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Primera entrega
Segunda entrega
Por Antonio Orejudo
Capítulo 5:Problemas
Al principio, cantantes, políticos y actores nos apoyaron con entusiasmo; recomendaban en público usar las cosas más allá de su obsolescencia y exigir facturas claras a los basureros. Velázquez tenía diariamente cinco o seis entrevistas. Una noche, como se aburría de decir siempre lo mismo, propuso a todos los socios de cualesquiera clubes un juego muy divertido: no pagar el préstamo a los basureros. Que ese mes nadie abonara intereses ni cuota de amortización. Lo dijo en broma, pero la gente es imbécil, y hace lo que le dice el Programa. Al día siguiente nadie pagó el préstamo y se produjo un gran apagón. El planeta se detuvo y estuvimos a punto de irnos a tomar por culo. Ahí empezó a torcerse la cosa.
Nosotros sin embargo no nos dimos cuenta. Nos reíamos y nos reíamos de nuestra influencia. Y debía de ser mucha, porque los basureros en vez de combatirnos decidieron unirse a nosotros. Después del apagón nos comunicaron muy humildemente que estaban interesados en patrocinar nuestro movimiento altruista y generoso. Dijimos que no. Bueno, pues fue decir que no y los mismos actores que nos habían apoyado siempre empezaron a cambiar su actitud. Interrumpían sus interpretaciones en las películas para mirar fijamente a la cámara y en un primer plano muy efectista decir:
-Queridos Fumadores y No-fumadores: quisiera contribuir con los últimos minutos de esta película a la erradicación de las tres plagas que ponen en peligro la convivencia pacífica. Me refiero al narcotráfico, al fundamentalismo islámico y a la pornografía infantil de esa minoría de violentos que cuestionan la Democracia. Por favor, piensa en los negritos del África Tropical y en la pobre Tercera Edad sin asilo que pasa tanto frío. Si un país no ahorra para cuando sea Tercera Edad y no pueda moverse y se lo haga todo encima, se paralizará y te paralizará a ti y a tu club. Y os moriréis. U os matarán sin que podamos hacer nada por impedirlo. Asóciate a Gesto por la Responsabilidad. Ahorra con los basureros y compra cómodamente desde tu domicilio como comprabas antes tus cosas nuevecitas para tu familia y tus marcianos. ¡Ah, y no te olvides de cambiar periódicamente de automóvil para atraer al sexo opuesto o a tu propio sexo en caso de seas homosexual!
Después de nuestra negativa a ser patrocinados por los basureros, Velázquez recibió un correo donde le expresaban su simpatía y solidaridad. Estaban con él, venían a decirle, pero le recordaban que el primer paso para curarse de su terrorismo internacional consistía en reconocer que estaba enfermo y en pedir ayuda a un teléfono gratuito. Velázquez les contestó públicamente que él no estaba enfermo. En el Debate Televisivo ellos le echaron en cara su escasa solidaridad y le recordaron que había muchos socios de clubes del tercer mundo que se morían de hambre; le advirtieron que la riqueza debía ser repartida más justamente, que había que producir un poquito más de basura y que no iban a renunciar a ninguna medida que combatiera su terrorismo internacional, su fundamentalismo islámico y su narcotráfico. Ah, y de la Tasa Tobin para gravar las rentas del capital, nanai de la China. En una palabra: que lo iban a pescar como no cambiara el rollo.
Y así fue. Un día se le llevó el coche la grúa, y cuando quiso recogerlo, los gendarmes le condujeron a un despacho. Velázquez nunca nos dijo dónde estaba el lugar ni quién era la persona con quien se había entrevistado; sólo nos comentó que le habían mostrado su inquietud por el creciente éxito de La Nave, y le dejaron entrever su interés porque la clausuráramos ora por traspaso ora por defunción. La entrevista se había desarrollado con la máxima cordialidad, lo que no había impedido que le dejaran bien clara su posición: o nos disolvíamos o nos disolvían ellos. Velázquez dijo que lo pensaría. Y lo pensamos. Y decidimos seguir haciendo vida normal y, por supuesto, no cerrar La Nave.
Durante el año siguiente no sucedió nada, pero una noche salimos por ahí, a tomar unas tapas. Estábamos en un bar, nos pusimos al lado de la célebre Tuna de Derecho de una conocida universidad española y pedimos una ración de boquerones en vinagre, que a Velázquez le gustaban mucho. Velázquez se metió uno en la boca. Al masticarlo debió de notar algo raro, siempre me lo digo, pero debió de pensar que era el resto prácticamente deshecho de una raspa, de modo que masticó y tragó. Había mordido el anzuelo. Literalmente.
Era un anzuelo unido al sedal metafísico de una caña de pescar hidráulica, que los falsos tunos habían instalado con una cruel añagaza. Recuerdo sus caras de satisfacción cuando Velázquez empezó con las arcadas. En cuanto el anzuelo mordió la pared de su estómago, el sedal se tensó y lo izaron como una trucha, al son de laúdes y bandurrias. El pobre Velázquez pateaba en el aire e intentaba sin éxito asir el sedal metafísico. Lo mantuvieron elevado, vivo, hasta que las vísceras se le desprendieron y le salieron por la boca. Cayó al suelo, muerto y sin tripas, ya digo, como una trucha limpia y fresca. Murió entre espasmos, igualito que un pez pescado.
Capítulo 6: Resentimiento
La gente de la calle no salió a la calle. Hoy día los socios sólo salen a la calle por cinco motivos justificados: la procesión del Corpus, la peregrinación al Santuario del Rocío, la celebración de una victoria épica por la mínima, la protesta por la suspensión de un encierro o la frontal oposición al adelanto de la hora de cierre de un local nocturno. Pero nadie salió a la calle cuando pescaron a Velázquez y cerramos La Nave. Los basureros se quedaron con nuestro local y los socios dejamos de vernos. Yo volví al reparto de tomates. Me sentía desamparado y sólo confiaba en una estampa muy gastada de la Virgen de Monroe que siempre llevo en la cartera y que me da luz y me protege del Tabaco. Aunque tenía deseos de revancha, no sabía de quién vengarme.
Llamé varias veces a las oficinas centrales de los basureros y pedí que me pusieran con el jefe. Hablé con muchos jefes, y todos se interesaron amablemente por el asunto. El carácter se me agrió y me fui haciendo más y más rencoroso y resentido. Una noche me emborraché y golpeé a un tuno hasta la muerte. Un día laborable, de vuelta a casa tras una dura jornada de reparto, al girar una esquina perdí el conocimiento y cuando desperté me encontraba en un pisito modesto de protección oficial, sito en un lugar que no supe localizar. No te puedes imaginar quién estaba frente a mí. ¡Velázquez, dirás! Frío. ¡El jefe de los basureros, dirás! Frío. ¡Unos menores silvestres, dirás! Frío. ¡Un integrante de La Nave, dirás! No. La visión de la persona con la que me encontré en aquel apartamento y lo que allí me dijo constituyen una de las experiencias más extraordinarias que he tenido en mi vida; aún hoy estoy dudando si aquello fue verdad y si lo que entonces oí y casi vi fue una imaginación, una alucinación producto del suero que me inocularon o simplemente una mentira. Sé que no lo vas a creer, que pensarás que todo esto es un cuento de ciencia ficción, pero me da igual. Delante de mí estaba Joaquín, el portero de mi casa, el Famélica Legión, el Paria de la Tierra que me limpiaba el elevador todas las mañanas sentado en su silla termonuclear subvencionada por la Junta. Cuando recuperé la conciencia, o creí haberla recuperado, lo vi de espaldas a mí, mirando por la ventana.
—¿Dónde estoy? —pregunté.
—En una ciudad dormitorio —respondiome. Y a continuación añadiome:
—Hijo mío, conózcote desde que eras asín, y sé de ti cosas que ignoran tus propios padres, asín que permíteme que te hable como a un hijo. No quiero que te suceda lo mismo que a Velázquez. Entiendo perfectamente los motivos que tuvisteis para organizar aquella maravillosa empresa del trueque, y entiendo los motivos y el resentimiento que te empuja hoy a vengar la muerte de vuestro amigo, pero debes saber que él fue el único culpable de su brutal asesinato. Hablé con Velázquez como hoy hablo contigo y le hice ver que era una locura combatir en solitario. No sois los únicos descontentos ni los únicos agraviados ni los únicos dispuestos a terminar con el sistema; somos muchos los que trabajamos desde el anonimato y los que aunamos nuestros esfuerzos para acabar con la injusticia del poder establecido. En nuestra Federación encontrarás diferentes ideologías, pero todos compartimos nuestro odio por el mundo en que vivimos. Estamos, en una palabra, resentidos. Te propongo, como le propuse a Velázquez en su momento, que vengas a conocernos. Velázquez se negó y lo pescaron, no caigas en el mismo error.
Continuará
Ignacio Escolar | Diciembre 7, 2006 03:27 AM
Orr topi
Las tarjetas de UNICEF ponen en riesgo la vida de los no nacidos (lo último de HazteOir)
Nunca bajamos la guardia y menos en Navidad.
#4. Publicado por provisional - Diciembre 7, 2006 03:28 PM.
De estos ya me espero cualquier cosa
#5. Publicado por Von Fede - Diciembre 7, 2006 03:43 PM.
jajaja... me lo has quitado del teclado.
La cosa se pone interesante...
Pues yo estoy de acuerdo con Hazteoir.org, por una vez. Las tarjetas de Unicef sirven para arriesgar la vida de los no nacidos.
De hecho cualquier tarjeta de navidad arriesga la vida de los no nacidos.
Mientras estás escribiéndola, no te da tiempo a follar. ¡Quién sabe cuándos bebés nacerían si la gente no hiciera cartas de navidad! ¡maldita navidad!
Leñe, que agradable e inesperada sorpresa...Que Don Javier nos ofrezca la novelita, claro. Los de HasteOir ya montaron una igual el año pasado con nulo éxito. Afortunadamente.
¿La abstinencia que ellos proponen no pone en riesgo la vida de los no nacidos o como está la cosa? No sé, porque si me abstengo y no follo impido que nazca una nueva vida: Es lo mismo que follar con preservativo, pero sin follar. Un aburrimiento, vamos. Lo que son ellos.
Creo que le estáis haciendo una publicidad a HazteOir que no se merecen.
Coño que no se la merecen... A pulso, se la han ganado.
He intentado rastrear información para llegar hasta el porqué de "Don Javier"; lo he intentado sin preguntar, pero ala, ya estoy harto, y lo pregunto: ¿de dónde viene eso de Don Javier?. Por lo menos alguna pista
Na, un troll que se confundía entre el nombre de Ignacio y el de Javier, el personal empezó a chotearse del gilipollas, la cosa creció... Y ahora es como el mote del dueño del blog.
Suerte tuvo que el troll no le llamó Bonifacio, o algo peor.
#13. Publicado por CO2
Todo viene de una pataleta de unos fanáticos católicos más carcas que Ratzinger y encima creacionistas.
Jaja. ¡Qué metedura de pata!. Gracias por la información.
Los picores de Losantos en el tomate, ya es personaje del corazón ;)
http://www.youtube.com/watch?v=PVbWvDIZw1M
El capítulo 5 es un poco más flojo que los anteriores.
Joaquín tiene algo del O´Brien de 1984.
Voyme a leer los dos últimos :)