Zaplana, paranormal

Eduardo “sexto sentido” Zaplana tiene una corazonada sobre el 11M. El portavoz popular en el Congreso no cuenta con “ningún dato para avalar” lo que sólo es “una intuición”: “Yo no digo que haya una mano negra, pero se han producido una serie de hechos, una serie de circunstancias, que no han sido normales”.

Reconstruyamos los acontecimientos. Después de culpar a ETA, a los masones y al servicio secreto francés, las últimas conspiranoias de la derecha de las mentes prodigiosas apuntan a los GAL. Como lo oyen. La teoría que nadie se atreve a decir y todos insinúan es que desde la policía, en los rincones en los que aún, ¡ocho años después!, manda Rafael Vera, supieron de los planes del atentado. En lugar de evitar la matanza de Atocha, se sentaron a esperar los cadáveres para después culpar a Aznar y ganar las elecciones. El mismo comando terrorista-policial se ocupó también de intoxicar al Gobierno para que pareciese que las bombas eran cosa de ETA y dejar así en evidencia al pobre Acebes, engañado por los mismos hombres que le preparaban un bonito regalo fin de fiesta a Aznar: la detención de la cúpula de ETA en la jornada de reflexión.

¿Las pruebas? Están clarísimas: uno de los implicados en los atentados, Rafá Zhueir, militaba también como confidente de la Guardia Civil e informaba a la Unidad Central Operativa que manda el coronel Félix Hernando, implicado en el tráfico de maletines de los GAL. A partir de este dato, todo es sumar dos más dos y calcular algún logaritmo neperiano del señor X para que las cuentas cuadren. Está clarísimo: en algún lugar de la galaxia, Felipe González, Jesús de Polanco y Javier Sardá descorchan hoy una botella de champán y se fuman un buen puro a la salud de 192 muertos. Me encanta que los planes salgan bien.

La tesis sostenida por El Mundo está reforzada en la edición de hoy con nuevos datos científicos, el informe del grafopsicólogo Tomás Marín: “Zhueir es una persona con muestras alternativas de decisiones, lo que nos lleva a pensar que tiene fácil contacto con los demás. Quiere mostrarse claro, más sincero de lo que realmente es. El marroquí no se caracteriza por ser una persona de ideas definidas. Más bien podemos hablar de confusión de ideas. Se encuentra deprimido y angustiado”.

En la edición de mañana, la bruja Lola, Carlos Jesús y Rappel arrojarán algo de luz sobre estas y otras incógnitas.