ago 05 2010
“Doctor, los españoles no me quieren”
Grano a grano y sin pausa, los ciudadanos engrosan cada día más la preocupación por la clase política que les ha tocado vivir. Sigue siendo la tercera inquietud de los españoles y ha aumentado un punto en un sólo mes: ya son el 21,7%, según el último barómetro del CIS.
Descontentos con la gestión del gobierno, encontramos al 89,1% (son quienes la califican de regular, mala o muy mala). Exactamente los mismos desaprueban ( y en idénticos términos) la labor de la oposición. A casi el 79% les inspira poca o nula confianza José Luís Rodríguez Zapatero. Lo asombroso en estas circunstancias es que piensen esto mismo de Rajoy el 84,6%, y que sean más los que muestran “ninguna confianza” en él, el 49,6 %. Aún así, el 41,2% piensa votar al PP y a su candidato a la presidencia del Gobierno -Rajoy por tanto-, 6,5 puntos más que a los socialistas.
Todos los políticos suspenden. El líder más valorado es el homófobo Duran i Lleida de CiU, con un 3,72%. También aquí saca más nota Zapatero que Rajoy. Pero a todos sobrepasan casi la mitad de los ministros. Rubalcaba en primer lugar (4,47), Carme Chacón, Ángel Gabilondo o Teresa Fernández de La Vega.
Católicos que no pisan una iglesia, casi el 62% se considera de centro (centro/ izquierda y centro/derecha). Derecha con notable (7-8) el 11%. Y con sobresaliente y matrícula (9-10) el 1,5%. ¿Alguien lo diría?
Un dato interesante sobre la situación económica (la máxima y abrumadora preocupación española) es que apenas el 20% califica la suya propia como “muy mala”, un porcentaje similar a toda nuestra reciente historia. La diferencia es que han entrado en el “muy mala”, sin duda, una parte de quienes, en 2007, la veían “mala” (con crisis y sin crisis, los de siempre). Ese casi 25% de economía sumergida que padecemos (como herida profunda) no debe ser ajeno.
Y algo esencial, estos malqueridos políticos han sido elegidos por los ciudadanos, no llovieron de una nube por casualidad. Ahora bien, la corrupción y el fraude (madre de tantos corderos) sólo son mencionados como principal problema por el 2,7% de los españoles. Y, entre los encuestados… en el año 10 del siglo XXI de un país desarrollado, todavía se puede encontrar un 1,5% de analfabetos.
Lo que cuesta entender es que los políticos no cambien su discurso, no se abochornen y sigan implacables su huída hacia delante de declaraciones constantes –amparada por los medios informativos- como si lo que piensan de ellos los españoles no fuera asunto crucial. Que no vayan al médico, no para quejarse de desafección, sino para que les diagnostique y sane sus males profundos. ¿Se han enterado siquiera de que los ciudadanos no les quieren y están profundamente desencantados y hartos?