jun 29
Judith Miller: cómo utilizar el secreto profesional para fabricar una guerra
Íñigo Sáenz de Ugarte
Si existe el infierno para los periodistas, espero que haya un lugar reservado para Judith Miller, periodista de The New York Times. En su zona más caliente.
De momento, al infierno no va a ir, pero la cárcel la tiene más cerca. El Tribunal Supremo de EEUU ha decidido no aceptar el recurso presentado por Miller y otro periodista de la revista Time, Matthew Cooper, contra la decisión de un juez de Washington de amenazarles con la prisión por no revelar sus fuentes.
¿Cómo se ha llegado tan lejos?
junio 29th, 2005 a las 10:07
“Chalabi les entregó las exclusivas y Miller le entregó la guerra.
¿18 meses? Pocos me parecen”.
La verdad es que la ironía de la situación es de traca. El NYT defendiendo, obligado por una cuestión de principios y de defensa del modus operandi de la profesión, a una periodista que los cubrió de ignominia.
junio 29th, 2005 a las 10:14
¿Soy el único que no cree que el derecho no revelar las fuentes prime siempre sobre todo lo demás?.
Con un poco de suerte, esto acabará degenerando en el encarcelamiento de la prensa rosa.
junio 29th, 2005 a las 10:39
Eso si que es crucificar a alguien en un artículo, Iñigo se ha lucido.
A mi tambien me parecen pocos, y lo de la prensa rosa… Alex, tu has pensado en el caos que se puede montar como desaparezca la prensa rosa?
Se nos monta una mani de marujas cabreadas todos los sabados, huelgas los miercoles y reuniones el resto de dias de la semana para comentar las cosas de las que se puedan enterar. Se iba a paralizar el pais!
Un saludo,
junio 29th, 2005 a las 10:59
Lo malo (o, pensándolo mejor, lo bueno) del tema es que no hay que demostrar el mismo discernimiento y la misma catadura moral que la tal Miller. Es decir, ha demostrado ser, en el mejor de los casos, una malííííísima periodista, y, en el peor de ellos, una grandííísima manipuladora, pero hay que convenir que no se puede obligar a ningún periodista a revelar sus fuentes ocultas cuando las informaciones son reales y destapan una injusticia, crimen, manipulación, etc. Si son reales pero no aportan nada, como parece ser el caso, habría que ver si la publicación de la noticia infringe alguna ley.
De todos modos, por lo que he leido en la página de Íñigo, ni siquiera fue ella quien desveló la identidad de la espia, le fue filtrada a otro periodista “cercano al régimen”, por lo que enchironarla por eso sería injusto.
Otra cosa muy diferente es cuando se utilizan fuentes ocultas para difundir falsedades. El periodista debe ser lo suficientemente profesional como para contrastar las informaciones antes de publicarlas. ¿Recuerda alguien a Bernstein y Woodward y a su editor negandose a publicar las informaciones revelada por “Deep Throat” hasta que no estuviese suficientemente contrastadas? Desde el momento que un periodista publica una noticia procedente de una fuente anónima, la hace suya, así como las responsabilidades que se puedan derivar de su autenticidad o falsedad. ¡Cuernos, es su deber comprobar la veracidad de lo que publica! A ver si va a resultar que no es necesario hacer una carrera universitaria para ser periodista y que mi panadero puede serlo, pues no implica ninguna profesionalidad ni responsabilidad…
Debería existir una figura jurídica similar a la del “homicidio involuntario” o a la de “imprudencia temeraria con resultado de muerte” pero aplicada a los periodistas que, dada su propia relevancia o la de los medios en los que escriben, crean estados de opinión que favorecen injusticias e incluso muertes a partir de informaciones falsas y/o poco contrastadas. Y deberían ser perseguidos de oficio por publicar falsedades, sea cual sea la fuente. Pero tampoco es el caso ahora.
Otra cosa que no consigo entender es porque el NYT la mantiene en plantilla, o le permite seguir publicando, cuando ha demostrado o bien ser una inútil o bien una embustera, y creo que ninguna de esas cualidades califican para ser periodista…
Lou.
junio 29th, 2005 a las 12:08
Me vais a perdonar, pero no me aclaro. En el artículo de ayer, de Juan Varala, se dice que Judit Miller investigó el asunto, pero nunca lo publicó. ¿por qué pedirle a ella las penas del infierno? ¿No fué Novak quien destapó el asunto? Y finalmente….¿no era todo verdad?
junio 29th, 2005 a las 12:10
Por cierto, he descubierto este blog hace pocos dias, y ya estoy enganchada. Y acabo de cumplir 48
junio 29th, 2005 a las 12:10
http://www.nndb.com/honors/891/000044759/
A esta piba le dieron un Pulitzer en 2001 por su trabajo de investigacion en Weapons of Mass Destruction.
“Otra cosa que no consigo entender es porque el NYT la mantiene en plantilla”
Yo tampoco.
junio 29th, 2005 a las 18:24
Lia, el infierno se lo merece por todo lo demás que hizo, no por esto, leete el artículo de “Guerra Eterna” y lo entenderás.
Un saludo,
junio 30th, 2005 a las 00:33
Gracias Alemania. Como decía el anuncio…una persona sin informacion, es una persona sin opinión.
Ahora estoy de acuerdo en que se merece el infierno por todo lo demás, pero no la cárcel por un artículo que no escribió.