Elástico.net | La Petite Claudine | Beguemot | Biblioteca | Wiki | Foros |
Primera entrega
Segunda entrega
Tercera entrega
Por Antonio Orejudo
Capítulo 7: La Federación
Ni que decir tiene que asistí. Las reuniones de la Federación se celebraban en una sala a la que se accedía por los vestuarios del estadio Sánchez Pizjuán. La Federación estaba compuesta por veinte o veinticinco individuos variopintos. Había defensores de los valores familiares, organizaciones antiabortistas (de ésas que luchan por suprimir las Ciencias Naturales de las escuelas y por explicar el origen del hombre a partir del Génesis), asociaciones pro armas de fuego que estaban contra los impuestos y eran partidarias de ir siempre fuertemente armados y de retornar a las prácticas violentas; hermandades enemigas del gobierno central y de los grupos feministas, homosexuales y ecologistas, todos los cuales, a su vez, también formaban parte de la federación. Había grupos de la derecha cristiana; había, por supuesto, menores silvestres, nacionalistas vascos, integristas islámicos y unos chicos muy raros que se llamaban jáqueres y que tenían una peculiar manera de pensar. Se decían amantes de la paz y de la piratería cibernética; pero en realidad eran especialistas en colarse dentro de los archivos del Ejecutivo sin dejar huellas y en llamar por teléfono sin pagar. Su ideología era bastante simple: la información es pública y la línea telefónica es de todos. Eran tipos muy inteligentes. Desconfiaban de la autoridad y se rebelaban sistemáticamente contra los controles del Ejecutivo: eran unos especimenes muy raros, que defendían todas las libertades individuales: la libertad religiosa, la libertad sexual, la libertad para abortar, la libertad para consumir drogas, la libertad de expresión, pero también la libertad para poseer armas nucleares personalizadas, portátiles, compatibles y altamente destructivas. No conocían otra vida social ni otro universo que no fuera el cibernético y consideraban subnormal a quien no supiera de computadoras.
Todos ellos sentían una veneración religiosa por la figura de Joaquín, que presidía aquellas reuniones muy solemnemente. ¿Que de qué se hablaba allí? De operaciones militares, de sabotajes, trampas, muertes, robos, chantajes y putadas. Cada uno explicaba las que había ideado a lo largo de la semana; éstas eran minuciosamente discutidas, clasificadas en tres categorías según el daño que producían a la convivencia pacífica. A continuación se trasladaban a una comisión técnica, que las elaboraba detalladamente y las presupuestaba. Una vez clasificada la acción, ésta se atribuía a uno de los grupos federados, siguiendo para ello un estricto orden. Cada miembro colectivo de la federación tenía derecho a reivindicar acciones de una u otra categoría según los dólares de su aportación mensual. Y si esto te causa admiración e incredulidad, ¿qué pensarás cuando te diga lo que realmente me maravilló? ¿Qué dirás cuando sepas que entre los miembros de aquella Federación había también un miembro del Ejecutivo y dos gendarmes, que asesoraban ocasionalmente en cuestiones técnicas, y a quienes les eran ofrecidas las acciones por si querían comprarlas? El Ejecutivo tenía una opción de compra preferente; podían impedir cualquier acción abonando la cantidad en la que se hubiera tasado. El Ejecutivo controlaba de este modo la crispación social y el miedo, y la Federación se beneficiaba con unos ingresos extra. En ocasiones se necesitan periodos de tranquilidad: cuando se reúne la familia olímpica, pongo por caso, o cuando se casa la familia real. Pero otras veces se necesita que todos los socios, Fumadores y No-fumadores, imaginen cómo sería el mundo sin la gendarmería y sin el abuso de la ley. Para eso se permite alguna que otra matanza sangrienta.
—Si queréis —decían luego por la tele— abolimos la policía y los ejércitos; allá vosotros.
Las detenciones y desarticulaciones eran preparadas con la misma minuciosidad que las acciones y, como ellas, también se discutían y se negociaban. Los primeros en caer, o en ser desarticulados, eran siempre los grupúsculos que iban por libre, como Velázquez. Ni a la Federación le interesaba que cuestionaran su poder ni a la gendarmería que hubiera acciones descontroladas. Tampoco faltaban las decisiones implacables contra los afiliados que no pagaban su cuota mensual a la Federación. Los morosos de siempre.
Capítulo 8: El sueño
Para mí todo esto fue un chasco de cojones. No por nada, sino porque eso me impedía elegir ser malo pudiendo ser bueno, que era lo que yo quería. Así se lo dije a Joaquín cuando me secuestró de nuevo un domingo por la tarde para saber mi parecer.
—Mira, Joaquín —le dije—, cuando pescaron a Velázquez creí haber vislumbrado la verdad de las cosas sólo porque los que hasta entonces había creído buenos (los miembros del Ejecutivo) eran malos; y los malos (los resentidos de la Tierra), buenos. Fue doloroso, pero me sobrepuse y quise hacerme criminal, que para mí hoy por hoy es la única actitud moral. La idea de la Federación me ha seducido, lo reconozco, pero vuestra manera de trabajar me ha decepcionado. Mucho más duro que rechazar los valores que me han enseñado mis padres de pequeñito, más desgarrador que abrazar las ideas contrarias a Derecho ha sido descubrir que no hay posibilidad de elegir entre el derecho y el revés. Hacerse criminal no es nada más que jugar una segunda partida de ajedrez con las piezas negras después de haberlo hecho con las blancas.
Esto no lo entendió Joaquín y me dio una hostia. Yo se lo expliqué más clarito:
—Parece que has cambiado de mundo, pero en realidad no has cambiado de juego, respetas las mismas reglas, sigues en el mismo tablero y tienes piezas que se mueven de modo semejante; sólo ha variado el color y la estrategia; lo que antes era blanco ahora es negro, una simple cuestión de matiz. Conocer la Federación ha sido para mí como un sueño monstruoso que se me repite desde que me secuestraste por primera vez.
Joaquín me ordenó que le contara el sueño.
—El sueño es que voy a jugar al ajedrez contigo, Joaquín, cuando descubro con horror que todas las piezas son del mismo color. Te lo advierto; pero tú me regañas y me dices que no sea tan delicado, que así es el ajedrez profesional; que lo de distinguir entre piezas blancas y negras está muy bien para aprender y para que se entretengan los aficionados e incluso para que practiquen alevines, pero que el ajedrez de alta competición es otra cosa, una pesadilla que casi nadie conoce salvo los propios jugadores. En los periódicos..., protesto yo. En los periódicos nada, me cortas tú; el Ejecutivo censura las partidas, hace creer al socio que uno juega con blancas y otro con negras; pero en la alta competición todas las piezas han de ser del mismo color, vete acostumbrando. En el sueño este descubrimiento me resulta brutal y tengo la sensación de estar sufriendo un desengaño después del cual nunca más volveré a ser el mismo. Deja ya de lloriquear y mueve, me exiges con una severidad que jamás te hubieras atrevido a emplear conmigo en la vigilia. Te recuerdo que hay clubes modestos y clubes más poderosos, que tú es un simple socio del Chipiona C.F., un Paria de la Tierra, y te afeo tu conducta; pero tú me abofeteas. ¡Mueve!, me gritas. Las diez primeras jugadas son fáciles y consigo no perder de vista mis fichas, pero cuando éstas empiezan a mezclarse en el tablero, para mí resulta imposible saber cuál es de quién. Tú en cambio juegas con desenvoltura usando todas las piezas incluso las que yo ya he movido, pero no digo nada porque no quiero que pienses que soy un blando o que me asusta el ajedrez profesional. No quiero tampoco que me vuelvas a abofetear. Lógicamente, me das jaque mate en quince jugadas y celebras la victoria con tus amigotes por las calles de Chipiona de un modo desmesurado y un tanto humillante para mí, impropio en todo caso de un gran maestro. Esto es lo que sueño. Entre el Ejecutivo y tú, Joaquín, falso Famélica Legión, Fementido Paria de la Tierra que limpiabas torcidamente mi elevador todas las mañanas, habéis conseguido eliminar la elección del color.
A Joaquín no le gustaron mis palabras, hizo un gesto con las cejas, y el Ejecutivo me encerró no sé si en cárcel o en un manicomio. Y aquí estoy, contándotelo todo.
Espero que te haya gustado.
Aquí todavía no es mañana, pero como en Roma sí lo es y uno es mu bien mandao, hala, aquí tienen.
Pero qué cabrón, tú. Ni el que le da a publicar el post tiene el primer puesto asegurado...
hay algo que no me cuadra... los comentarios son de hace una hora y el post de dentro de hora y media... creo que matrix vuelve a tener fallos. tendré que resetearla. no os mováis y no os daréis cuenta.
Ah, pues va a ser que Nacho lo puso con temporizador y yo he ido directamente y le he dado al pezó... digo al botón.
(Lo que podrían hacer en el blog del pepino con esta confesión).
Al principio es divertida, pero al final resulta inquietante.
Un relato estupendo, divertido e... inquietante.
Leído en el blog de Arcadi Espada:
"La verdad es que no había leído ningún libro de Pío Moa. Sus artículos me bastaban para mirarlo con recelo, aunque me estaba hartando de esperar a que por fin alguien autorizado lo pusiera de una vez en su sitio en vez de estar soportando cómo él les llevaba la contraria a todos, y con éxito al parecer. Leí el libro de Espinosa contra Moa, pero me resultó muy decepcionante, con un estilo y método muy anticuado, muy de tipo comunista, y por eso esperaba el anunciado libro de Reig Tapia. Ya se venía anunciando desde hacía más de un año, Ian Gibson hablaba de él como de algo demoledor y definitivo, y, la verdad, tenía buena pinta: prólogo de Paul Preston y contribución indirecta de Ángel Viñas, Enrique Moradiellos, que he leído y me parecen estimables. Otros no los he leído, pero también daban buena impresión. Así que lo compré sin darle más vueltas. Lo he leído, y… ¡qué decepción! Retórica y más retórica, insultos, manía de titulitis, un montón de vaciedades. Moa no es que salga vivo de la crítica de Reig Tapia, es que sale hecho un brazo de mar. Personalmente, voy a tener que leer alguno de sus libros, pero al margen de eso tengo que expresar mi cabreo por esta impresión de impotencia que nos dan los historiadores progresistas.
Leed esto, es importante!
http://lasombradeaznar.blogspot.com/2006/12/power-point-que-circula-por-la-red.html
Divertido e inquietante, ciertamente. Lo de que te eliminen la posibilidad de elegir color da mucho que pensar.
Buscaré más cosas de este autor.
Gracias, Antonio y Nacho, por compartir esta obra con nosotros.
[PEDAZO de OFF topic]
Miraros este video, por allá el minuto 2:15 o algo así XDDDDDD
A ver que os parece, yo me descojonao XD
En primer lugar, decir que me ha parecido una mininovela estupenda, inteligente, inspirada y descarada. La he leido del tirón.
Y en particular, me hace mucha gracia la ubicación en Chipiona. Los que hayais estado allí no me negareis que le da el punto final de surrealismo.
Un saludo.
Pues me ha molado esto de La Nave. Una pena que se acabe tan pronto.
¿Es esto el principio de la sección literaria de Escolar.net? Falta hace, con tanto político mediocre y chanchullo barato que es la política española actual.
Tartamundo, un placer, pero yo solamente soy tocayo del autor y en ausencia de Nacho le he dado al botón de publicar. En realidad, como saben bien en Red liberal, yo tengo un cortijo, soy de Córdoba, monto a caballo y soy el bobo de Harvard XDDD.
¿Habéis visto la última novedad literaria?
Se veía venir.
LOL XD ¿habrá habido alguno que de verdad se creyese que lo que decía iba en serio? je je.
algunos le seguían el juego, pero yo creo que sabían que era coña (como tantos otros, como los que posteaban en barrapunto haciendose pasar por mujeres y que conseguían que les hiciesen las prácticas de su carrera y demás sin tener ni idea.
Por cierto, muy buena la historia. Me ha gustado tanto que me ha sorprendido que terminase tan pronto.
Será el estilo de "Historias de la Cripta" y tantas otras: Todo condensadito, para no cansar.
qué ha pasado con el blog? ha desaparecido escribo desde el cache de google.
Esto es lo más cerca que se llega a la última entrada...
Nonono, la portada ya tira. Un poco lenta, pero ya va.