Ayer, José Alcántara y David de Ugarte firmaron en El País un artículo titulado Una pésima idea como comentario a ¿Quién quiere acabar con la neutralidad en la red? de Rosa Jiménez Cano. A ver si haciendo una pequeña remezcla de ambos textos consigo crear un breve resumen –aunque desde ya recomiendo la lectura de ambos artículos para tener una idea más general del asunto a tratar:
La clave de la neutralidad de la Red consiste en que se mantenga la garantía de igualdad en el acceso al contenido, sin importar qué contenido sea, qué servicio se use para gestionar los datos o qué dispositivo con conexión haga la petición.
Durante los últimos 20 años, se ha conseguido evitar la creación de un acceso a Internet de primera y segunda clase. Desde hace años, la neutralidad de la Red se ha visto amenazada por el interés de las operadoras de telefonía en segmentar las facturas de sus usuarios.
Los operadores desearían que la tarifa plana deje de serlo. Si lo consiguen, para acceder a un servicio por Internet habría que pagar una cuota adicional a la suscripción mensual básica. Es decir, tras pagar los ya nada despreciables 40 euros que ahora supone nuestra tarifa plana, tendríamos que pagar una suscripción adicional para acceder a cada sitio web diferente como YouTube, Gmail, Facebook, o incluso nuestro propio blog o página personal.
Eliminar la neutralidad de la Red es convertir Internet en la auténtica Televisión 2.0, donde nada sería publicable si no es previamente aceptado por las operadoras.
Resumiendo: imaginen que gracias a que su conexión la proporciona Telefónica, acceder a Keteke es más rápido que acceder a Tuenti. O que cierto buscador es aparentemente más rápido que otro en virtud de acuerdos económicos entre la operadora y el buscador. O que los blogs de WordPress tardasen menos en cargar que los alojados en ya.com, o incluso que los primeros necesitasen de un abono extra mensual para poder leerse. O que a alguien se le ocurre montar una empresa porque ha tenido una buena idea, de ésas que tanto escasean, y automáticamente parte con la desventaja del acceso de sus potenciales usuarios. O que a los proveedores les da por pensar que Rapidshare y Megaupload deberían ser sitios a los que solamente se puede acceder contratando las tarifas de acceso más caras. Los ejemplos anteriores me los he sacado de la manga, pero hay multitud de sitios en los que se pueden comprobar efectos reales de la ruptura de esta política; aquí, por ejemplo. La EFF ha ido siguiendo los movimientos en este campo en Estados Unidos y también tiene publicada una buena cantidad de material al respecto.
Esta Internet de varias velocidades, en España, por el momento, no ocurre –con excepciones, como el filtrado del tráfico P2P que lleva a cabo Ono. No ocurre porque el tráfico en Internet, en principio, no se mira para ver si el destino final es Google, /b/ en 4chan o la CNN. Todo lo que circula por los canutos de las operadoras recibe el mismo tratamiento. Eso, repito, hasta ahora. Y eso hablando de las conexiones residenciales (cable o ADSL). En el móvil no me meto.
Como el mero hecho de poder hacer de guardia de tráfico de todo lo que circula por Internet es una posibilidad muy golosa para las operadoras, desde hace un tiempo se viene intentando poner puertas al campo. Es obligatorio en este punto recordar la gloriosa charla de César Este Alierta. Para ayudar a regular todo esto, la Comisión Europea puso en marcha una consulta pública sobre este asunto. El plazo de presentación de comentarios finaliza el 30 de septiembre y simplemente hay que descargarse este PDF, leérselo cuidadosamente y enviar la réplica que se considere oportuna a la dirección de correo electrónico que aparece al final. Se hace mención explícita a 15 preguntas, resaltadas a lo largo de todo el texto, cuya respuesta se considera conveniente, pero al final se deja abierta la posibilidad de realizar cualquier otra observación que se considere pertinente.
Aún no he sido capaz de encontrar una versión en castellano, y a estas alturas empiezo a dudar que exista. No obstante, siendo el castellano una lengua oficial de un país perteneciente a la Unión Europea, podemos dar nuestra opinión empleándolo. Creo yo que es una asunto que merece unos minutos de nuestro tiempo.
PD: justamente mientras estaba escribiendo estas líneas, Google y Verizon anunciaron una propuesta conjunta en este sentido. Y no parece que haya gustado a todo el mundo.