ago 03
Electricidad mental telepática
Lo que sigue a continuación es un ejemplo de que a veces una idea equivocada puede tener buenos resultados.
El registro de un electroencefalograma (EEG, para acortar) consiste en la colocación de varios electrodos en el cuero cabelludo para recoger la actividad eléctrica del cerebro. Mediante la observación de las formas de onda resultantes se pueden llegar a reconocer ciertos patrones; por ejemplo, en un estado de relajación, y con los ojos cerrados, se observan ondas alfa (frecuencia alrededor de los 8 Hz). La observación de la actividad recogida de esta forma puede ser útil a la hora de diagnosticar diversas dolencias, como la epilepsia.
Ayer publicaron en Mind Hacks un artículo que habla acerca de la historia de Hans Berger, considerado como el padre de la electroencefalografía al haber sido el primero en aplicar en humanos los hallazgos de Richard Caton acerca de la actividad eléctrica en los cerebros de conejos y monos. Caton había situado electrodos sobre la superficie de ambos hemisferios, o sobre un hemisferio y en la superficie del cráneo. Encontró que había corrientes que se incrementaban durante el sueño y que presentaban cambios que no tenían que ver con los ritmos cardíacos o respiratorios. Estas corrientes eran variables en presencia de anestesia o anoxia y desaparecían completamente con la muerte del animal. Estos descubrimientos fueron publicados en 1875.
Pasaron años hasta la primera aplicación de esta técnica en humanos. Lo consiguió Berger en 1925 mientras trabajaba en la clínica de psiquiatría y neurología de la Universidad de Jena. ¿Por qué estaba intentando medir estos parámetros en humanos? Resulta que Berger era un gran creyente en los fenómenos psíquicos, principalmente en la telepatía. Creía que había una base física para los procesos mentales y que, precisamente por eso, podían transmitirse entre distintas personas. Comenzó a estudiar algo que llamó energía psíquica en pacientes que habían tenido que someterse a una operación en la cabeza con las precarias técnicas de la época y a los que les faltaba un pedazo de cráneo. Ahí podía Berger acceder directamente a medir sobre el cerebro de sus pacientes. Empezó midiendo la presión: el cerebro recibe tanta sangre del corazón –aproximadamente un 20%– que realmente se pueden ver la pulsaciones, como en los primeros segundos de este vídeo. Posteriormente, comenzó a intentar adquirir una señal eléctrica aplicando los conocimientos que había publicado previamente Caton, hasta que por fin logró adquirir una señal que se parece a lo que hoy en día llamamos EEG.
A veces, las pseudociencias no son completamente inútiles –en el peor de los casos siempre sirven de mal ejemplo. En este caso sirvieron como motivación para que alguien, partiendo de una premisa falsa, aplicase el método científico mientras buscaba corroborar su hipótesis y, de pura chiripa, terminase encontrando algo que aún tiene aplicación hoy en día.
agosto 3rd, 2010 a las 08:58
Espero intrigado el siguiente capítulo. ME TIENE EN ASCUAS¡¡¡¡ 😆
agosto 3rd, 2010 a las 09:18
Interesante. Gracias a este artículo voy a ser un nuevo seguidor de su blog. Salu2.
agosto 3rd, 2010 a las 09:42
Pero es que el tal Berger no hacía pseudociencia, al menos por lo contado por la historia. Creía en una hipótesis y trató de demostrarla mediante el procedimiento científico.
En la época no era tan descabellado pensar que el cerebro podía emitir unas ondas y a la vez fuera capaz de captar las de los demás. Los avances científicos, entre los que están los de este caballero, se han encargado de refutarlo.
agosto 3rd, 2010 a las 09:52
Hola Nacho, buenos días. Permíteme una pregunta por aquí, si no es molestia: Tu padre quizás está ayer y hoy de vacaciones? Verás, es que anoche le dejé un comentario en su último y desafortunado post (en el que intenta con poco disimulo crear animadversión en una parte de la opinión pública contra Mariano Rajoy mediante varias chanzas y preguntas retóricas), y esta mañana veo que mi comentario ha desaparecido, lo han borrado.
Sólo por centrar el tema, en mi comentario le decía estrictamente que yo tenía pensado votar en lo sucesivo a UPyD, pero que gracias a su post he decidido irrevocablemente votar al PP, y me despedía con un lacónico, pero en absoluto ofensivo, “tú sigue así, chaval”. Entonces, y dando por hecho que lo de “estar hecho un chaval” no se pueda considerar insulto, caben dos posibilidades:
a) Tu padre en persona ha borrado miserablemente mi comentario, porque se oponía frontalmente a una supuesta estrategia de causar un daño en el potencial electorado del PP, pese a no infringir ninguna de las normas de comentarios de su diario online.
b) Tu padre está de vacaciones y en este periodo hay una cuadrilla de censores bienintencionados que gestionan los comentarios de su blog, y que con el ánimo de pelotear al jefe y babosear a sus pies, se exceden en su trabajo pisoteando esa libertad de expresión por la que algunos tanto dicen haber luchado y sufrido.
Por eso mi humilde pregunta que con mucho gusto te reitero: Tu padre quizás está ayer y hoy de vacaciones?
Gracias.
agosto 3rd, 2010 a las 09:56
De todos modos, ojo, la pseudociencia y sus hermanastras, la superstición y la religion, son, de forma evidente engranajes fundamentales en el embobamiento de las gentes. No digo que haya una conspiración para embobar, pero si es claro que de un tiempo a esta parte (desde la aparición del homo sapiens, más o menos) brujos, chamanes, sacerdotes, obispos, brujas, reyes, polits burós y todos los que en algún momento han influido en la educación de la gente, incluidos ahora televisiones y prensa, han tendido a difundir estas porquerías frente a la ciencia, o al menos, el espíritu escéptico. Supongo que es más por propia ignorancia o pereza que po maldad, pero ahí está la triste realidad.
Recomiendo la lectura de ” El mundo y sus demonios” de Carl Sagan.
agosto 3rd, 2010 a las 09:58
Mi profesor de física, uno excelente por cierto, nos contó que muchos grandes científicos habían hecho avanzar la ciencia intentando demostrar ideas descabelladas.
Nos contó la historia de Kepler que mejoró técnicas de observación e hizo grandes descubrimientos intentando encajar el sistema solar en poliedros regulares, y estuvo a punto de conseguirlo a pesar de lo absurdo de la idea.
agosto 3rd, 2010 a las 10:02
#3 Inconexo
Totalmente cierto.
Una persona puede creer que una cantidad pequeña de una toxina cura el efecto de esa toxina. Es una hipótesis.
Si esa persona intenta demostrando mediante prueba y error, con pruebas de doble ciego, y todo lo que el método científico supone, estará haciendo Ciencia.
Ahora, si una vez tiene resultados negativos los enmascara, si la experimentación no es rígida y conforme al método científico o directamente no hace, si se dedica a escribir confundiendo o a curar pacientes mediante método placebo, entonces sí es pseudociencia.
agosto 3rd, 2010 a las 10:30
Con el EEG no se ha avanzado mucho más allá de certificar la “muerte clínica”. Sin embargo con la resonancia magnética si se ha logrado alga aproximado a la lectura del pensamiento.
agosto 3rd, 2010 a las 11:13
Nunca conté que durante un tiempo estuve tratando de obtener partituras de gregoriano de una modalidad de EEG avanzado de mi invención aplicada a cruces biológicos de laboratorio entre cobayas con una sensibilidad especial hacia el canto y creativos publicitarios. No lo logré y creo que en parte se debe a que los creativos publicitarios asustaban a las cobayas.
Sin embargo de aquellos intentos obtuve Sachete.
agosto 3rd, 2010 a las 12:29
La mayoría de la ciencia se hace persiguiendo alguna intuición, errónea o no. Luego, a la hora de aplicarla, es cuando perdemos el rumbo: de la energía de los átomos pasamos a la bomba atómica. No podemos evitar nuestra condición de ser el lobos del hombre.
agosto 3rd, 2010 a las 12:39
Este es el post que estaban esperando los peones negros.
Yaverás tú ahora.
agosto 3rd, 2010 a las 22:47
Hace poco hice un curso de BCI – Brain Computer Interface. Fue cuanto menos parecido a la ciencia ficción. Hoy en día se invierten millones en el estudio del cerebro, con resultados que dejan atónitos. En concreto, el ponente venía de la Universidad de Zaragoza. El grupo al que pertenece ha inventado una silla de ruedas que se maneja con el pensamiento. La silla funciona aunque es poco usable y tediosa de manejar. Aún así, está enfocada a pacientes que tienen tetraplejia con lo que, de no moverse, a poder deambular de una forma lenta por ahí, va un mundo. Por otro lado, en una experiencia al final del curso, se utilizó el EEG para adivinar los números que pensaba un voluntario, con un 100% de acierto. Así que, en mi opinión, el estudio de las señales cerebrales augura un futuro increíble, sobretodo en cuestiones médicas. Por ejemplo, una aplicación asombrosa. Un tetrapléjico había instalado estimuladores musculares en su brazo. Posteriormente se leían las señales cerebrales para interpretar la intención del paciente, y éste era capaz (de una forma burda), de activar los estimuladores y ser capaz de beber de un vaso de agua con su propio brazo.
En definitiva, no hay que confundir pseudociencia (telepatía) con el estudio del cerebro. Creo que es de justicia reconocer los avances en este campo, ya que las posibilidades son inmensas.
agosto 3rd, 2010 a las 23:34
Tampoco puede probarse científicamente la teletransportación y en cambio existe para esa máquina de crear llamada imaginación y hay quien defiende que cualquier pensamiento puede convertirse puntualmente en realidad con sólo poner en él la voluntad de que así sea. Ciencia o no, la telepatía como comunicación a distancia a través del sentimiento es constatable y el mundo animal que está mucho más abierto a los sentidos que los humanos da sobradas muestras de ello. Los animales saben leer las señales energéticas del planeta de un modo completamente natural, aunque lo más admirable es que viven en armonía con su entorno y no se vuelven alienados por utilizar el dinero de forma tan indebida que acaben considerando su absoluta supremacía sobre cualquier otro valor, incluída la vida.
agosto 5th, 2010 a las 08:31
Las hipótesis son suposiciones provisionales o intuiciones cuando comienza una investigación o proyecto científico y que acabará confirmándolas o no. Independiente del resultado, lo científico es el procedimiento y, se confirme o no la hipótesis, siempre son buenos ejemplos. Hallazgos científicos “de chiripa” debe haber infinidad ya que existe incluso un vocablo para referirse a ellos, “serendipity” o “serendipia” (aún no admitido por la RAE, pero en uso). Hipótesis confirmadas o refutadas, independientemente de la cientificidad de los presupuestos iniciales, tampoco deben ser pocas.