El PP ha vuelto a la carga contra el actual modelo de televisión pública. Y lo ha hecho, de nuevo, contra una de sus mejores profesionales, Ana Pastor, presentadora de Los Desayunos de TVE. Esta vez ha sido el portavoz del partido en la Comisión de Control de RTVE, Ramón Moreno, quien a través de su blog insinuó que, si gobiernan, prescindirán de la periodista: “Mucho antes de Ana Pastor ya existían Los Desayunos de TVE y existirán después con infinitas posibilidades de mejorar”. ¿Por qué sitúan a la presentadora en la diana de todos sus ataques? La explicación es bien sencilla. Los conservadores se ven ganadores desde hace tiempo y quieren, desde ya, recuperar el control de lo que en un futuro será su soporte propagandístico. Y es evidente que una periodista que entreviste de forma objetiva y del mismo modo a un político del PSOE como a otro del PP no es de su gusto.
Cuando la actual presidenta de Castilla-La Mancha, María Dolores de Cospedal, cuestionó en antena y en Los Desayunos la objetividad de TVE, afirmó que “una televisión pública imparcial debería presumir de tener unos servicios informativos y unos instrumentos que sean de una objetividad meridiana”. Basta con echar un vistazo a las cadenas controladas por el PP para conocer esa “objetividad meridiana” que defiende la formación de Rajoy. “Objetividad meridiana” es colocar el sello de ETA sobre las caras de Zapatero y Rubalcaba durante unos informativos mientras se da por hecha la negociación entre el Gobierno y la banda terrorista. “Objetividad meridiana” es acompañar una información sobre el 15-M con imágenes de las protestas en Grecia para luego rectificar a su manera. “Objetividad meridiana” es no hacer mención alguna a Francisco Camps el día en que se supo que el expresident se sentaría en el banquillo.
Existe también otra forma de conocer el modelo de televisión pública que quiere el PP, más allá de ver cómo funcionan las cadenas que manejan: observar el comportamiento del partido con las televisiones que no controlan. Vemos así que bien pueden no permitir que enchufen los cables para emitir en directo la dimisión de Francisco Camps o, directamente, denunciar ante la Junta Electoral para tratar de controlar su lenguaje.
La televisión que quiere el PP es, en definitiva, “ce ce o o” y Alfredo Urdaci.
El nuevo trabajo de JJ Abrams (Lost,Star Trek) para la televisión se llama “Fringe” y es una suerte de “Expediente X“, “Millenium” y “Planetary“, el imprescindible tebeo de Warren Ellis.
El rodaje del episodio piloto de “Fringe” ha sido el más caro de la historia llegando a los 10 millones de dólares (lo mismico que el de “Perdidos“). Los motivos del coste están en la increible manufactura de producción, atrezzo, localizaciones variadas, sueldo de los creadores y secuencias inspiradas en el montaje que más ha obsesionado a los realizadores en este último año (responsabilidad de Christopher Rouse): “El ultimatum de Bourne“.
10 millones de dolares para un Piloto (Pre-air) y 3 meses antes de su estreno en tele se filtra a Bit-Torrent. Y con una calidad de DVD (715.803 KB para una duración de 1:21).
Te ahorras un pastón en envíos promocionales a la prensa para llegar a tu audiencia llegando a ella directamente.
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Existen varias frases geniales dentro de esa factoría de elipsis que es la cabeza de Abrams. Una de ellas está en la secuencia final de episodio:
– ¿Cuanto tiempo lleva muerto? – Unas cinco horas. – Interrogadle
Y otra (de muchas) en una discusión sobre el papel de los garantes de la ley frente a los recursos de las grandes corporaciones que ejemplariza muy bien lo de aquellos que insisten en el control de la escasez de información como algo que va a mantener su status quo:
¿Cuanto cuesta montar una plataforma de vídeo en la red? ¿A cuanto anda el ancho de banda de salida? ¿Estamos por reducir costes o incentivar batallas jurídicas pírricas?
Hay un momento en “La Reina de África” de John Houston donde Humphrey Bogart le pide a Katharine Hepburn, en vistas de adentrarse en una zona de rápidos, que se encargue de que no entre agua fría en el motor de la embarcación (y lo apague) ya que su única posibilidad de salir bien de la zona es desplazase más rápido que la corriente. Al ganar más velocidad que el agua del río el timón tiene donde agarrarse para cumplir su función.
Mientras tanto, en otro lugar de un universo jurídico paralelo al del sentido común digital… erre que erre. Veremos si el mercado premia o penaliza las acciones de Telecinco en caso de que Google responda ¿apostamos?
[Sí, el artículo es viejo, pero también lo es la forma artística de la que habla. Tremenda afinidad hay, obviamente, en esto. Dedicado a quien yo me sé]
Esta noche en Canal Plus, a las 22:30, cine de estreno gran reserva. Concretamente, de la reserva de 1981. Echan En busca del Arca Perdida, la primera de Indiana Jones por si alguno en este planeta aún no la ha visto. El próximo plan para conseguir que los viejos abonados se pasen al satélite o se den de baja supongo que pasará por dar calambrazos desde el decodificador.
La reparación de la memoria histórica avanza. Una vez lanzada la ofensiva gubernamental contra las estatuas de Franco, es la hora del mausoleo de Cuelgamuros, el Valle de los Caídos. El diplomático asturiano Yago Pico de Coaña, embajador para las cumbres iberoamericanas, sustituirá al duque de San Carlos, Álvaro Fernández-Villaverde, al frente de Patrimonio Nacional, la entidad que gestiona la basílica. El duque arrastra una relación afectuosa con los grupos de extrema derecha y la Fundación Franco que llevaba por ejemplo a no cobrar la entrada en el mausoleo a los ultras que iban a celebrar el 20-N.
De momento, se tomará un año sabático cuando termine esta temporada. Pero no irá a la futura televisión en abierto de Prisa. Un éxito más del periodismo ficción.