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Juan Carlos Escudier
Si Zaplana y Rubalcaba fueran dos personajes de novela negra se llamarían Eddy y Freddy. Alto, apuesto y eternamente bronceado, Eddy es narcisista y ambicioso; Freddy es barbado, calvo y bajito, flota como el aceite y tiene una inteligencia poco común que siempre ha puesto en almoneda. No les une el amor ni el espanto que diría Borges pero, al margen de sus controversias públicas, se llevan bastante bien en privado, adoran al mismo equipo de fútbol y han descubierto a la vez que los cementerios están llenos de personas tan imprescindibles como ellos.
De no ser por ese arte que tiene el PP para cerrar sus crisis por el artículo 33, podría decirse que la situación de Eduardo Zaplana es insostenible. No se recuerda caso semejante en el que un portavoz parlamentario pierda la confianza del líder del partido, sea desautorizado, acusado de deslealtad y permanezca en su puesto como si nada hubiera sucedido. Pues bien, esto es lo que ha ocurrido con Zaplana, a cuenta de sus manejos para la renovación de los órganos de Gobierno de la Caja de Ahorros del Mediterráneo.
(...) Lo de Alfredo Pérez Rubalcaba al frente de Interior tiene tintes menos dramáticos pero un mismo denominador común: la pérdida de confianza. (...) De su gestión del atentado, hay cosas que no han gustado nada, sobre todo que su grupo periodístico favorito, Prisa, con el que tiene una relación difícilmente explicable, haya salvado sus muebles y haya mandado los de Zapatero a la hoguera de San Juan. ¿Acaso el ministro del Interior no es el responsable de que la información sobre ETA sea correcta? ¿No es él quien tendría que haber evitado que el presidente del Gobierno hiciera el ridículo?
Ignacio Escolar | Febrero 1, 2007 06:17 PM
También pudiera ser que, Rubalcaba, sea elemento incombustible del aparato. Osea, manda más marinero que patrón
Yo imaginaba que si el Ministerio del Interior tenía algún deber de prevención con respecto al atentado de Barajas era la de prevenir el atentado y evitar que se produjeran las muertes que se produjeron.
Sin embargo, este hijo de puta de Escudier, considera que el significado más grave, la peor consecuencia, el drama irreparable que dejó ese salvaje atentado es ¡Que Zaparero hizo el ridículo!
La muerte de dos chavales a manos de un grupo de fascistas no sería algo lo suficientemente importante como para que el ministro del interior se preocupase de evitar. Al menos no tan importante como evitar que Zapo haga el ridículo.
Debería saber este idiota, perfactamente hijo de puta que el señor Zapatero no es que haga siempre el ridículo, es que es ridículo.
vaya: el artículo va sobre Rubalcaba y Zaplana, no sobre el atentado de Barajas...
http://lasombradeaznar.blogspot.com/2007/02/reflexin-ahora-dilogo-ms-que-nunca-para.html
La equidistancia mensual.
No estoy interesado en los aspectos recreativos del vino si no en su ingeniería.
Sublime.
Por cierto, Escudier no nos debía algo del GAL y Piyei en el inmundo?
Bueno, ha habido precedentes. Abot y Costello, Laurel y Hardy, Pasieguito y Puchades, Ortega y Gasset, Pili y Mili, los hermanos Tonetti, y ahora estos dos comics.
Lo que ocurre es que hay algo que no encaja. ¿Por qué sale al escenario tan bronceado el que suele ir con la cara pintada de blanco y zapatos de tacón? Yo creo que está más en su sitio Rubalcaba, porque cada día se parece más a Carpanta.
Para, para, que estos dos no son tontos. Estos dos colegas han inventado al bronceado, que es de derechas, aunque le joda es una especie de Protasio aunque sin michelines, y al depauperado Carpanta, que es de izquierdas, aunque le han quitado el sombrero y algún otro aditamento. Ya están definidos, ya.
Qué jodidos, lo que saben.
Yo creo que en el PPaparat se tienen todos cogidos los unos a los otros de los cojones (Espe incluida) y que por eso la cosa se mantiene en este precario equilibrio.
Como se produzca algún temblor de tierra, eso puede acabar como el fin de Reservoir Dogs.