Lunes, 19 de noviembre de 2007
En relación con la información aparecida en ese diario el pasado jueves 23 de octubre, con el título genérico “El tinglado de la SGAE”, y en el que se vierten acusaciones e informaciones totalmente inexactas, le ruego traslade a sus lectores las siguientes consideraciones:
Primero, las obligaciones que han de cumplir las entidades de gestión, entre ellas la SGAE, y las amplias facultades de supervisión y control del Ministerio de Cultura sobre sus actividades tienen reconocimiento legal expreso desde la Ley 22/1987, de 11 de noviembre, de Propiedad Intelectual. Por lo tanto es absolutamente falso que nuestras cuentas permanezcan en la penumbra.
Segundo, el reparto de los ingresos a nuestros socios se efectúa de acuerdo con las normas de reparto aprobadas por sus órganos rectores, y obedecen al principio de que la remuneración a los socios sea paralela al uso que se hace de sus obras, siguiendo el clásico principio del derecho de autor, según el cual, el autor sigue la suerte de su obra. La mejor comprobación de la confianza de los autores en la gestión de los derechos que la SGAE realiza se deriva, como es fácil de comprobar, del número de nuestro asociados, y de la fidelidad de los mismos, que han hecho que la SGAE sea una institución con 107 años de vida y una de las entidades de derechos más importantes y prestigiadas del mundo. Distribuimos de acuerdo con nuestras normas estatutarias aprobadas por el Ministerio de Cultura.
¿Por qué no se menciona jamás la intensa labor de ayuda que realiza la Fundación Autor con los creadores que se hallan en una situación precaria?¿Por qué no se airean nuestras numerosas aportaciones en el área de la Cultura? ¿Qué pacto silencioso existe? Sólo a la ignorancia o la mala fe se pueden achacar tales olvidos.
La SGAE, en observancia de los fines que la Ley de Propiedad Intelectual le ha encomendado y que se extienden a las labores de asistencia, formación y promoción de sus socios, es libre para adoptar cuantas decisiones considere adecuadas para el cumplimiento de los mismos. La creación de formulas organizativas más eficaces y funcionales están enmarcadas siempre en la estructura legal de la SGAE como entidad de gestión y en la Fundacion Autor como responsable de las tareas antes descritas. Los beneficios de explotación de los recurosos propios de la SGAE revierten siempre y totalmente en la propia entidad, que los incorpora como nuevos recursos para el cumplimiento de sus fines.
Por último, recordar una vez más que la Socidad General de Autores y Editores no cobra impuestos. Recauda los salarios de los creadores y los reparte entre los que con su esfuerzo y su trabajo ayudan a sostener el nivel cultural de nuestro país. Toda la gestión económica de la SGAE esta sometida, junto a la aprobación del Ministerio de Cultura, a una auditoria externa y a la certificación de la misma incluida en las Memorias de Gestión de la SGAE, plenamente accesible al público. No hay madeja que desentrañar, no hay opacidad, todo es agua clara.
Le ruego que para un conocimiento más exacto de sus lectores, procedan a la publicación de la misma.
Santiago Moncada, Ex consejero de la SGAE y presidente de la Fundación Autor, Luis García Berlanga, consejero de honor de la SGAE, Jaime Salom, consejero de honor de la SGAE, y Pablo Herrero, ex consejero de la SGAE.
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