A casi todos nos hubiera gustado que pidiesen perdón, que entregasen ya mismo las armas, que admitiesen su error, que anunciasen su disolución y que demostrasen que, esta vez, es para siempre. A pesar de estos peros, el 20 de octubre de 2011 pasará a la historia como el día en el que la democracia derrotó a ETA. No hay marcha atrás posible: matar es fácil, pero ETA no era sólo una banda de asesinos (que también). Lo que diferenciaba a los terroristas es que había una parte de la sociedad vasca que justificaba sus crímenes. Por eso no hay vuelta atrás: porque su propia gente ya no lo toleraría. Porque la propia ETA y su mundo, los que les apoyaban, por fin han asumido que su sangrienta “lucha armada” ha sido un absoluto fracaso.
ETA ha sido completamente derrotada, por mucho que vistan su rendición de otra cosa, por mucho que haya quien no quiera reconocer, por electoralismo egoísta, este exitoso final para la democracia. Han matado durante más de cuarenta años porque querían Navarra y el País Vasco francés en un Euskadi socialista e independiente y se han rendido sin conseguir ni uno solo de sus objetivos. Sin lograr nada de nada, sólo toneladas de dolor inútil.
Desde hoy, el problema es otro: cómo superar el horror de esos 829 asesinados, cómo lograr la convivencia entre los que cada día miraban los bajos de su coche y aquellos que justificaban el terror. No hay que olvidar: no hay que permitir que se borre la memoria de las víctimas. Pero no hay mejor noticia que la certeza, o casi, de que Jean-Serge Nérin, ese gendarme francés asesinado en marzo de 2010, fue el último inocente muerto.
El blog personal del director de elDiario.es, Ignacio Escolar. Está activo desde el año 2003.
Puedes contactar con Ignacio Escolar y la redacción de elDiario.es mandándonos de forma confidencial información o documentación al correo electrónico: pistas@eldiario.es
Protegeremos tu identidad en todo el proceso si así lo deseas.
0