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Cuando los sintetizadores dominaban la Tierra
1906. Thaddeus Cahill y el Telharmonium (Rex)
El primer sintetizador que tuvo repercusión más allá de las páginas de curiosidades científicas de los periódicos fue un aparato portátil muy particular. Sólo se movió una vez e hizo falta un tren de treinta vagones para transportarlo. El Telharmonium, un monstruo que pesaba 200 toneladas y medía más 18 metros de largo, fue para la música electrónica lo mismo que el Eniac para la informática.
Su creador, el estadounidense, Thaddeus Cahill, lo patentó en 1897. Pero su invento no estuvo listo hasta 1906, el tiempo que tardó en reunir los 200.000 dólares necesarios para construirlo. Estaba formado por 145 dinamos capaces de generar distintas frecuencias sonoras. Se controlaba desde varios teclados de siete octavas, que estaban divididas en 36 notas en lugar de las 12 habituales. El Telharmonium tenía un “do”, un “do” sostenido y otras dos teclas más de por medio, cada una de ellas con otro “do” distinto. Y así, con cada nota. No es de extrañar que hicieran falta dos o tres intérpretes y mucha habilidad para ejecutar las piezas más sencillas. Esta innovadora característica armónica fue la inspiración para los compositores más vanguardistas de principios de siglo, como el italiano Ferruccio Busoni y más tarde Edgard Varèse y Luigi Rusolo.
Thaddeus Cahill también fue precursor en el modelo de explotación comercial de su instrumento musical. Aunque nunca lo supo, inventó el hoy tan popular “streaming” de audio. El Telharmonium, conectado a la red telefónica, amenizaba los restaurantes y salones de postín en Nueva York con música en directo. La señal del sintetizador viajaba a través de las líneas de cobre y luego se amplificaba con unas bocinas similares a las usadas en las gramolas. Cahill se asoció con la New England Electric Music Company y empezó a cobrar a sus abonados por este peculiar hilo musical en el que sonaban piezas clásicas al gusto de la época, como Mozart o Bach.
La transmisión sufría los mismos problemas que ahora: caídas de volumen y pérdida de calidad, así como un “gruñido altamente irritante en los graves”, según afirman testimonios de la época. Pese a ello, el negocio funcionó durante una larga temporada. El monstruo habitó el “Telharmonic Hall”, una planta entera del teatro situado en la esquina de la calle 39 y Broadway, en Nueva York, durante dos décadas.
Tras el primer modelo se construyeron otros dos, mayores y más caros, hasta que la estrella de la radio musical lo mató. Durante los años 20 circuló el falso rumor en la gran manzana de que había sido un hombre de negocios, indignado por las interferencias que producía la señal del Telharmonium en su línea telefónica, el que había acabado con el sintetizador lanzando sus piezas al fondo del río Hudson en un ataque de furia provocado por “esos irritantes graves”. Lo cierto es que, tras una larga temporada en un almacén, fue desguazado en los años cincuenta pese a los intentos de los herederos de Cahill, que falleció en 1934, por encontrar algún mecenas que se hiciese cargo de los huesos del dinosaurio.
No se conserva ninguna grabación del Telharmonium. Una lástima, tal vez los incomprendidos gruñidos de sus bajos hubiesen tenido el mismo éxito que la TB-303 durante la eclosión del “house”. Pero podemos hacernos una idea de su sonido al escuchar los populares órganos Hammond, que aprovecharon años después la tecnología de dinamos desarrollada por Cahill. Como con el gigantesco Eniac, cuya capacidad de cálculo hoy está ampliamente superada por cualquier calculadora de bolsillo, los sucesores del Telharmonium fueron bastante más pequeños.
Copyleft: Ignacio Escolar – Escolar.net
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Por favor, piratea mis ideas.
Si te ha gustado este artículo, no te pierdas la historia del theremin: La interferencia que surgió del frío. Próximo capítulo: el Mellotron.
diciembre 20th, 2004 a las 01:30
Lo que no entiendo es como tocaba a Mozart y Bach con esos teclados, ¿O no eran exactamente teclados?
¿Las notas entre semitonos eran divisiones a partes iguales de sus comas musicales o cómo?
No sé las sonoridades que sacaría pero la verdad es que si Mozart hubiera levantado la cabeza no creo que le hubiese gustado mucho?
Gracias de nuevo Nacho por la serie
saludos
—-
diciembre 20th, 2004 a las 01:36
Otra pregunta, ¿Se puede considerar al Telharmonium un sintetizador?
–
saludos
diciembre 20th, 2004 a las 01:53
Me alegro de que te guste la serie. Con respecto a si se puede considerar un sintetizador, yo diría que sí. Era eléctrico y creaba los sonidos a partir de ondas puras. Aunque hoy distinguimos entre sintetizador y teclado en función de su capacidad de “sintetizar”, de generar, nuevos sonidos. ¿Es el organo Hammond o no un sinte?
Sí, supongo que tocar en el a Bach no sería fácil. Y por lo que me documenté en su momento sobre este tema (este artículo está escrito hace ya más de tres años) creo recordar que eran divisiones puras de tonos. Es decir, entre cada tono había sextos de tono en lugar de semitonos. Un lío 😉
diciembre 20th, 2004 a las 09:58
Dices Nacho:
“…36 notas en lugar de las 12 habituales. El Telharmonium tenía un “do”, un “do” sostenido y otras dos teclas más de por medio, cada una de ellas con otro “do” distinto. Y así, con cada nota. No es de extrañar que hicieran falta dos o tres intérpretes y mucha habilidad para ejecutar las piezas más sencillas. Esta innovadora característica armónica…”
Siendo rigurosos no es una innovación sino una ancestral vuelta atrás. Somos herederos del temperamento y las afinaciones anteriores al mismo eran precisamente de ese calibre.
diciembre 20th, 2004 a las 10:05
“Andrei Volodin (1914-1981) es otro pionero olvidado. Diseñó el primer sintetizador musical analógico, llamado “ekvodin”, en 1932. Volodin participó en conciertos y conferencias en la URSS, colaborando con otros inventores, como Konstantin Kovalski, quien estaba desarrollando nuevas versiones del tereminvox, y Evgueni Murzin (inventor del sintetizador ANS). En esa época usaba los primeros instrumentos, de fabricación casera. El primer instrumento comercial fue construido a mediados de los 50. Después, el Ekvodin recibió medallas de oro en la Feria Mundial de 1958 en Bruselas y en la Exposición de Logros de la Economía Nacional en Moscú. Hacia los años 70, Andrei Volodin estaba dictando clases sobre acústica musical y síntesis sonora en el Conservatorio Estatal de Moscú, continuando la investigación y desarrollos del sintetizador Ekvodin, así como un nuevo instrumento polifónico que no llegó a terminar.”
Desde
http://www.45-rpm.net/zonadistension/Escenas_sovelectron.htm
diciembre 20th, 2004 a las 12:24
Esperanto:
Siendo rigurosos no es una innovación sino una ancestral vuelta atrás. Somos herederos del temperamento y las afinaciones anteriores al mismo eran precisamente de ese calibre.
Por eso decía que a Mozart le parecería un atraso como instrumento musical.
Yo no soy Mozart, obviamente, y también me lo parece, más allá de la innovación eléctroacústica.
diciembre 20th, 2004 a las 13:41
los actuales deberian pesar lo mismo que el que comentas, la de torturas sónicas que nos libraria ese ligero detalle 😉
diciembre 20th, 2004 a las 16:22
Me parece que se estan confundiendo conceptos.
Una cosa es que en la música medieval(hasta el barroco) -y en algunos tipos de músicas étnicas- se afinaran determinados instrumentos por sextos u octavos y hasta dieciseisavos de tono (ordenes) y muy otra las escalas derivadas del Microtonalismo.
Esto de las escalas de 19 y hasta 43 notas es un poco como aquella guitamarra que se inventó Yepes con molecientas cuerdas.
Una vuelta a ninguna parte sin salida.
M.
diciembre 20th, 2004 a las 18:05
Una anotación.
El primer ordenador no fue el norteamericano ENIAC como siempre nos han contado desde el imperio.
En 1940, cuando se libraba la Batalla de Inglaterra en los cielos británicos, los radares fueron decisivos, ya que sirvieron para optimizar al máximo el uso de los cazas (número insuficiente frente a los alemanes).
Lo que no es muy conocido, es que el número de radares era bien escaso. Por cierto, para su construcción necesitaron la colaboración estadounidense.
¿Cómo se las ingeniaron entonces? Resulta que utilizaban un ordenador/máquina de cálculo!!!
ENIAC es posterior a esa máquina u ordenador.
diciembre 20th, 2004 a las 18:18
Maty, tienes razón. Pero yo no digo que el Eniac fuese el primer ordenador del mismo modo en que el Telharmonium tampoco fue el primer sinte 😉
diciembre 20th, 2004 a las 18:39
Perdón por la nota pedante pero creo que confunden las cosas. Se puede considerar al ENIAC como primer ordenador en tanto que era la primera máquina electrónica capaz de aceptar programas arbitrarios, mientras que los artefactos electrónicos que formaban parte de los primeros radares solo servían para ese cometido y no eran reprogramables.
diciembre 20th, 2004 a las 22:39
Si este fué el primer sintetizador, es lógico que su creador intentase ampliar el número de teclas por octava. Aunque ello supusieran dos manos más para poder tocar a Bach, dos habitaciones más para ubicarlo, y 100000 míseros kilos de sobrepeso.
diciembre 20th, 2004 a las 23:03
Buena puntualización.
Siempre y cuando esa máquina fuese como otras máquinas de cálculo. Desconozco si podía reprogramarse. Aunque estuviese dedicada exclusivamente a los radares ¿no permitía modificaciones?
Sólo sé que hasta hace bien poquito era información secreta lo de la máquina/ordenador o lo que fuese.
Si no recuerdo mal, es una información desclasificada hace muy poco, y eso que la 2ª GM terminó hace 60 años. Para pensar.
Creo recordar que en esa desclasificación también demostró que el Reino Unido apoyó a los alzados/sublevados nacionales cuando la guerra civil (cuando nos han “enseñado” que fueron neutrales) … pero no es el lugar.
Estoy liadísimo (entre otras cosas históricas, revisar el año 1937 en los EE.UU de Roosevelt), pero me gustaría profundizar sobre “el cacharro” británico.
diciembre 21st, 2004 a las 14:50
Miranda:
¿Qué tiene que ver el microtonalismo con la guitarra de Yepes?
—
saludos
diciembre 21st, 2004 a las 16:29
Flipao:
Pues está muy claro qué tiene que ver el microtonalismo con la guitarra de molecientas cuerdas de Yepes. Que ambas cosas son “una vuelta a ninguna parte sin salida”
(¿Cómo puede “ninguna parte” no tener salida? ¿O es que es la vuelta la que no tiene salida? ¿Cómo se vuelve a ninguna parte, si no se puede haber estado allí antes? ¿Hay que volver con una gitarra al hombro y dando pasitos muy cortos, quince por octava? Ahora que había conseguido dejar de darle vueltas a lo de que “todo lo que rima es verdadero”, esto va a acabar de volveme loco!!)
diciembre 21st, 2004 a las 16:47
Desde el punto de vista de un “músico práctico” la cosa es sencilla.
Desde el punto de vista de un escucha igual me cuesta más explicarlo, pero resumido sería que Yepes busca añadiendo cuerdas (cuatro) un efecto sonoro que debería estar en el “alma” del instrumento, y el Microtonalismo busca añadiendo notas a la escala un efecto que desde el temperamento se ha solventado de muchas formas (modos)hasta llegar al dodecafonismo.
Son hechos (instrumentos) concretos para los que habría que escribir un tipo de música concreta (como se hizo) y por lo tanto poco comercializables o utilizables en otros autores.
Pero bueno, seguro que en google podeis encontrar documentación sobre ello mejor explicada.
Respecto a ninguna parte y las dudas que enloquecen a D. Jose Luis, que decir!, para comprenderlo tendría que haber habitado (o visitado)en el país de Nunca Jamás…donde por supuesto, todo lo que rima es verdadoso.
M.
diciembre 21st, 2004 a las 17:14
mira queres nota
septiembre 29th, 2010 a las 23:37
Muchas gracias Nacho.
Muy buenos y entretenidos tres articulos tuyos que he leído sobre Theremin, Thellarmonium y Mellotron.
Estoy interesado en sintes ARP , Modulares Roland, Modulares Moog y MSynthy (o algo parecido) .Porfa si pudieras darme alguna pista donde encontrar información e incluso algúna unidad …. gracias.