo a los políticos de los medios de comunicación -que muchas de las veces tergiversan, truecan, confunden a la sociedad creando una sombra de duda permanente sobre todo y en todos con un "todo vale"- rectificaciones o meas culpas de sus actuaciones muchas veces muy arbitrarias. Un mal periodismo, eso sí que es una bomba de relojería terrorífica.
Me dicen que no, que era un coche robado. Eso me relaja un poco, pero sólo un poco. De todas maneras creo que los terroristas no sé si entendieron el castellano, pero si lo entendieron lo interpretaron bastante al revés. No sé qué influencia puede tener el Huevo de Colón en todo esto, ni Los tres cerditos, ni Bésame tonta, ni Johnny cogió su fusil. Ésta es la última canción que hemos grabado, y denuncia con letras mayúsculas el horror de las guerras, de las violencias, de todas las violencias en el mundo. Está inspirada en la maravillosa película de Dalton Trumbo del mismo título. Es una canción pacifista, a favor de la vida, en homenaje a todas las víctimas, en especial a las víctimas del 11-M.
Una lectura superficial de estas noticias, de las "graciosas" cintas, hace que se tergiverse y se malinterprete todo y todo vaya al mismo saco. Buena ocasión ésta para recordar que en el itinerario de Mondragón - y esto especialmente a esos que son periodistas amarillos intrépidos y funcionarios mediocres de la política- hemos cantado siempre no a la guerra, por la paz, contra todo tipo de violencias. El evento más reciente fue en Ciudad de México, en un concierto contra la violencia de género y los crímenes de Ciudad Juárez, pero sin por ello perder una sonrisa.
Al paso que vamos todo lo que suene a vasco será sospechoso. Quiero pensar que no. Por esa regla, mediocremente detectivesco-chapucera, podemos llegar a conclusiones grotescas, ridículas, guiñolescas, como que la Orquesta Mondragón colocó a Zapatero en el poder estando en la ciudad mexicana de Mondragón cantando una canción homenaje a los hermanos Marx como es Es la guerra, después de haber escuchado a Joe Mondragón, contrabajista americano de jazz, y comiéndose una bomba de crema en una pastelería de Guadalajara, México, mientras leíamos las aventuras y desventuras de algunos que quieren cambiar la historia de este país sin haber leído antes ni a Gogol, ni Pinocho ni la vida secreta de Adolf Hitler. ¿No es todo esto un poco ridículo? Por favor, señores, sentemos de una vez la cabeza. "Vamos a contar mentiras tralará, vamos a contar mentiras tralará, vamos a contar mentiras..." Que De la Calva y Arcusa, mi Dúo Dinámico favorito (con sus 15 años tiene mi amor), Bin Laden y yo estemos en el mismo saco, a eso ¡no hay derecho! Esto sí que es una noticia bomba. Ah, y no a la guerra.
P. D.: Siempre en mis conciertos canto y cantaré, en la memoria de las víctimas del 11-M, el Imagine de mi adorado John Winston Lennon.
"No sé si El País debería publicar cartas chistosas sobre el 11 M."
Felipe, creo que sería bueno para todos aprender a captar la amargura que se esconde tras cierta ironía antes de sacar conclusiones erróneas.
Pues yo no veo que la carta sea "chistosa". Más bien me parece amarga y triste. Pero es que la amargura y la tristeza hay más formas de expresarla que con palabras amargas o tristes...
Por cierto, yo sí puedo leer el enlace. Igual lo han abierto hace poco.
Saludos.
Está un poco descolocado, me parece a mí... no se sabe muy bien si está defendiéndose a sí mismo, si defiende a las víctimas o qué... que yo sepa nadie ha dicho que haya sido la Orquesta Mondragón. Podía haber pensado más la carta antes de mandarla.
Un saludo
Olé sus huevos :D Las cosas bien dichas, como debe ser ^^
Lo pego de un diario.
Obediencia debida
Finalmente presentó su dimisión el delegado del Gobierno en Madrid. A lo largo del día la situación se volvía cada vez más insostenible para él, no sólo porque desde el Partido Popular se pedía su dimisión, sino porque era un clamor que debía dejar el cargo tras una sentencia que condenaba a tres subordinados por haber cumplido órdenes que emanaban del despacho de Constantino Méndez.
Algo no encajaba en la sentencia del caso Bono, así que se comprendía que los tres policías condenados por detención ilegal, falsedad en documento público y coacciones anunciaran que iban a recurrir de forma inmediata la sentencia que les obligaría a ingresar en prisión.
Algo no encajaba porque en ese caso fue evidente, muy evidente, que hubo gestos políticos absolutamente intolerables y, sin embargo, los únicos que habían salido mal parados fueron los que ejecutaron las órdenes de sus superiores. Es decir, que estábamos ante un monumental caso de obediencia debida, en la que habían pagado precisamente los obedientes, no los que actuaron de forma irresponsable y delictiva.
En aquella manifestación se tomaron decisiones que nunca debieron haberse tomado. Por ejemplo, que la AVT politizara una convocatoria de forma nunca vista hasta entonces, lo que no ha producido ningún beneficio a la imagen de la asociación, que ha perdido muchos puntos desde que la preside Alcaraz, con un ego superlativo; segundo, el PP no debió implicarse tanto en la organización de aquella manifestación, porque, si es verdad que sumó a miles de sus militantes, impidió en cambio que asistieran cantidad de personas a las que les hubiera gustado expresar su apoyo a las víctimas y, sin embargo, no lo hicieron por la politización de la convocatoria.
Bono acudió de buena fe, pocos dudan de ello, no era la primera vez que expresaba públicamente su apoyo a las víctimas, pero cometió el error de no avisar a los organizadores y, por tanto, no tuvo más protección que la de sus escoltas, que se vieron desbordados por una muchedumbre que le vociferaba. Que le vociferaba precisamente porque la manifestación estaba muy politizada y a muchos de los asistentes les molestó la presencia del ministro de Defensa.
Y a partir de ahí todo fue un disparate. Que Bono dijera que le habían agredido físicamente, que el delegado de Gobierno en Madrid diera órdenes de detener cuanto antes a los supuestos agresores del ministro, que algún comisario procediera a detener a dos militantes del PP sin más prueba que una fotografía... más las declaraciones exageradas hasta el punto de ser mendaces, la falsificación de los documentos en los que se recogían las declaraciones de los testigos y la presión a determinados policías para que procedieran a la detención de los militantes del PP y los condujeran a comisaría.
Los que se negaron a cumplir las órdenes fueron sancionados en su momento. Y los que las ejecutaron acaban de ser condenados.
Retiro lo de "chistosa". Únicamente había leído el párrafo que nos ofrece Escolar.