Es un escándalo, una tomadura de pelo, una burla a los ciudadanos y una enorme estafa democrática. La reforma electoral que pretende llevar a cabo el presidente de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, es un puchezaro con todas las letras: un cambio para atornillar la victoria del PP en las próximas elecciones autonómicas, que parece que van muy ajustadas. Imaginen qué diría la prensa libre si una propuesta similar se le ocurriese a Hugo Chávez.
Como tantas otras veces, la excusa es presupuestaria. El presidente Feijóo dice querer “ahorrar”, y para ello plantea eliminar 14 de los 75 escaños del parlamento gallego. El ‘ahorro’ esconde una trampa: favorece a las provincias de Ourense y Lugo, donde el PP tiene más votos, en detrimento de las provincias más pobladas, A Coruña y Pontevedra, donde muchos ciudadanos tienen la mala costumbre de votar a los socialistas y al BNG. Que se use la austeridad como coartada para esta trapacería es una burla añadida. Dice Feijóo que así ahorrará un millón de euros al año, una cantidad notable para la economía de una familia, pero ridícula en unos presupuestos autonómicas. Por comparar, la Ciudad de la Cultura que puso en marcha Fraga ya lleva enterrados más de 300 millones de euros y aún no está terminada.
La reforma agrava una situación de por sí injusta, un modelo electoral poco proporcional que ya beneficia sobradamente al partido más votado. En las últimas elecciones gallegas, en 2009, el PP logró la mayoría absoluta, el 50,6% de los escaños, con solo el 47% de los votos. La suma de las papeletas del PSOE (483.357 votos), BNG (267.631) e IU (15.948) supero a las del PP (760.591). Sin embargo, el PP consiguió un escaño más. IU y UPyD (23.529 votos) ni siquiera entraron en el Parlamento. Con la nueva ley electoral, el PP lograría el 52,4% del Parlamento con ese mismo 47% de los votos: su mayoría absoluta se ampliaría de uno a tres diputados y sería aún más difícil para los partidos minoritarios alcanzar un escaño.
Feijóo no solo quiere aprobar esta reforma: también pretende exportarla. Las demás comunidades gobernadas por el PP están estudiando el modelo para recortar diputados en sus parlamentos autonómicos; apuesten lo que quieran a que la idea solo prosperará en aquellas comunidades donde este cambio electoral favorezca al PP. Hay que ahorrar, sí. Pero solo cuando salga rentable a la derecha.
P.D. Una sugerencia para el señor Feijóo. Si quiere ahorrar, que mire en la Diputación de Ourense, esa república hereditaria que hasta la UE investiga por corrupción. Lo mismo se le ocurre algo.