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Por Antonio Orejudo
CapÃtulo 3: Nuestros protagonistas
Bueno, pues en este contexto es en el que viven nuestros protagonistas. Uno de ellos es Velázquez, el primer Fumador Pasivo de Chipiona que llegó a catedrático de Perspectiva del Futuro. El otro es JoaquÃn, el portero de mi casa, un Famélica Legión, un Paria de la Tierra, que se pasaba el dÃa limpiando el elevador sentado en su silla de ruedas termonuclear, subvencionada por la Junta de AndalucÃa. El tercer protagonista soy yo.
Velázquez y yo éramos chipioneros por los cuatro costados; chipioneros y devotos de la Virgen de Monroe, patrona del Fumador Pasivo. Velázquez y yo fuimos sus costaleros durante mucho tiempo; hemos salido muchas veces por la tele, entrevistados en el Programa de la Televisión. A mà nunca me gustó estudiar; pero él, en cuanto podÃa se metÃa en su casa a hincar los codos y se sacó el tÃtulo de catedrático por correspondencia, lo que molestó a más de uno en el Ejecutivo. Luego se marchó a ampliar sus estudios. Yo me quedé en Chipiona trabajando de repartidor de tomates a domicilio. Toda mi familia es de allà y ya sabes cómo es la gente en los pueblos. Mi madre insistió tanto en que me comprara algo, aunque sólo fuera para aparentar delante de las vecinas, que acabé por pedir una hipoteca vitalicia a los basureros, que ya por entonces cortaban el bacalao, y me compré una nave espacial con alforjas sintéticas que me vinieron de perillas para el reparto de tomate por la VÃa Láctea.
Un buen dÃa, Velázquez se cansó de ser catedrático de Perspectiva del Futuro.
—Voy a abrir un bar mixto aquÃ, en Chipiona —me dijo un dÃa mientras jugábamos al ajedrez. Él con las fichas blancas y yo con las fichas negras.
A mÃ, si quieres que te diga la verdad, un bar mixto en Chipiona me parecÃa una locura; la última vez que alguien habÃa intentado, en pro de la reconciliación, poner en marcha un proyecto mixto, habÃa tenido que desistir a causa de las peloteras que se armaban.
—Y si tenemos suerte —le dije comiéndole un peón—, y no hay otra guerra civil, el mismo dÃa que abras, vienen los menores y se lo cargan.
Pero si algo he aprendido en esta vida es que uno no puede vivir pensando en los menores; asà que como yo estaba harto de repartir tomates, me encomendé a Nuestra Señora de Monroe, y haciendo oÃdos sordos a las advertencias de mi familia, me asocié con Velázquez.
Compramos la vieja nave de un conocido polÃgono industrial, hicimos una pequeña reforma (tan pequeña, que al final seguÃa teniendo más aspecto de nave que de bar) y como todos los socios pensaban que estábamos mal de la cabeza, decidimos llamarla LA NAVE DE LOS LOCOS. Y un trece de abril la inauguramos, Velázquez al frente de la Zona de Fumadores, yo a cargo de la No-fumadores y una imagen metafÃsica de Nuestra Señora de Monroe bajo los grifos de la cerveza.
A la inauguración acudió el todo Chipiona; y resultó que su aspecto de nave sin acondicionar, precisamente nuestra mayor preocupación, fue lo que más agradó al socio medio. La tosca decoración le daba al local un aire de autenticidad que no tenÃan otros bares de esta célebre localidad de la costa gaditana. Los Fumadores estuvieron en su área y los No-fumadores en la suya; no hubo conato de guerra civil ni nada por el estilo, todo lo contrario. No-fumadores de toda la vida como JoaquÃn, el portero de mi casa, se convirtieron por unos instantes en Fumadores Pasivos sólo para saludar a algún familiar o amigo con quien habÃan roto vÃnculos de todo tipo años atrás.
Ya estábamos a punto de cerrar cuando a última hora entraron los menores silvestres y, como siempre, se liaron a palos con todos y con todo; destruyeron las barras, rompieron todas las botellas, socavaron el suelo, derribaron los tabiques e hicieron pedazos la imagen metafÃsica de la Virgen de Monroe. Se les habÃan acabado las gambas.
CapÃtulo 4. El trueque
Nos quedamos sin icono, sin local y sin dinero, porque los seguros no cubren los daños de menores a terceros; el menor está protegido contra los abusos de la ley, no tiene responsabilidad penal. Cuando nos destruyeron el bar, yo ya me veÃa repartiendo tomates otra vez. En esto que un dÃa nos dice Anzarda, un amigo nuestro de allÃ, de Chipiona.
—Mira —nos dice—, yo os hago la obra y os dejo LA NAVE mejor de lo que estaba si vosotros os comprometéis a satisfacer cuanto licor yo demande en ayunas, amén de los bocadillos de media mañana, y tercios en adición, durante, no sé, un año entero.
Anzarda era un albañil muy conocido y le llamaban de todas las universidades para que diera charlas sobre mezcla y engrudos. Como no tenÃamos nada que perder, aceptamos.
Y asà fue como comenzó todo. Un Fumador amigo de Anzarda, nos propuso instalar el sistema de fontanerÃa a cambio de pipermint gratuito al caer la tarde durante seis meses. Al dÃa siguiente, Abelardo Collar se ofreció para hacernos una instalación eléctrica trifásica de contador trucado a trueque de que nosotros le sirviéramos todos los dÃas del año natural en curso, a la una, su vermú y su tapita de boquerón en vinagre. Un No-fumador, que era decorador de interiores, se encargó de la atmósfera, y nosotros nos comprometimos a servirle venga de cafés cortados con leche templadita. Unas Fumadoras Ocasionales del Elche se convirtieron en pintoras y le dieron un repaso a la fachada por una serie de vodka con limón. Se corrió la voz y todos los dÃas aparecÃa el amigo de un amigo de un conocido de una persona que habÃamos visto en cierta ocasión dispuesto a cambiar su trabajo por aperitivos o combinados. Le señalábamos la tarea, le calculábamos el número de consumiciones que le ofrecÃamos a cambio, e inmediatamente se ponÃa a trabajar. Unos picaban paredes, otros extendÃan cemento, y otros alineaban ladrillos. A las doce todos abandonábamos las tareas y Velázquez repartÃa bocadillos de jamón serrano y tercios de Mahou. En total debÃamos de ser quince o veinte. En un mes remozamos el local y lo dejamos mucho mejor de lo que estaba.
Reinauguramos La Nave y poco a poco el negocio fue dando sus frutos. Pero para mà lo más importante no fue el dinero que empezábamos a ganar, sino el grupo de personas que nació alrededor del bar y la camaraderÃa que nos unió y que se prolongó más allá de las obras. Cuando los trabajos de La Nave terminaron, continuamos intercambiando nuestros oficios y habilidades de un modo natural.
Y aquà deberÃa de haber terminado la historia de no haber sido por la aparición de cierto periodista, que vino a tomar un refresco y que al enterarse de nuestra relación nos hizo preguntas que contestamos en broma. Con aquellas respuestas compuso un reportaje exagerado. La Nave, escribió, es una cooperativa alternativa que se basa en la economÃa del trueque y que se guÃa por dos principios: no producir basura y exigir la Tasa Tobin sobre las rentas de capital.
El reportaje atrajo a Fumadores y No-fumadores que abrenunciaban al capitalismo, y que estaban deseosos de abrazar doctrinas económicas alternativas. En muy poco tiempo La Nave se convirtió en una conocida e influyente Organización de Buenas Intenciones, cuyos miembros podÃamos vivir sin gastarnos un centavo, a base solamente de intercambiar habilidades y bienes. Dos años después La Nave era ya un colectivo supragaláctico perfectamente organizado, que llegó incluso a ser nominado para el Óscar a la Bondad.
(Continuará)
Ignacio Escolar | Diciembre 6, 2006 03:13 AM
No tiene mérito ser prime. No hay competencia.
Esto es inaudito. Las angulas a 820€ el kilo. Zapatero nos lleva a la ruina.
No te creas tu... que algunos aficionados al blog de nacho somos como nos describio el juez ese que entrevistaron en hazteunasrisas, ya sabes, el tipico friki informatico que se dedica a no dormir intentando vomitar mierda sobre algun troll
aysssss
aver si me empiezo a medicar el insomnio que esto de estar aquà als 5 de la madrugada con esto vacio no tiene que ser bueno... ya lo dicen en haztepis
Este me ha gustado más que el anterior; va creciendo...
Asà me gusta Don Javier, que sea puntual.
(Modo pezón off)
Que bueno, leñe.
(Modo pezón on)
Francamente malo, el texto. Infantil y carente de interés. Y dice Nacho que es "una de las novelas cortas más divertidas que he leÃdo en los últimos tiempos". Una de dos, o ha leÃdo poco últimamente, o no coincidimos en el significado de la palabra 'divertido'.
Qué fortuna que se haya dejado de publicar.
Muy bueno el relato.
Ya tengo la comezón de saber como acaba la cosa ;-)
Lo de Antonio Orejudo es un seudónimo?
No he leÃdo los relatos. Sólo me he fijado en el nombre, de ahà que haga esta pregunta. No espero ningún tipo de contestación, pues probablemente no vuelva a leer estos comentarios, o lo haga desde otra perspectiva que me brinde la vida.
podÃamos vivir sin gastarnos un centavo, a base solamente de intercambiar habilidades y bienes
1huy¡¡¡¡¡ si nos diera por hacer eso.............
Yo todavÃa no se si el relato me gusta o no me gusta. Pero entretiene.
Pfffffff, flojete, flojete, podrÃa salir en El Jueves y no desentonar ni poco ni nada.