jul 15 2008

“Estúpidos y generosos, como son los jóvenes”

Tag: LetrasIgnacio Escolar @ 12:08

bolano.jpgEn su monumental 2666 Roberto Bolaño cuenta cómo una noche un importantísimo locutor de Televisa no llega a suicidarse porque, a altas horas de la madrugada y con la pistola en la mano, se encuentra en la tele con un mexicano que se jacta de haber entrado ilegalmente en los EE.UU. (y haber sido deportado) trescientas cuarentaicinco veces. En cuatro años. La súbita aparición insólita, maravillosa, de semejante fenómeno hace que el locutor gay se olvide de sus desamores y no se vuele la cabeza. Mencionar esta escena es un intento, como muchos otros posibles, de representar sucintamente la obra del nómada escritor chileno que fuera esposo y padre de catalanes. Le habría fascinado, por ejemplo, el fenómeno de los niños predicadores evangelistas, entre los que Nazareth Casti Rey (al que se puede ver aquí en acción) es uno más. Niños predicadores evangelistas por decir algo, ya que Bolaño fue atento estudioso de lo freak. Ahora ADN ha tenido el infinito buen gusto de recordar que se cumplen cinco años de su muerte.

[Y no, el titular no tiene absolutamente nada que ver con la juventud de tantos entregados, ardientes, arrodillados obamitas estadounidenses, de ésos que ponen el grito en el cielo por portadas brillantes, aunque un poco sosas]


jun 14 2008

El diccionario machista

Tag: Letras,PolíticaIgnacio Escolar @ 14:40

Gozar: Conocer carnalmente a una mujer.

Babosear: Obsequiar a una mujer con exceso.

Hombre: Individuo que tiene las cualidades consideradas varoniles por excelencia, como el valor y la firmeza.

Mujer: que tiene las cualidades consideradas femeninas por excelencia.

Huérfano: Dicho de una persona de menor edad: A quien se le han muerto el padre y la madre o uno de los dos, especialmente el padre.

Periquear: Dicho de una mujer: Disfrutar de excesiva libertad.

Niñada: Hecho o dicho impropio de la edad varonil, y semejante a lo que suelen hacer los niños, que no tienen advertencia ni reflexión.

El lenguaje es sexista. ¿Hay que cambiarlo?

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Soledad Gallego-Díaz
: “Miembros y miembras”, dicho por una ministra, es probablemente una tontería. Pero no lo es que se le hayan tirado encima como si fuera analfabeta o estuviera poniendo en peligro las esencias del lenguaje. Rosa Conde defendió un día a Alfonso Guerra a propósito de una de sus tonterías diciendo algo así como: “Algunos podrán pensar que fue más o menos exagerado, pero no creo que sus palabras lesionen la vida democrática”. Pues eso, Aído no ha lesionado a nadie. ¿Tanta agresividad por si una palabra acaba en “o” o en “a”? Qué maravilla. Cuánto lingüista comprometido. A ver si resulta que lo que se está discutiendo es otra cosa. Más en El País: ‘Le gustan las mujeres’.

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Mónica Bar Cendón: El género es un paradigma cambiante que se adapta a la realidad. Pongamos por caso: el sustantivo médico; genéricamente es masculino; y hasta hace muy poco tiempo, “no se oía” el femenino; no se usaba, sencillamente porque no existían mujeres médicas (perdón por la redundancia) ni ingenieras, ni abogadas, ni ministras. Pero ¿qué sucede en el caso contrario? Si se masculiniza un femenino, el masculino de azafata, no pasa a ser azafato, sino sobrecargo; y el de enfermera, no pasa a ser enfermero, sino asistente técnico sanitario; qué curioso, obsérvese como el uso perverso del femenino supone un descenso en el escalafón. Más en Público: ‘No hay que pedir perdón por decir miembra’


mar 27 2008

Salvemos el punto y coma

Tag: LetrasIgnacio Escolar @ 19:02

Cada vez se usa menos y, lo que es peor, los pocos que lo usan suelen hacerlo mal. En Soitu.es publican un interesante artículo sobre este signo de puntuación que, al parecer, está desapareciendo del lenguaje escrito. Me siento un pelín culpable, pues en todas las redacciones en las que he trabajado siempre he defendido que había que usar el punto y coma lo menos posible. No por el punto en coma en sí, que por supuesto tiene su uso. Sino por lo que supone. Se abusa del punto y coma cuando se complica la redacción con frases interminables, con subordinadas dentro de subordinadas como si fuesen muñecas rusas. Y yo soy de los que creen que escribir bien no consiste en escribir con frases largas, todo lo contrario. En la literatura, como en la música, que sea difícil no significa que sea bueno.

Salvemos el punto en coma, sí. Hay enemigos mucho peores, como los puntos suspensivos en cada punto y aparte.

(Dicho esto, insisto en mi máxima: las erratas son las últimas que abandonan el barco)


mar 19 2008

La Estrella

Tag: LetrasIgnacio Escolar @ 19:52

Arthur C. Clarke
(Descanse en paz)

Hay tres mil años luz hasta el Vaticano. En otro tiempo creía que el espacio no podía alterar la fe; y lo creía al igual que consideraba fuera de duda el que los cielos cantaran la gloria de la obra de Dios. A la sazón he visto esa obra y mi fe se encuentra considerablemente minada.

Contemplo el crucifijo que pende en la pared de la cabina sobre el ordenador Mark VI y por primera vez en mi vida me pregunto si no será un símbolo vacuo.

No he hablado con nadie todavía, pero la verdad no puede ocultarse. Los datos existen para que alguien los observe, registrados como están en millas incontables de cinta magnética y miles de fotografías que llevamos de regreso a la Tierra. Otros científicos las interpretarán tan fácilmente como yo; más fácilmente, sin duda. No soy quien para simular la manipulación de la verdad que tan pésimo prestigio proporcionó a mi orden en los días pasados.

Sigue leyendo “La Estrella”


oct 16 2007

Millás y los escritores abducidos

Tag: LetrasIgnacio Escolar @ 20:07

Rafael Reig

La primera novela que leí de Millás fue Visión del ahogado, porque la leía mi padre. Seguramente se la había recomendado su amigo Rodríguez Rivero. Luego leí Papel mojado. Me gustó, y aún me sigue pareciendo una buena novela.

Lo que no recuerdo es cuándo dejé de leer novelas de Millás.

Un buen día dejaron de interesarme las novelas que escribía Millás. Quizá el mismo día (puede que fuera jueves) en que dejaron de interesarle a él las novelas que él mismo escribía.

Lo que sigo leyendo con gran interés son sus columnas. Millás forma parte de ese grupo de novelistas algo impostores porque, en realidad, son grandes articulistas. Millás es uno de los mejores en ese género.

Millás escribió hace muchos años una novela llamada Letra muerta. En ella, un individuo que forma parte de un grupo de activistas clandestinos se introduce en una especie de congregación religiosa a la que detesta. ¿Con qué fin? Para dinamitarla desde dentro o llevar a cabo alguna acción de lucha en el interior. Es una especie de topo. ¿Qué ocurre? Pues que, sin darse cuenta, acaba siendo poseído por el espíritu de cuerpo de la congregación, se apodera de él, acaba convertido en uno de ellos, porque es muy difícil vivir de una forma y seguir pensando de otra distinta, vivir emboscado, hacer una cosa y pensar otra.

Quizá porque, como diría un materialista, son las cosas reales las que modifican las ideas y rara vez las ideas las que cambian las cosas.

Otro versión posible de la misma novela, a ver qué te parece: un escritor milita en defensa de una literatura ambiciosa y de calidad. Detesta el mercado literario, sus trampas y sus pompas satánicas y comerciales. Sin embargo, se introduce clandestinamente en editoriales de prestigio y se presenta a premios como el Primavera, el Nadal, el Planeta, etc. ¿Con qué fin? Para dinamitar desde dentro las trampas del mercado, para ponerlo en evidencia. ¿Qué ocurre? Pues que, sin darse cuenta, acaba siendo poseído por el espíritu de la literatura comercial, se apodera de él, acaba convertido en uno de esos concursantes que ganan premios literarios, en uno de ellos, termina escribiendo aquello de lo que abominaba, porque es muy difícil vivir de una forma y seguir escribiendo de otra distinta, escribir emboscado.

Quizá porque, como diría un materialista, al escribir uno siempre se delata aunque quiera.

También en eso escribir se parece al matrimonio: uno descubre cosas de sí mismo que preferiría no saber.

Por eso nadie escribe para decir algo, sino para escuchar, para que lo que escribimos nos diga lo que no sabíamos de nosotros mismos, para que nos delate.

Así estoy yo, abducido también, esperando a que mis novelas me delaten.

Enhorabuena a Juan José Millás.


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