Juan Varela
Todavía no han acabado las elecciones gallegas, que esperan a conocer los votos de los emigrantes y ya se alzan las voces de siempre contra la posible coalición PSOE-BNG.
No entienden la democracia. Siguen empeñados en hacer de España un país menos plural, un país en blanco y negro, sin espacio para las minorías ni para los disidentes.
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¿Cuántos emigrantes pueden votar en Pontevedra? ¿Qué distancia separa al PP de la mayoría absoluta? ¿Cuántos votos necesita el PP para ganar ese escaño? ¿Es posible que el PP consiga ganar el escaño? ¿Cuándo se conocerán los resultados definitivos? Más
¿Puede adoptar un homosexual? En realidad, el debate es ridículo ya que los homosexuales hace mucho tiempo que pueden adoptar y hace mucho tiempo que lo hacen. En España, una persona soltera puede adoptar un niño, independientemente de su sexualidad. Hasta los curas pueden hacerlo.
Ian Gibson
Se creen dueños y propietarios de España. Son soberbios. Nunca admiten haberse equivocado y nunca entonan un mea culpa (la culpa es siempre de los demás). El viejo machista Manuel Fraga recuerda al viejo machista Camilo J. Cela (que tan encantado estaba con ellos): no puede abrir la boca sin insultar a las mujeres, y hasta ha pedido a Dios y a Santiago Matamoros que tengan la bondad de acudir en apoyo suyo este fin de semana.
Por villorrios y glebas, como en los mejores tiempos franquistas, los autobuses van recogiendo a los incondicionales para cualquier manifestación convocada por los jefes, sea cual sea el motivo; los periodistas adictos acuden obedientes con sus plumas cargadas de veneno y baba; y uno se pregunta si un día este país tendrá por fin una derecha dialogante y razonable.
Más en El Periódico
En los comentarios sobre Fraga de otro artículo, Ivn recuerda que el actual presidente de la Xunta fue uno de los ministros franquistas que firmó la pena de muerte para Julián Grimau, que fue fusilado en 1963. Buscando información sobre el tema, he encontrado un viejo reportaje (septiembre de 2004) en El Mundo: El impostor que juzgó a Grimau.
Xosé Luís Barreiro Rivas
La campaña electoral se hace sobre dos claves muy distintas, ya que, además de hablar sobre lo que se quiere hacer con el país (clave programática), también hay que determinar quién lo hace y en qué condiciones se le entrega el poder. En clave programática podemos hablar del Plan Galicia, de los contratos para jóvenes o de cargar el sector naval sobre las escuchimizadas espaldas de la Xunta. Pero en clave política tenemos que hablar de la edad de Fraga, del liderazgo de Núñez, que es presidente in pectore , o sobre los equilibrios de fuerza que van a definir la hipotética coalición entre el BNG y el PSOE.
Más en La Voz de Galicia (Gracias por el enlace, kakohony)
Corto y pego de La Vanguardia: “Una de las primeras iniciativas parlamentarias en España reivindicando la devolución ala Generalitat de los papeles de Salamanca la hizo el presidente fundador del PP, Manuel Fraga, en nombre de Coalición Democrática. Fraga firmó en 1980 una proposición en la que reclamaba el retorno de los”documentos secuestrados”. Más.
Ricardo Cubedo
Servicio de Oncología Médica, Clínica Universitaria Puerta de Hierro (MADRID)
Me produce espanto ver el daño que puede ocasionar el afán de notoriedad de una persona, agravada por la falta de profesionalidad de muchos periodistas. Les garantizo a ustedes que el tratamiento propuesto por el doctor Brú (Doctor en Matemáticas, no en Medicina) es una insensatez desde el principio hasta el final.
Más en El Mundo
Arturo Pérez-reverte
La Niña Rodicio, que anda en líos laborales desde que TVE la quiso echar a la calle por meter presuntamente mano a la caja –allí aseguran que se gastaba el dinero de la corresponsalía de Tel Aviv en ropa cara y artículos de lujo–, ha publicado un libro autojustificativo en el que, creyendo que la mejor defensa es el ataque, describe el mundo de los reporteros de guerra como un cuento de hadas donde ella, valerosa e incomprendida Cenicienta, se enfrenta con mucho coraje e independencia ideológica a una chusma de colegas españoles mercenarios, machistas, cobardes, embusteros, fantasmas y sin escrúpulos, que no la soportaban por lo guapa y lo inteligente y lo buena periodista que era y sigue siendo. Casualmente, los únicos de quienes habla bien y dice que la apreciaban, Julio Fuentes y Ricardo Ortega, están muertos. Que ya es mala suerte.
Más en El Semanal
He entrevistado a Antonio Bru, el físico español que dice haber encontrado una terapia contra el cáncer. La Universidad Complutense se ha comprometido a colaborar con la investigación. Tenéis la entrevista completa, con vídeo, en Informativos Telecinco. En mi opinión, puede estar equivocado. Pero no es un vendedor de crecepelos, un indocumentado o un aprovechado.
Antonio Bru fuma. Como dijo, “a ver si hay suerte y algún día tienen que quitar lo del cáncer de las cajetillas de tabaco”. Ojalá.
Julián Casanova
La historia de la Guerra Civil y de la dictadura de Franco continúa persiguiendo nuestro presente. Durante las dos primeras décadas de la transición, desempolvar ese duro pasado fue tarea casi exclusiva de un variado grupo de historiadores que revelaron nuevas fuentes, discutieron sobre las diferentes formas de interpretarlo y abrieron el debate a la comparación con lo que había ocurrido en otras sociedades. Esas investigaciones, difundidas en círculos universitarios, en congresos científicos, libros y revistas especializadas, modificaron y enriquecieron sustancialmente el conocimiento de ese largo periodo de la historia contemporánea de España, pero sus tesis y conclusiones no llegaban a un público amplio y rara vez interesaban a los medios de comunicación.
Las versiones de los vencedores de la guerra quedaron desfasadas, desmontadas, entre otras razones, porque se sostenían muy mal, con sus principales apologetas ya muertos o en retirada. Si se exceptúa la historia militar, un terreno en el que los autores franquistas siempre se sintieron a gusto, casi todo lo que se sabía a mediados de los años noventa, sesenta años después del inicio de aquella contienda bélica, era fruto o bien del trabajo de hispanistas, sobre todo británicos y norteamericanos, los primeros en desafiar con métodos científicos los mitos de la Cruzada, o de una nueva generación de historiadores profesionales llegados a las universidades españolas al final de la dictadura y en los primeros años de la transición democrática. Aquí no hubo “guerra de historiadores”, como en Alemania, porque las responsabilidades colectivas eran menores y menos internacionales, y la renovación historiográfica, con sus luces y sombras, conllevó el abandono casi unánime de las ideas que sustentaron el edificio propagandístico de la dictadura de Franco.
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Corto y pego de un teletipo de Europa Press: “Los grupos parlamentarios del PSOE e Izquierda Unida (IU) en la Asamblea de Madrid reclamaron hoy a la presidenta regional, Esperanza Aguirre, que retire el premio Galardones Juventud 2004 a la organización Hazte Oír, que sostiene en un informe publicado hace un mes que ‘los niños criados por parejas de homosexuales (…) es más corriente que sufran experiencias traumáticas’ como ‘abusos sexuales paternos’.” Más
Jesús García
En España, levantas un ladrillo y aparece un millonario. Crecen los ricos a ritmo de samba, como si fueran boletus edulis. Los precios de la vivienda están sobrevalorados entre un 24% y un 35%. Lo reitera el Banco de España. La burbuja -con perdón- engorda y el sector constructor está que revienta en bolsa, con sus valores en máximos históricos. Da vértigo, pero cuando todo sube, nadie se atreve a poner freno a la orgía.
Ya hay 141.000 millonarios. Son datos de 2004, casi un 10% más que el año anterior. Cada uno tiene, al menos, 800.000 euros, aunque la banca privada estima que pueden rondar los 400.000 españoles con más de 300.000 euros en cartera. Y esto no es nada si lo comparamos con los verdaderos ricos, las familias que controlan algunas de las grandes empresas en Bolsa. Los Botín, los Abelló, los del Pino, los Entrecanales, las Koplowitz y muchos otros.
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Juan Carlos Escudier
La consigna nació en la Argentina de las caceroladas y de la impotencia. “¡Que se vayan todos!” fue el grito que derribó a De la Rúa en diciembre de 2001, cuatro palabras que, desde entonces, están sirviendo de epitafio a unos sistemas políticos que han condenado a la pobreza, cuando no a la indigencia, a cerca de 250 millones de personas en Latinoamérica. La crisis de Bolivia es el último episodio de un lento naufragio: el del liberalismo rampante y su democrática fachada de cartón piedra.
Resulta evidente que algo está cambiando en esta región del mundo, que un mar de fondo está removiendo las entrañas de unos regímenes, en los que la miseria ha desbordado el vaso de la paciencia de la población. En el ascenso al poder de Hugo Chávez en Venezuela, la derrota del PRI en México, la llegada al Gobierno de Lula en Brasil, los triunfos de Kirchner y Tabaré en Argentina y Uruguay y las convulsiones en Ecuador y Bolivia residen elementos comunes: el repudio de una clase política corrupta y la movilización contra el expolio al que las multinacionales han sometido a sus países.
Esto último es, en realidad, la gran preocupación de Estados Unidos y también de España, la otra gran potencia económica de la zona. Pasados los tiempos en los que era posible derrocar a un presidente como el guatemalteco Jacobo Arbenz por impulsar un reparto de tierras que lesionaba los intereses de la United Fruit, en los que se podía promover golpes de Estado como el que acabó con la vida de Salvador Allende en Chile, o en los que se podía entrenar, armar y financiar a los ex guardias nacionales de Somoza que integraban la contra nicaragüense, al amparo todo ello del supuesto combate contra el comunismo internacional, el proceso, pese a la CIA, se intuye imparable.
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