Jose A. Pérez
Lo de Wikileaks es indignante. ¿Con qué derecho se pone esa gente a hacer el trabajo que los periódicos no hacen? ¿Acaso no se dan cuenta de que si la prensa no ejerce el periodismo es por algo?
Hace bien el Pentágono en prohibir a sus chicos la lectura de esa página izquierdista. Imagínate que todos esos militares veinteañeros comprendieran a qué intereses obedecen realmente. Imagínate que descubren lo que hay tras las barras y las estrellas, tras la tarta de manzana y el sueño americano. Igual se largaban todos a freír Whoppers. Imagínate qué papeleta si el ejército más poderoso del mundo se queda sin buena gente que viva una edulcorada mentira; sólo quedarían fanáticos armados.
Ahí el Premio Nobel de la Paz tiene que ponerse firme e inventarse algo para meter en la cárcel al comunista despechado responsable de Wikileaks. Porque, como bien dicen los poderoso de derechas y de izquierdas, la libertad de expresión debe tener un límite. Tu libertad acaba donde empieza mi lobby (o, en el caso de la prensa, donde empiezan mis compromisos políticos y contractuales para con mis anunciantes). Porque si los medios serios publicasen todo lo que llega a las mesas de sus directores, nadie se fiaría de nadie, y eso es lo último que necesitan las Bolsas ahora mismo.
La economía se basa en la confianza, esto es, en la capacidad de la gente que puede hablar para no hacerlo. Uno no llega a un despacho con mesa de roble si no sabe mantener la boca cerrada. Pero entonces llegan los frikis de Internet, se montan una wiki y empiezan a largar eso que tantas bocas poderosas se han callado durante tantos meses. ¿Y dónde queda la Seguridad Nacional, eh?
La Seguridad Nacional es importantísima, de ahí que la S y la N vayan en mayúsculas. Todo lo que va con mayúsculas es importante: el Rey, Dios, ETA… Sin Seguridad Nacional, imagínate, los ricos harían lo que quisieran, las multinacionales camparían a sus anchas, y los países ricos invadirían a los pobres por intereses puramente económicos. La ley de la selva. Sin Seguridad Nacional, el Fondo Monetario Internacional haría más ricos a los ricos y más pobres a lo pobres en vez de luchar por reducir la pobreza, tal y como dictan sus estatutos.
Imagínate que ahora cunde el ejemplo y los periódicos empiezan a publicar noticias sin el consentimiento del poder político y económico. Imagínate que ocurre en España. Imagina que al ejército de becarios que este mes alimenta las páginas de todos los diarios les da por maniatar a sus jefes a la hora del cierre y publicar dos o tres verdades inconfesables.
Imagínate.