Seguimos la hoja de ruta: Ibarretxe, estrella del momento, acaba de anunciar que adelanta las elecciones vascas al 17 de abril y exige al Gobierno que permita que Batasuna se presente.
“Es la hora de la palabra. La sociedad vasca tiene que hablar”, dice el Lehendakari, que no se corta un pelo en convertir estos comicios en el referéndum informal de su plan de reforma del estatuto. Ayer, en el Congreso, comenzó la campaña electoral.
José Cervera
Se dice medio en broma de los funcionarios que les pagan para exagerar en la defensa de la industria de su sector. El chiste le viene al pelo a la ministra española de Cultura, al parecer decidida a defender a la industria de su ramo hasta la última gota de nuestra sangre. La suya, querido lector, y la mía.
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Juan Varela
Los sabios ya tienen su informe, según El País, diario oficial a través del que una vez más se filtran las cosas del gobierno.
El País no cuenta que la disensión entre los sabios es fuerte, ni las presiones para cambiar y que todo siga igual, ni la redacción condicionada del informe en algunos despachos de RTVE y las veleidades de algunos, quienes tienen tele y quienes no, quienes hablan de más o quienes callan cuando deben hablar.
Como casi siempre en estas cosas, al final se parió un ratón.
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Nuño: No sé a que viene tanta comedura de tarro. Este plan tiene tanta legalidad como si en mi pueblo votamos convertirnos en un paraíso fiscal o si Cartagena aprueba declarar la guerra a Taiwán. Por otro lado, es repugnante la circunstancia en la que se aprueba: un territorio en el que media clase política vive 24 horas con escolta, donde los presupuestos han estado varios años sin ser aprobados por el parlamento y después de que una banda terrorista haya optado durante años por una estrategia llamada “socialización del sufrimiento” que ha consistido en amedrentar vía tiro en la nuca, amenazas etc. a la parte de sociedad civil que no comulga con las ruedas de molino nacionalistas. Y se plantea así como solución un proyecto con la mitad más uno de los escaños de Vitoria.
Por todo eso no entiendo este debate en plan “a qué huelen las nubes”. El plan era en primer lugar la campaña electoral de 2005. Y, en segundo, la excusa para otros 25 años de rentable victimismo (cupo, vacaciones fiscales ilegales…). Ibarretxe buscará cómo recular (nunca tuvo intención alguna de llevar a cabo el plan; esperaba que se lo tirasen en Vitoria) para asegurarse la poltrona. Hoy mismo convocará elecciones anticipadas. Y ya.
Del creador de Mujer Gorda y el blog de Leticia llega ahora Juan Dámaso, vidente: “Haré esfuerzos para que se cumplan las desgracias que predigo”.
“Deberíamos alegrarnos de que hoy todos estemos de acuerdo con el Estatuto de Guernica“.
“Todo el mundo ha cambiado de opinión en estos 30 años. También el PSOE. No hace falta que lo recuerde. Pues sí, lo recuerdo: la OTAN, por ejemplo.”
Después de casi cinco horas poniendo cara seria, el lehendakari regresa a la tribuna de oradores y tiene cera para todos. Para empezar, que “esto no es un debate”. Y sigue. A Zapatero: me dices que diálogo y después te dedicas a decir “no, nunca, jamás”. A Rajoy: “Ustedes pactaron ya que había que hacer un pleno a todo correr y que después había que decir que no. El lenguaje de la democracia: considerar al proyecto secuelas de la alternativa Kas. Inspiración de ETA. Me dice que solicitamos negociación en rebeldía. Qué falta de respeto, señor Rajoy. Y que por si ustedes hubiera sido, ni siquiera habría un debate.”
Pequeño abucheo y más quejas al estilo bíblico: “Escúchenme, por favor, como yo les he escuchado“.
Fenando Jáuregui
“Yo acepto su buena fe, espero que acepte usted la mía”. Con esta frase Zapatero concluyó su intervención que respondía a la inicial del lehendakari Ibarretxe presentando su plan en una histórica sesión del Congreso de los Diputados. La clave de la intervención, mesurada pero firme, del presidente del gobierno estuvo en la frases finales: “Me opongo a una propuesta que no es de todos ni para todos. Este ‘no’ es un ‘sí’ a una realidad nueva, mas integradora”.
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Divertido el baile que acaba de marcarse Gaspar Llamazares en el Congreso. Su grupo, en Vitoria, votó a favor del plan. Desde Madrid dicen que no. Pero, claro, tanto charlestone es difícil de justificar desde la más mínima coherencia pólítica. Así que recurrimos a las piruetas dialécticas: devolvemos el plan a los vascos para que lo cocinen de nuevo. “No estamos de acuerdo con diferenciar ciudadanía y nacionalidad. Creemos que la situación actual es más posnacional y de cosoberanías, que de soberanías“. Que se lo diga a Madrazo.
Abandona la tribuna ante el silencio de la mayor parte de la cámara. Unos no le perdonan el sí de Vitoria, otros no le toleran el no de Madrid. Y en el Congreso hay pocos diputados de IU como para hacer la ola.
Josu Erkoreta (PNV): “Este tema no es nuevo. Ya entonces (1808) se veía el conflicto”.
Puigcercós también empieza el discurso en euskera y en plan encuentros en la tercera fase: “Los independentistas catalanes saludan al presidente de Euskadi y le presentamos nuestros respetos“. Sólo le ha faltado llamarle Spock.
“Cataluña y Euskadi son una nación en sí mismas. No porque lo diga la Constitución. La Constitución, cualquier constitución, es simplemente un pacto.”
Aprovechando la atención mediática, y que las próximas elecciones pasan por la nueva Constitución de la UE, Puigcercós habla de su libro: del estatut y del modelo europeo.
Termina con un capote a Zapatero: “si hubiese sido por otros, no habríamos tenido hoy este debate“.
Aprovecharé que Durán i Lleida habla del estatuto catalán para hacer un poco de análisis de lo que llevamos visto hasta ahora. De momento no hay sorpresas. Ni Ibarretxe ni Zapatero ni Rajoy se han salido de su guión: la víctima, el poli bueno y el poli malo. Cada uno casi como una caricatura de sí mismos.
Ibarretxe ha aprovechado que sale por todas las teles para presentarse como la doncella ofendida. Ha repetido varias veces el mismo concepto con el que abrió su discurso: “vengo con la mano tendida a negociar” y se ha presentado como el portavoz de todos los vascos (y las vascas). Zapatero se ha sumado a esa ecuación, con un montón de guiños al votante vasco moderado, añadiendo al guiso “al resto de los españoles”: “si vivimos juntos, juntos debemos decidir”. Y Rajoy, enrocado en la legalidad vigente y con lenguaje ampuloso, ha hecho suyo el discurso nacionalista español centrado en la soberanía indisoluble e indiscutible del modelo actual que se justifica a sí mismo. Para que luego le llamen maricomplejines. También ha sido el primero en mencionar la palabra ETA.
Cataluña, bla, bla, las transferencias, el estatut…
Siento no publicar tanto como me gustaría. Pero es que con vosotros no hay manera: tengo el servidor reventado con tanta visita y me da un montón de errores por sobrecarga. (Gracias por vuestra atención).