El síndrome de la clase turista

Hay algo más indignante que el resultado de esa votación en el Europarlamento sobre los irrenunciables vuelos en primera: las explicaciones de algunos de nuestros representantes para justificar o corregir lo que votaron. El PSOE ahora se abstiene: dicen que están a favor de volar en turista y que se equivocaron al votar. El eurodiputado de UPyD también se abstiene, y defiende que no se ahorra porque en business se pueden cambiar horarios (falso: también hay tarifas flexibles en turista). Soraya explica que el PP se opuso porque la moción era de unos “comunistas nórdicos” (¡buh!). Y, en general, la reacción de estos partidos está siendo como la de unos niños sorprendidos tras cargase un jarrón caro: silbar, mientras ponen cara de no haber roto nunca un plato.

Pero no todos los que defendieron este privilegio rectifican. En el coro de nuestros eurodiputados destaca un solista, uno que no se arrepiente y volvería a hacerlo: Alejo Vidal-Quadras, vicepresidente del Parlamento Europeo. “Volar hasta 300 veces al año requiere unas condiciones físicas adecuadas intrínsecas a nuestro trabajo. No se trata del lujo, el placer o el capricho sino que responde a una necesidad objetiva (...) Está en consonancia con la ética de un político”, asegura.

Cuatro preguntas al hilo. Una. ¿Cómo lo hace Vidal-Quadras para volar 300 veces al año? ¿Duerme todos los días en casa, está pluriempleado de sobrecargo o es que va demasiadas noches a la tertulia de Intereconomía? Dos. Si viajar en business es “una necesidad objetiva”, ¿qué opina Vidal-Quadras de aquellos que cogen el metro en hora punta cada día? Tres: ¿En qué consiste exactamente la “austeridad” de la que habla el PP? Y cuatro. ¿A alguien le sorprende que los políticos se consoliden en el CIS como uno de los mayores problemas de los españoles?

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P.D. Me preocupan más los sueldos de los banqueros que los de los políticos. Quiero que los eurodiputados estén bien pagados (de hecho, lo están). Pero volar en un asiento más ancho y con unos cacahuetes no es una necesidad, es un lujo innecesario.