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Juan Carlos Escudier
Los Estados Unidos han accedido a pagar la mitad de lo que costará descontaminar Palomares, la pedanía almeriense donde hace 40 años se les cayeron tres bombas atómicas tan potentes que obligaron a Fraga a tirar de Meyba y chapotear para el NO-DO. Siendo de por sí noticiosa la generosidad de nuestros aliados, lo más sorprendente es que, año tras año, un ente llamado Consejo de Seguridad Nuclear ha venido certificando que aquello es una patena y que los elementos radiactivos de la zona no han afectado ni a las personas, ni a la vegetación ni a los productos agrícolas. Lo más que se ha llegado a decir es que en los tomates y pimientos hay plutonio, sí, pero que si se lavan salen unas ensaladas magníficas y sin riesgo.
Tuvo que venir un alcalde del PP y anunciar que, según es costumbre en el litoral, se disponía a levantar unos centenares de viviendas de nada, para que al Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (CIEMAT) le entraran las prisas por expropiar las 10 hectáreas donde impactaron dos de las bombas. La explicación que se ha dado es que algunas muestras de caracoles habían salido más radiactivas de lo normal, lo que sugiere una posible contaminación del subsuelo. En otras palabras, que habiendo cosas que es mejor no remover y siendo una de ellas el plutonio, los chalés adosados no convenían al paisaje salvo que sus inquilinos llevaran trajes NBQ hasta en el retrete [...]
Después de tantos controles, de tantos análisis de hortalizas y hasta de caracoles suena extraño que se nos diga ahora que se ignora cuán contaminado está el subsuelo, siendo como fue la gran preocupación de nuestros amigos americanos, que se llevaron casi dos millones de toneladas de tierra en su limpieza inicial tras el accidente. ¿Se mide la radioactividad de los gasterópodos y no la que se encuentra a veinte metros de profundidad?
Ocurre que el silencio ha sido muy rentable para todos, empezando por los habitantes de Palomares. Desde el accidente el pueblo cambió, y no tanto por las indemnizaciones de los americanos, que ni fueron tantas ni tan cuantiosas, sino por la agricultura intensiva, que esa sí que fue un bombazo. El municipio ha sido en estos años una mina de oro y el que más y el que menos se ha puesto las botas exportando lechugas, sandías, tomates o melones, a Alemania y Bélgica principalmente. A la hora de consignar la procedencia, el nombre de Palomares fue sustituido por otro completamente aséptico: Cuevas del Almanzora.
Manuel Rico | Octubre 15, 2006 11:49 PM
¿Sigue vivo el señor Paco "el de la bomba"? Porque si es afirmativo, a lo mejor Fraga tenía razón cuando se bañaba a doscientas mil millas del lugar...
Paco el de la bomba murió hace uno o dos años. Hay testimonios verídicos de que brillaba en la oscuridad.
Hay testimonios verídicos de que brillaba en la oscuridad.
¡Anda ya! :)
Hay testimonios verídicos de que brillaba en la oscuridad.
¡Anda ya! :)
Publicado por: La Pitufina (Yo Claudio Schiffer dixit) a las Octubre 16, 2006 01:15 AM
Que si que si, y con ácido borico se le quitaba, según el mundo.
Lástima que hayamos descubierto tan tarde este fantástico producto.
Pues, como se enteren de esto en Bélgica y en Alemania, el daño que puede hacer a las exportaciones de verduras en toda Almería puede ser enorme.
Pues salen unas lechugas el triple de grandes que brillan en la oscuridad.
Y dale con que brillan en la oscuridad.
Nada de eso sucede en el lado visible del espectro*, y lo que no se ve (o no sale por la tele), no existe. Dispérsense y sigan consumiendo.
*Que se lo digan al gato Americio, negro con luz visible pero brillante (literalmente) en el resto del espectro.
Durante todos estos años, a los habitantes de Palomares les han hecho reconocimientos médicos periódicos y siempre les han dicho que no había ningún problema, pero nunca han podido acceder a los resultados de estos reconocimientos.
El otro día escuché en la Ser que Carlos Mendo tb se bañó n Palomares con Fraga.
NADIE se bañó en Palomares, Patri. Se bañaron en una playa de Huelva, me parece.
Lo cierto es que, si el señor Paco el de la Bomba ha durado tanto, lo mismo les pasaba como a algunos supervivientes de Hiroshima que trabajaban en la Telefónica: quemaduras tuvieron, pero, nadie sabe por qué, ninguno de los cinco desarrolló cáncer ni tumoraciones como otros supervivientes.
esa tierra que dice que se llevaron los americanos, las malas lenguas dicen que la tiraron al mar.
si no pasan mas cosas es porque no pasan.