abr 13 2009
La furia del electorado
Iñigo Sáenz de Ugarte
Los que creen que Obama es el último líder con carisma que encarna la imagen del cambio tranquilo deberían haber asistido a la reunión a la que el presidente de EEUU convocó el 27 de marzo a los responsables de las mayores entidades financieras del país. A las primeras explicaciones, o excusas, de los banqueros, Obama respondió con dureza, según Politico.com. Lo hizo como un fiscal que interroga al sospechoso de un crimen mientras una turba enfurecida espera en el exterior armada con antorchas y una soga.
“Tengan cuidado con esos comentarios, caballeros. La opinión pública no les cree. Mi Gobierno es lo único que se interpone entre ustedes y el patíbulo”, dijo. Glup.
No es un exceso retórico de un político crecido, que también. En EEUU y Europa, hay una ola de ira popular contra la élite política y económica. El trabajador, el pequeño empresario, en definitiva, el contribuyente, no dan crédito a lo que están viendo y sufriendo. Vivían como todos en una época de euforia desatada. La tecnología y la evolución del sistema financiero parecían haber roto los patrones cíclicos de la economía de mercado. De repente, todo se vino abajo. Se acabó la fiesta y la resaca durará años.