oct 15
La carretera del apartheid
Iñigo Sáenz de Ugarte
Como casi todos los políticos italianos que han pasado por el Gobierno, Massimo D’Alema tenía una buena relación con Israel. En 1999, cuando D’Alema era primer ministro, tuvo una interesante conversación con Ariel Sharon, un año antes de que el veterano ex general israelí ganara las elecciones a pesar de que muchos pensaban que su futuro político era inexistente. Pero Sharon no se daba por vencido y los hechos posteriores le dieron la razón.
D’Alema contó años después en una de sus visitas a Israel que Sharon había pasado mucho tiempo intentando convencerle de que el sistema de bantustanes, impuesto por el régimen racista de Suráfrica, era el más apropiado para resolver el conflicto entre israelíes y palestinos.
Los bantustanes eran pequeños Estados (o seudoestados) aislados entre sí que las autoridades afrikáner de Pretoria concedieron a algunas tribus y movimientos políticos negros para que se gobernaran. Su misma existencia dependía de la voluntad de los dirigentes surafricanos. La idea era crear unas fronteras falsas que enmascararan la auténtica naturaleza del apartheid.
Sharon continúa hoy en estado de coma conectado a unos tubos que le mantienen con vida en un hospital. Pero sus sucesores han continuado sus planes. Hace unos días, dieron otro pequeño paso adelante. El Ejército ordenó confiscar 110 hectáreas de tierra perteneciente a cuatro pueblos palestinos para la construcción de una carretera que conectará la zona palestina de Jerusalén con Jericó.
La decisión permitirá urbanizar una zona, llamada E-1 en los mapas israelíes, para que en el futuro se construya allí una urbanización de 3.500 pisos y una zona industrial. Sólo para judíos. E-1 no tiene un nombre de resonancias bíblicas ni está cargado de la connotación histórica habitual en la llamada Tierra Santa. Sin embargo, dista de ser un término anodino. De hecho, E-1 es uno de los mayores obstáculos para la formación de un Estado palestino y, en definitiva, para que haya algún día paz entre israelíes y palestinos.
Se trata de la zona que se extiende desde Jerusalén hacia el este hasta el asentamiento judío de Maale Adumim, donde viven 30.000 personas, ya dentro de Cisjordania. Los israelíes pretenden blindar su control de Jerusalén Oriental creando un continuo urbano de cerca de veinte kilómetros. La expansión partiría Cisjordania en dos y convertiría en una quimera cualquier entidad independiente palestina.
octubre 15th, 2007 a las 09:56
Sólo se me ocurre una cosa que decir. Qué hijos de puta.
octubre 15th, 2007 a las 10:25
Lo flipante no es ya los métodos de esta gentuza, lo flipante es la connivencia de occidente con esta gentuza, cuando ante precisamente el régimen más parecido que haya existido, el régimen racista de Sudáfrica, todos se rasgaban las vestiduras.
Y no nos engañemos: la CEE es el principal socio comercial de Israel. Está en nuestras manos presionarles. otra razón para democratizar de una puta vez la CEE, y arrancar su control de las manos liberales de 4 listos con intereses en la zona. Necesitamos una CEE realmente fuerte, democrática y libre de parásitos YA, joder.
octubre 15th, 2007 a las 11:13
interesante y relacionado, Lo que los sionistas aprendieron de los nazis
aquí estoy de acuerdo con andaqueno, hace tiempo que a estos habría que haberles echado de las euroligas y las eurovisiones. Pero en parte culpa la tenemos nosotros, los primeros que presionaron por las sanciones a Sudáfrica fueron las masas obreras de Gran Bretaña convocando manifestaciones en los años 50.
http://www.anc.org.za/ancdocs/history/aam/aamhist.html
octubre 15th, 2007 a las 11:29
“Pero en parte culpa la tenemos nosotros”
Coño, y tanto, y no solo por eso, es que estamos sosteniendo a esa gentuza, Napar, por mi parte el “pero” sobra.
octubre 15th, 2007 a las 12:38
Sí, pero… ¿Cómo era?…
Es el único régimen democrático de la zona.
¡Toma slogan!
octubre 15th, 2007 a las 13:19
5- Los palestinos tienen tanto derecho a decidir sobre quién les gobierna como un negro en un batusan de la Sudáfrica racista. Democracia, dicen, si.