mar 01
La corrupción y los límites de la democracia
Ignacio Urquizu
Las encuestas que se vienen publicando las últimas semanas en los medios de comunicación siguen dando como vencedor al Partido Popular. Por ello, algunos analistas han concluido que los ciudadanos toleran la corrupción. Se transmite así una negra imagen de los votantes. Los españoles serían unos individuos indiferentes ante el saqueo de las arcas públicas. Si este argumento fuese cierto, la desafección no debería ser con la política, sino con los ciudadanos.
No obstante, estos argumentos son dudosos e incompletos, puesto que prestan muy poca atención al funcionamiento de las democracias. Nuestros sistemas políticos tienen dos límites muy importantes. Por un lado, el control de los políticos por parte de la ciudadanía se reduce al voto. Este instrumento es bastante limitado. Los ciudadanos tienen que transmitir tantos mensajes con una sola papeleta que en muchas ocasiones lo que transmiten es casi nada. Con un solo voto deben evaluar la política social, la económica, la de seguridad, la internacional, la corrupción, la personalidad de los dirigentes, etcétera, y evaluar tanto al gobierno como a la oposición. Pero, en ocasiones, un solo tema candente -por ejemplo, el paro ahora- termina condicionando el sentido de su voto. ¿Qué pasa entonces con el resto de cuestiones? El voto es, pues, un instrumento con limitaciones.
El segundo límite de las democracias es la información. Ésta no está distribuida de forma equitativa y, generalmente, un grupo de ciudadanos sabe mucho más que el resto. Ante la ausencia de información o la presencia de información contradictoria, los votantes terminan usando la ideología. Dicho en otras palabras, cuando uno no sabe a quién creer, acaba creyendo a los “suyos”. Esto significa que la ideología acaba condicionando el comportamiento electoral, pesando mucho más en la decisión de voto que cualquier otra cuestión.
marzo 1st, 2011 a las 12:26
PRIME¡¡¡
marzo 1st, 2011 a las 12:29
Totalmente de acuerdo. Pero añadiría otro punto: Los corruptos desaniman a participar a los que optan por una visión más moderna de lo público, alejada del servilismo del lacayo. El que en cambio tiene espíritu de esclavo sigue votando a “los suyos”. El resultado es que el corrupto se beneficia, paradójicamente, de la extensión de la idea de que “todos son iguales”.
Que el PSOE tiene también mucha culpa por su contante desmembración de cualquier tipo de movimiento fuera de los partidos desde que recuperamos las libertades es, también, un hecho. Tenemos que recuperar la calle, porque es nuestra, no suya.
marzo 1st, 2011 a las 12:37
Todo el razonamiento se puede resumir en una obviedad: a la hora de votar, a cada cual le pesa más un aspecto por encima de los demás que es el único que decide.
Lo interesante sería incidir en por qué tenemos que decidir tantas cosas con tan solo un voto que te deja tan pocas opciones. Es como si para hablar solo dispusiéramos de cuatro o cinco palabras.
marzo 1st, 2011 a las 12:53
“Las encuestas que se vienen publicando las últimas semanas en los medios de comunicación siguen dando como vencedor al Partido Popular. Por ello, algunos analistas han concluido que los ciudadanos toleran la corrupción.”
…porque sino, votarían PSOE? Que no hablen de lo de los EREs en Andalucía no significa que la gente se olvide de ello.
marzo 1st, 2011 a las 12:59
“Dicho en otras palabras, cuando uno no sabe a quién creer, acaba creyendo a los “suyos””
Puede ser.
También puede ser que ese uno no termine, sino que incluso comienze creyendo a los suyos y cambie de canal cuando salen los otros sin siquiera pararse a escuchar lo que dicen.
Me cuesta pensar que el problema con el lector de “La Gaceta” o el espectador de Intereconomía es que no tiene decidido previamente a quien creer.
Véanse sino las reacciones a las últimas medidas de ahorro energético planteadas por el Gobierno… ¿son razonadas o simplemente se limitan a reaccionar a la contra de forma automática?
marzo 1st, 2011 a las 13:41
No, no es así.
Es que, si nos han de dar por culo, mejor que lo hagan profesionales.
Y además, si son ricos de cuna, menos posibilidades de que se metan en política para forrarse.
“La izquierda es un error, cuando no un crimen”.
La soplapollez de los 110: si tan bueno es que salva vidas y ahorra dinero al consumidor, como dice El Engendro, ¿por qué es una medida temporal y no definitiva? Claro que la idea ha partido del ministro bujarrón, ese mismo que le dijo al Engendro que lo de la crisis era cosa de dos o tres meses.
Un año y tres días, como mucho. Tic, tac. Tic, tac. Es INEXORABLE.
marzo 1st, 2011 a las 13:45
Zu Guttenberg, aristocrático de la Alta Franconia, casado con una tataranieta de Otto von Bismarck, y el ministro más querido por los alemanes, a quien el 74% de la población de Alemania reconocía su buen trabajo ha dimitido por copión.
Dimite por copiar su tesis doctoral el ministro de Defensa alemán
por lo menos los alemanes tienen una derecha elegante, no la cosa cutre, rancia y caspasa de por aquí, aunque lamentablemete aqui lo peor de la derecha es su electorado que sigue siendo muy franquista.
marzo 1st, 2011 a las 13:46
Muy bueno el artículo. ¿Conseguiremos en España una democracia directa, como en Islandia y Suiza?. La gente ya está harta de esta pseudo-democracia y sus mentiras, corrupciones, manipulaciones…etc.
marzo 1st, 2011 a las 14:00
“estos argumentos son dudosos e incompletos, puesto que prestan muy poca atención al funcionamiento de las democracias…”
Como bien se dice, hay 2 límites:
El primero, con un voto el ciudadano tiene que encauzar diferentes temáticas políticas, pero quizás la pregunta es: ¿Por qué no se fiscaliza al político?
Desde mi punto de vista, los políticos son políticos sin necesidad de cumplir ningún requisito (lo cual es lícito, ya que permite el acceso universal), pero para poder optar(mediante el voto) por un político profesional (aquel que no busca el poder, ni el enriquecimiento personal, ni el enriquecimiento ilícito, ni favores futuros, ni incumplir promesas políticas, ni venderse al mejor postor…) los partidos deberían hacer una selección de estas personas por sus capacidades (buenos solucionadores de problemas y buenos comunicadores). Todos los días vemos en los medios de comunicación personas (políticos) con cargos públicos que no cumplen los requisitos anteriormente dichos (o los cumplen en parte), pero sí que cumplen con la cualidad innata de defender a capa y espada posturas para nada ecuánimes. Además, todas estos individuos siempre alardean de que su trabajo es totalmente vocacional, pero sus sueldos y prebendas no son nada vocacionales.
Para que todos los políticos quedaran fiscalizados de manera general (para un mejor funcionamiento de la maquinaria estatal), los mismos políticos que ahora no se fiscalizan son los mismos que tendrían que votar en el congreso esas medidas, es decir, votarían quedarse sin trabajo ni prebendas.
Como ésto me parece “jarto complicao”, y teniendo en cuenta que los partidos políticos están financiados por empresas privadas, las posibilidades políticas de que se produjera un cambio favorable (al político profesinal) son nulas.
Ahora bien, de quién es la culpa. Yo diría que de los propios ciudadanos que nos conformamos con la política corrupta a fin de mantener un acceso universal sin necesidad de que nos pregunten por nuestro curriculum vitae. También de los partidos políticos, que están más centrados en adquirir el control gubernamental (a toda costa, perdonando corruptelas y desojando la margarita económica porque lo pagará el que venga detrás). Y por último los gobiernos, por no coger el toro por los cuernos y montarse en la ola social del cambio (a mejor).
Segundo, la información es muy importante, pero en una sociedad como la de hoy hay que diferenciar entre dos cosas, la información y la desinformación.
No perder el norte es complicado, ya que los políticos de hoy en día están especializados en saber navegar entre “estas” dos aguas, y con la utilización de sujetos, verbos y predicados específicos bordean la verdad (y la mentira) de manera sublime. Hoy en día las personas de a pie, leen noticias (sujetos, verbos y predicados) en los medios de comunicación no contrastadas ni contrastables, y de eso es de lo que hay que huir.
Para mí la verdad sólo es una, y los políticos/medios de comunicación afines/noticias no contrastables están acostumbrados a decir unas cosas/las contrarias/o no decir nada, adornadas con florituras (falsedades de todas todas) para salir al paso y poder seguir el rumbo de la calumnia.
A mi modo de ver, la información verdadera hay que buscarla en periodistas independientes (contrastables y contrastados) fácilmente accesibles, y que en muchas ocasiones no están ni asalariados (aun así dejadme romper una lanza por los periodistas ecuánimes).
La culpa de no disponer de buena información, a mi modo de ver es de los propios ciudadanos que no la demandamos y que nos tragamos cualquier cosas que nos pongan en la pantalla, de los partidos políticos que basan sus estrategias en la falacia, del gobierno que disfraza las verdades (es decir: que miente) para favorecer sus intereses, y de muchos periodistas que prefieren ladear (políticamente) las noticias en vez de revelarse.
Si con estas palabras he herido la sensibilidad de alguien, pido perdón de antemano.
marzo 1st, 2011 a las 15:06
La democracia, la que nos venden como tal (¡y única!), no es más que un ejercicio de publicidad constante. Además de la constante publicidad por parte de los telediarios, 20 minutos por edición del este ha dicho, el otro ha dicho que este ha dicho, no se conciben campañas electorales sin millones y millones detrás, gastados por los partidos políticos.
Los partidos, cuatro (¿y pretenden ser representativos?, como cualquier nacionalismo-patriotismo, te los intentan meter con cuña, por todos los medios y de forma constante. ¿¿¿De qué democracia estamos hablando???
marzo 1st, 2011 a las 15:09
“En definitiva, la democracia no es perfecta a la hora de controlar a los políticos”
La democracia, siguiendo órdenes de la Merkel, del expoliador FMI, de los más ricos (ahora “mercados”), más que ser perfecta para CONTROLAR a los políticos, se ha vuelto perfecta para controlarnos A TODOS.
marzo 1st, 2011 a las 21:51
Bueno, lo de tener políticos profesionales, y/o valorar la buena gestión, en el momento histórico en el que estamos, suena razonable y hasta bien. Pero…es que la democracia la hacen los ciudadanos. Es que lo dice bien clarito #0:
“Si este argumento fuese cierto, la desafección no debería ser con la política, sino con los ciudadanos.
No obstante…”
En estos casos, no se puede defender a nuestros parroquianos por el solo hecho de serlos. Lo siento. Porque al final, si salen refrendados en las urnas, ya vale. Eso viene a ser como una berlusconización. De ahí a cambiar las leyes falta un paso nada más.
Es que eso no puede ser. Así de simple. El factor ciudadano es clave creo yo. Deberíamos ser (nos nos, sí) mucho menos complacientes, y de paso, enlazo así con lo que decía al principio de la gestión y la profesionalidad.
marzo 2nd, 2011 a las 08:19
No es que los ciudadanos toleren la corrupción, lo que pasa es que tanto el PP como el PSOE son una manada de ladrones.
Los ciudadanos terminan por votar a lo malo conocido, simplemente.
Pero hay una forma de salir de ese bucle: Nolesvotes.com
marzo 2nd, 2011 a las 20:24
Oye, Escolar, hablando de corrupción y límites de la democracia: ¿tú no das la bienvenida a Bankia?
http://librexpresion.org/una-imagen-vale-mas-que-mil-palabras-los-periodicos-corporativos-son-todos-iguales
marzo 3rd, 2011 a las 00:45
Políticos, políticos. Esa gente que con el tiempo pierde los escrúpulos y la mayoría intentan perpetuarse en el poder como sea y por encima de quien sea.
No quiero dudar de la capacidad de los votantes, ni ser elitista (sobre todo por que la mayoría de políticos y otros que supuestamente están super preparados no dan ni una), pero no hay más que ver a las masas, por un lado con un total desinterés por lo “general”, preocupaciòn e interes por saber o informarse del origen de las decisiones o de su por qué, a lo que hay que sumar el forofismo que irreflexivamente alienta ciertas tendencias de voto, favorecedoras de personajes corruptos hasta la médula.
Dicha irresponsabilidad, irreflexión y pasotismo de las masas hacen a uno (y lo que es peor a muchos) sentir cierto contagio o alienación, lo cual no significa buenas cosas.