La abogada del diablo

Señores, tengo muy poco tiempo, de modo que les ruego que sus preguntas sean concretas y pertinentes.

Sí. ¿De qué medio es usted?.... Me lo imaginaba. Pero voy a contestar a su pregunta con toda claridad: en primer lugar le diré que no existe causa jurídica para este proceso: mi cliente no ha cometido ningún delito previamente tipificado, y sin eso, en derecho no existe responsabilidad. Pero es que además, los hechos que se pretenden juzgar no son competencia de los tribunales españoles, y esto ha sido reconocido por prestigiosos juristas de este país y de todo el mundo.

Pues sí, al señor González, expresidente del gobierno español, sí le considero un prestigioso jurista. Y sus declaraciones públicas en favor de mi cliente creo que han sido bien elocuentes. No existe base jurídica para encausar a un Jefe de Estado por supuestos ocurridos durante el ejercicio de sus funciones.
Mire, eso pregúnteselo a Don Felipe González, que estoy segura que sabrá explicárselo. Yo me limito a representar al General Pinochet.

Es que ustedes están confundidos acerca de la personalidad de mi cliente. Es fácil pintarle como un desalmado que llevó a su país a un baño de sangre. Pero lo cierto es que mi defendido no tuvo ninguna responsabilidad en el golpe de Estado del 11 de septiembre. Todo lo contrario. Hasta 48 horas antes del golpe, y eso está documentado en numerosos testimonios, el general Pinochet, que había sido puesto al frente del ejército por el propio Salvador Allende, estuvo intentando parar la intervención militar, que ya había sido decidida por la Junta de Jefes del Estado Mayor ante la situación caótica que vivía el país. Y sólo en el último momento, y con la intención de evitar males mayores al dividir al ejército, se prestó, contra su verdadera voluntad, a asumir la dirección del golpe.
Usted lo llama cambio de chaqueta porque es un cretino marxista. Yo lo llamo un ejercicio de responsabilidad.

(Suena un móvil. La abogada lo coge)

Discúlpenme. Ahora no puedo atenderte, estoy en una rueda de prensa. Te llamo en diez minutos. Perdón, estoy esperando una llamada importante...

Mire, no tengo tiempo para discutir tonterías, pero le voy a decir algo: todos los dirigentes políticos, ¡todos!, de todos los países, ¡de todos!, estarán siempre de acuerdo en una cosa: no se puede gobernar un país sin salirse a veces por la tangente. Y eso lo hemos visto en todas partes: en Chile, como en cualquier otro lugar. Y España no es una excepción. Y me parece un ejercicio de cinismo insoportable la actitud de ese señor Garzón, que colaboró públicamente con el gobierno que estaba librando en ese momento una guerra sucia contra el terrorismo, y que además la estaba ganando.

Y que la hubiera, tal vez, ganado, sin la intromisión de todas esas personas que bajo un supuesto manto democrático no hacen otra cosa que proteger a los criminales.

Sí, criminales. Hablemos claro. ¿Qué habría pasado si las supuestas víctimas de Chile hubieran tomado el poder, que es lo que realmente pretendían, y lo que impidió el ejército el 11 de septiembre?

(Suena otra vez el móvil. Comprueba el número y no contesta)

Sí, ¿qué hubiera pasado si los terroristas se hubieran hecho con el poder en Chile? Pues yo se lo diré: no habrían desaparecido tres mil personas, que tampoco son tres mil, porque esas cifras hay que revisarlas, como anécdota le diré que mi bufete ha localizado a más de un supuesto desaparecido viviendo tan ricamente en el extranjero acogido al asilo político, con otra mujer y otros hijos... Por decirlo a la española, más que desaparecer, se fue a comprar tabaco...

Pero bromas aparte, nadie sabe los que hubieran desaparecido, quizá cincuenta mil. O un millón como en Camboya.. ¿Por qué no?

Lo fácil es hacer leña del árbol caído. Meterse con un pobre anciano, enfermo y agotado. Eso es lo fácil. Como esa compañía de teatro que ahora representa un alegato contra mi cliente, totalmente ridículo y demagógico. Tejas Verdes creo que se llama el engendro.

Que por cierto, desde un punto de vista legal pudiera ser considerado como un plagio, porque toda la obra está sacada de Internet. El autor es un sinvergüenza que no se ha tomado la molestia de escribir nada original, se ha limitado a copiar cositas de aquí y de allá, testimonios dispersos y sin ningún valor, con el fin de pergeñar un libelo lamentable contra la memoria de este ilustre soldado, al que no le llega ni a la altura del tobillo.

Pero qué daño hacen esos intelectualillos socavando las instituciones con sus críticas mordaces, con su mirada esterilizante... Son eternos pesimistas que sueñan con un mundo absurdo que no les pertenecerá jamás. Esos llamados artistas de la izquierda presentan sistemáticamente a los grandes hombres que han defendido la civilización occidental como tiranos oprobiosos, inmorales, burdos, ignorantes. De creerles, Pinochet, Videla, Margaret Thatcher, Hassan Segundo, el propio Felipe González, serían gentuza sin escrúpulos, sólo interesada en su lucro personal, y capaces de los crímenes más abyectos: secuestros, torturas, asesinatos. Pero la realidad es bien distinta.

Las Torres Gemelas de Nueva York, por ejemplo. Otro once de septiembre que, por una ironía de la historia, le ha dado la vuelta a la tortilla, y ahora sí, resulta que estamos en guerra contra el terrorismo. Antes, quienes combatieron el terrorismo internacional, hipotecando sus destinos, eran "violadores de los derechos humanos y enemigos de la democracia". Pero ahora, los terroristas han puesto de rodillas a todo un sistema y en una hora, en el atentado de las Torres Gemelas, ha habido más desaparecidos que los que se les imputan a los gobiernos militares de Chile, Argentina y Uruguay juntos durante toda una década.

¿Cómo ha reaccionado el país garante de las libertades y derechos civiles de nuestra civilización occidental? Aniquilando su sagrado andamiaje de libertades públicas, estableciendo tribunales militares secretos, creando centros de detención en lugares inhóspitos e inasequibles: "Guantánamo". Además, el FBI se ha llegado a plantear la institucionalización de la tortura para "casos especiales", apremio físico y sueros de la verdad. Hoy, según la Ley Patriótica de los Estados Unidos, un acusado de terrorismo en Norteamérica puede ser detenido, torturado, enjuiciado y ejecutado en secreto sin presunción de inocencia, sin derecho a apelar y sin necesidad de establecer su culpabilidad más allá de una duda razonable...con el noventa por ciento de aprobación del pueblo americano, según las encuestas. Eso, en los Estados Unidos de América en el 2003. ¿Y en Chile, en 1973, qué?

Yo quiero leerles, si me lo permiten, un párrafo revelador escrito por mi cliente, y publicado, por si ustedes quieren comprobarlo, en su ensayo filosófico titulado "Política, politiquería y demagogia", editado en Santiago de Chile, en 1983.

Y dice así: "La naturaleza nos enseña que es necesario un orden y una jerarquía básicos. Los planetas observan un orden invariable, el que permite una perfecta funcionalidad de toda la estructura cósmica, que es obra divina. En otras palabras, es el Creador quien nos pone enfrente de una realidad de equilibrio, orden y autoridad. Es bello sólo lo que tiene relación con una armonía, que origina funciones limitadas.” Repito: es bello solo lo que tiene relación con una armonía, que origina funciones limitadas. “Y esas funciones se llaman jerarquías."

Esa es la verdadera voz de mi cliente, al que ustedes tildan de asesino. Un hombre que reflexiona, y que pide a cada uno responsabilidad en sus funciones. ¿La ejercen ustedes en su profesión? ¿De verdad? Cuanto me alegro.

Este monólogo que simula una hipotética rueda de prensa de la abogada de Augusto Pinochet durante los años que estuvo bajo arresto domiciliario en Londres está escrito por Fermín Cabal y forma parte de Tejas Verdes, una obra de teatro sobre los desaparecidos de la dictadura de Pinochet. Acudí hace un año a la representación de la obra dirigida por Eugenio Amaya e interpretada por María Luisa Borruel y quedé impresionado. Si tenéis la oportunidad de ver la obra o leer el texto completo, no la desaprovechéis.

Gracias, Eugenio

Ignacio Escolar | Diciembre 11, 2006 08:11 PM