Lo más importante: las propuestas de futuro. Ambos candidatos plantearon el debate en negativo. Rajoy, que buscaba una victoria, que hizo todo lo posible por destrozar a su adversario, presentó su cara más agresiva. Parecía más preocupado porque hoy no le llamasen en la radio “maricomplejines” que por ganar las elecciones. Fue tan duro su tono que, por contraste, sonó aún más ridículo su discurso final, cuando habló de una niña a la que sólo le faltaba llamarse Heidi y vivir con su abuelito.
Zapatero también prefirió hablar de pasado, y dejó que el debate continuase en el “y tú más” al responder, desde su primera intervención, en términos de gobierno a ex gobierno. Dicen ahora desde ambos partidos que las propuestas y las promesas quedan para el debate de la semana que viene. Más nos vale.
La Iglesia: Era obvio que Rajoy no iba a sacar el tema, pues ni siquiera a la derecha sin complejos que ayer representó le interesa el olor a incienso: las picaduras del obispero español azuzan a la izquierda y no dan ni un voto más al PP. Zapatero no quiso entrar, y tuvo su oportunidad en varias ocasiones, en el bloque destinado a las reformas sociales. Da la sensación de que en el PSOE creen que este debate está amortizado, que no toca mientras los obispos sigan callados. ¿Del Concordato? Ni hablar.
El canon: Sobrevoló el debate cuando se habló de los artistas, cuando Zapatero acusó a Rajoy de calificar a Serrat o a Sabina como “untados”. Pero Rajoy no supo o no quiso aprovechar la ocasión y obvio el tema. Es probable que se lo guarde para el siguiente debate. O que haya cambiado otra vez de opinión.
El aborto: Una sola mención, de Zapatero. Pero fue, de nuevo, en clave de “y tu más”, para criticar a Rajoy porque AP no había apoyado la ley que lo hizo posible.
Y muchas más palabras que no se pronunciaros. ¿Salud dental? Ni una vez, aunque ambos han prometido dentistas en la sanidad pública. ¿Guarderías? Ni una palabra. ¿Turismo? Spain is different. ¿Eutanasia? No toca. ¿Derecho de los homosexuales a adoptar? Mejor no hablamos. ¿Kosovo? A quién le importa.