oct 28 2008
La nota del franquismo
“El franquismo está absolutamente juzgado por la historia”
José Luis Rodríguez Zapatero. Manolo Saco se pregunta por la nota que sacó en el juicio.
oct 28 2008
“El franquismo está absolutamente juzgado por la historia”
José Luis Rodríguez Zapatero. Manolo Saco se pregunta por la nota que sacó en el juicio.
oct 24 2008
¿Han fusilado ustedes a escritores españoles de fama mundial?
Se ha hablado mucho en el extranjero de un escritor granadino; se ha hablado mucho porque los rojos han agitado este nombre como un señuelo de propaganda. Lo cierto es que en los momentos primeros de la revolución en Granada, ese escritor murió mezclado con los revoltosos; son los accidentes naturales de la guerra. Granada estuvo sitiada durante muchos días, y la locura de las autoridades republicanas, repartiendo armas a la gente, dio lugar a chispazos en el interior, en alguno de los cuales perdió la vida el poeta granadino.
Como poeta, su pérdida ha sido lamentable, y la propaganda roja ha hecho pendón de este accidente, explotando la sensibilidad del mundo intelectual; en cambio, esa gente no habla de cómo fueron asesinados friamente, con saña, que pone espanto en el ánimo más templado, don José Calvo Sotelo, don Víctor Prader, don José Polo Benito, duque de Canalejas, don Honorio Maura, don Francisco Valdés, don José María Albiñana, don Francisco Pradera, don Rufino Blanco, don Manuel Bueno, don Ramiro de Maeztu, don Pedro Muñoz seca, don Pedro Mourlane….”
Francisco Franco, dictador golpista.
La cita sale de un libro de entrevistas a Franco que me enseñó hace unos días Emilio Silva (gracias). Me llama la atención lo mucho que se esfuerzan tanto entrevistador como el entrevistado en obviar el nombre de Federico García Lorca, don nadie.
sep 11 2008
Amigos míos:
Seguramente esta es la última oportunidad en que me pueda dirigir a ustedes. La Fuerza Aérea ha bombardeado las torres de Radio Portales y Radio Corporación.
Mis palabras no tienen amargura, sino decepción, y serán ellas el castigo moral para los que han traicionado el juramento que hicieron… soldados de Chile, comandantes en jefe titulares, el almirante Merino que se ha autodesignado, más el señor Mendoza, general rastrero … que sólo ayer manifestara su fidelidad y lealtad al gobierno, también se ha nominado director general de Carabineros.
Ante estos hechos, sólo me cabe decirle a los trabajadores: ¡Yo no voy a renunciar! Colocado en un tránsito histórico, pagaré con mi vida la lealtad del pueblo. Y les digo que tengo la certeza de que la semilla que entregáramos a la conciencia digna de miles y miles de chilenos, no podrá ser segada definitivamente.
Tienen la fuerza, podrán avasallarnos, pero no se detienen los procesos sociales ni con el crimen… ni con la fuerza. La historia es nuestra y la hacen los pueblos.
Trabajadores de mi patria: Quiero agradecerles la lealtad que siempre tuvieron, la confianza que depositaron en un hombre que sólo fue intérprete de grandes anhelos de justicia, que empeñó su palabra en que respetaría la Constitución y la ley y así lo hizo. En este momento definitivo, el último en que yo pueda dirigirme a ustedes,. quiero que aprovechen la lección. El capital foráneo, el imperialismo, unido a la reacción, creó el clima para que las Fuerzas Armadas rompieran su tradición, la que les enseñara Schneider y que reafirmara el comandante Araya, víctimas del mismo sector social que hoy estará en sus casas, esperando con mano ajena reconquistar el poder para seguir defendiendo sus granjerías y sus privilegios.
Me dirijo, sobre todo, a la modesta mujer de nuestra tierra, a la campesina que creyó en nosotros; a la obrera que trabajó más, a la madre que supo de nuestra preocupación por los niños. Me dirijo a los profesionales de la patria, a los profesionales patriotas, a los que hace días estuvieron trabajando contra la sedición auspiciada por los Colegios profesionales, colegios de clase para defender también las ventajas que una sociedad capitalista da a unos pocos. Me dirijo a la juventud, a aquellos que cantaron, entregaron su alegría y su espíritu de lucha. Me dirijo al hombre de Chile, al obrero, al campesino, al intelectual, a aquellos que serán perseguidos… porque en nuestro país el fascismo ya estuvo hace muchas horas presente en los atentados terroristas, volando los puentes, cortando la línea férrea, destruyendo los oleoductos y los gasoductos, frente al silencio de los que tenían la obligación de proceder: estaban comprometidos. La historia los juzgará.
Seguramente Radio Magallanes será acallada y el metal tranquilo de mi voz no llegará a ustedes. No importa, lo seguirán oyendo. Siempre estaré junto a ustedes. Por lo menos, mi recuerdo será el de un hombre digno que fue leal a la lealtad de los trabajadores.
El pueblo debe defenderse, pero no sacrificarse. El pueblo no debe dejarse arrasar ni acribillar, pero tampoco puede humillarse.
Trabajadores de mi patria: tengo fe en Chile y su destino. Superarán otros hombres este momento gris y amargo, donde la traición pretende imponerse. Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, de nuevo abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre para construir una sociedad mejor.
¡Viva Chile! ¡Viva el pueblo! ¡Vivan los trabajadores!
Éstas son mis últimas palabras y tengo la certeza de que mi sacrificio no será en vano. Tengo la certeza de que, por lo menos, habrá una lección moral que castigará la felonía, la cobardía y la traición.
Salvador Allende, 11 de septiembre, hace 35 años
sep 06 2008
La Stasi no cayó a la vez que el muro de Berlín. Aquella siniestra policía del pensamiento aguantó casi dos meses más, y en ese tiempo se llevó a la tumba muchos de sus secretos. Tras el 9 de noviembre de 1989, el día en el que las dos mitades de Berlín volvieron a abrazarse, las trituradoras de papel funcionaron sin descanso en la sede de la policía secreta de la Alemania soviética. No pararon hasta el 15 de enero de 1990, cuando miles de manifestantes tomaron al asalto el edificio al grito de “entregadnos nuestros expedientes, nos pertenecen”.
Algunos historiadores creen que aquel 15 de enero no fue un día heroico sino, en realidad, la fecha del último crimen de la propia Stasi. En la RDA, una de cada cincuenta personas espiaba a sus vecinos para la policía secreta. Sus nombres estaban guardados en aquel edificio. Entre los asaltantes, además de honrados berlineses, también había muchos cómplices del régimen que querían entrar en el archivo para eliminar su propio pasado. Para borrar la memoria.
Pero ni el asalto del 15 de enero ni los dos meses de trituradoras bastaron para destruir el ingente archivo secreto de la Stasi. El monstruo no tuvo tiempo para devorarse a sí mismo. El nuevo Gobierno salvó toneladas de documentos, 33 millones de páginas guardadas en 20.000 bolsas de plástico, que el gran hermano no pudo deglutir.
Hoy, la antigua sede de la Stasi en el numero uno de la calle de los Normandos, en Berlín, alberga un museo de la memoria. Desde 1992, los alemanes pueden consultar, de forma confidencial, su expediente. La mayoría de los datos que aparecen en estos ficheros son, en apariencia, irrelevantes: qué marca de tabaco fuma, qué prefiere para comer. Servían para doblegar la voluntad del interrogado, pues si la policía sabe hasta el color de la ropa interior ¿qué secreto se puede ocultar?
Decenas de miles de alemanes han revisado estos ficheros entre el miedo y la curiosidad. Alemania, forzada por un siniestro siglo XX, es probablemente el país del mundo que mejor conoce la receta para que una sociedad se perdone a sí misma. Y la solución nunca pasa por la amnesia. La represión de la RDA no habría desaparecido si se hubiesen borrado los archivos. Pero que esos ficheros aún existan, que se puedan consultar, es una lección para que la historia no se repita, además de una mínima reparación moral para los cientos de miles de alemanes que pasaron décadas hablando en voz baja hasta debajo de las sábanas de sus dormitorios.
En España no hubo revolución. No cayó ningún muro y la dictadura tuvo tiempo de sobra para borrar las huellas de sangre más flagrantes antes de que llegase la democracia. Para dejar todo atado y bien atado. Con Adolfo Suárez de presidente y Rodolfo Martín Villa al frente del Ministerio de Gobernación (ahora llamado Ministerio del Interior), la Guardia Civil quemó en su cuartel general de la calle Guzmán el Bueno de Madrid miles de documentos comprometedores sobre la represión, traídos de toda España.
Martín Villa -hoy presidente de Sogecable- también ordenó la destrucción de la mayoría de los archivos de la Falange y demás organizaciones del llamado “Movimiento Nacional” en 1977, poco antes de las primeras elecciones democráticas. Según publicó el historiador y político Josep Benet, recientemente fallecido, la quema de archivos fue sistemática. Entre otros ficheros, Martín Villa mandó destruir en 1977 el gran archivo del Movimiento Nacional de Barcelona, donde se guardaba la mayor parte de la documentación sobre la represión franquista en Catalunya. Benet fue elegido a finales de ese mismo año senador por Barcelona y una de sus primeras propuestas parlamentarias fue detener la destrucción de archivos y crear una comisión que se ocupara de salvar los que aún quedaban intactos. El gobierno de Suárez no se dio por aludido.
Pese a los esfuerzos por borrar todo rastro, por casar lo viejo y lo nuevo desde el olvido, muchos archivos se salvaron de la quema. En parte, gracias a la dificultad técnica de eliminar cuarenta años de legajos comprometidos –la burocracia es igual de lenta cuando crea, transforma o destruye–. Pero también porque hubo héroes anónimos que ignoraron la obediencia debida y escondieron algunos de los documentos lejos de las hogueras. Hace unos años, durante una obra para instalar un cable eléctrico en un cuartel del Ejercito, apareció un falso techo lleno de legajos de esos que algunos preferirían que no existiesen. Hace unos meses, alguien encontró en el Archivo General de la Administración, en una docena de cajas olvidadas, un exhaustivo recuento de fosas comunes, pueblo a pueblo, que había hecho el propio régimen franquista durante los años 50.
Todos estos documentos, los que se salvaron de la quema, serán vitales en la investigación que acaba de comenzar Garzón. Ojalá el juez consiga encontrar al minotauro en su laberinto y la Justicia llegue hasta el final, hasta donde no quiso mirar la Transición. Lo tiene muy difícil, pero el camino que recorre es útil aunque no logre terminarlo. Si con esta investigación consigue elaborar un censo de los desaparecidos y fuerza a la Administración a hacer públicos sus archivos sobre la represión, ya será un éxito mayor que la frustrante ley de la Memoria Histórica.
Tanto el censo de la represión como la luz para los archivos no sólo servirían como mínima reparación a las familias de las víctimas, que reclaman algo tan sagrado como poder enterrar a sus muertos. También son imprescindibles para frenar el revisionismo franquista, ése que intenta sanear el arbol genealógico de la derecha dando por buenas las raíces. “Del otro lado hubo muchas más barrabasadas”, dice con impunidad la víctima Manuel Fraga, el presidente fundador del PP. La gran diferencia es que los muertos de su lado, el lado golpista, descansan en camposanto con su honor en el BOE. Mientras tanto, 130.000 desaparecidos ni siquiera existen en los papeles.
ago 08 2008
Por fortuna, en Alemania no pasan esas cosas. En España, 17 capitales de provincia aún honran al dictador Franco como hijo predilecto o alcalde honorario. Pero lo peor no son los títulos testimoniales, que también, sino los honores materiales: que la familia Franco aún disfrute del patrimonio robado. Hoy los herederos del tirano celebran en el Pazo de Meirás la boda de la biznieta de Franco. Este palacio, que pertenecía a la familia de la escritora Emilia Pardo Bazán, fue expropiado gracias a donaciones voluntarias que recaudó el bando golpista tras la Guerra Civil. Como con los donativos no llegaba, también se usó dinero del presupuesto de algunos Ayuntamientos. Como ni con eso bastaba, también se obligó a los funcionarios a que voluntariamente cedieran un porcentaje de su sueldo.
La propiedad del palacete pasó a manos de Francisco Franco, ese hombre, en lugar de formar parte del patrimonio nacional, como una residencia para el jefe de Estado. Y ahí sigue, después de tres décadas de democracia. Todo quedó atado y bien atado.
jul 22 2008
Es una de las noticias del verano. O del año. De la Historia para una región en sempiterno conflicto que lleva muchos años entre la tierra quemada y la lucha por el futuro. Pero Karadzic cae ahora, tras doce años de clandestinidad, 13 años después de Srebrenica, donde su mano estuvo detrás de la matanza de 7.500 almas, fundamentalmente civiles, bosnios musulmanes y croatas. Las heridas están todavía sin cerrar, pues tras sus crímenes contra la Humanidad y la cordura hay un reguero de sangre, de desaparecidos y cuerpos sin identificar. Y de inestabilidad en la zona, donde otro ‘huído’, Ratko Mladic, todavía no ha sido arrestado.
La captura de Karadzic era una condición necesaria para el acercamiento de Serbia a la UE, pero no suficiente para una zona que sigue siendo un conflicto en potencia para Europa y una vergüenza probada para el mundo. Los interrogantes se dirigen ahora hacia las inevitables consecuencias políticas de la detención, también política, que redefine el tablero de las relaciones serbias con los socios europeos, sólo unos meses después del nacimiento de Kosovo como país.
Ha caído el autor de la frase: “En Sarajevo no contarán a los muertos, contarán a los vivos” pronunciada en el cerco a la ciudad, que duró 43 meses, con todos sus días y todas sus noches.
jul 19 2008
Las cosas que es capaz de hacer esa gente que no llevaba sombrero.
A saber lo que tardan en eliminarlo de hermano mayor honorario perpetuo. Quiera Dios que los hermanos de La Macarena no cedan, mantengan impasible el ademan y nos defiendan, a todos, del exterminio ideológico que la izquierda sectaria lleva a cabo hoy contra todos aquellos descendientes de quienes salvaron a España un día de la marea liberticida.
Dejándonos de bromas, hay que recordar que la decisión ha sido por unanimidad: la han apoyado PSOE, IU y PP.
jun 14 2008
may 20 2008
Constantino Bértolo
Mayo del 68 empezó exactamente la mañana del 24 de febrero de 1965. Enfrente de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid, un destacamento de las fuerzas de seguridad del Estado detuvo la marcha de cientos de estudiantes que, encabezados por los profesores Santiago Montero Díaz, José Luis López Aranguren, Aguilar Navarro, Enrique Tierno Galván y Agustín García Calvo, se dirigían agrupados y en silencio hacia el edificio del rectorado ubicado en las cercanías del barrio de Moncloa, para entregar un escrito en el que reclamaban libertades. Los profesores se adelantaron para explicar el objeto de aquella marcha pacífica. La respuesta fue una carga (decir brutal sería una redundancia) y un afanoso despliegue de los coches manguera antidisturbios que en aquel momento y de este modo hacían su entrada en la iconografía de la época.
Mayo del 68 acabó exactamente el 25 de noviembre de 1975. El fallecimiento tuvo lugar en los cuarteles de la ciudad de Lisboa, donde un golpe de fuerza de los militares contrarrevolucionarios desalojaron del poder al coronel Vasco Gonçalvez.
En el entretanto, la creación del clandestino Sindicato Democrático de Estudiantes Universitarios, el Mayo del 68 en París, el asesinato de Martin Luther King, la matanza de estudiantes mejicanos en la plaza de Tatlelolco, la declaración del Estado de Excepción por el gobierno franquista en enero de 1969, el asesinato de Enrique Ruano, el juicio de Burgos, el subidón de Carrero Blanco, el golpe de Estado contra Chávez (perdón, Allende) que el diario El País (perdón, ABC) había venido jaleando con premura, el juicio contra Marcelino Camacho y otros dirigentes de CCOO, el paso de cientos (pero menos) de universitarios y universitarias por los Tribunales de Orden Público, la flebitis de Franco, el acercamiento del PCE hacia la democracia cristiana de Ruiz Jiménez, la resurrección alemana del PSOE de Felipe González, la muerte de Moncho Reboiras en las calles de El Ferrol.
Si alguien confunde Mayo del 68 con las revueltas en París de mayo del 68 es que no sabe mirar o que el árbol quemado no le deja ver el bosque talado y vendido.
may 03 2008
Dijo ayer Juan Carlos de Borbón, de los borbones de toda la vida, que el 2 de mayo fue “una toma de conciencia de la identidad nacional, de la nación basada en las ideas de libertad, unidad*, igualdad y solidaridad”. Liberté, égalité, fraternité, nada menos. Y eso que la revuelta fue, desde el punto de vista político, en defensa del absolutismo de Fernando de Borbón y de Parma. Lo bueno de poner palabras en la boca de los muertos es que nunca te llevan la contraria.
* Por la U de unidad, en el francés revolucionario, no me figura nada; aunque sí aparece en el diccionario joseantoniano de destinos turísticos universales. Spain is different.
abr 14 2008
Julián Casanova: Lo que queda de la República | La república invisible | Javier Ortiz: Viva el 14 de abril
feb 14 2008
En enero, unos 6.000 trabajadores habían iniciado una huelga contra del decreto de topes salariales y en defensa de mejores condiciones de trabajo, y aquel día el paro era total. A las cinco de la tarde estaba convocada una asamblea general en el lugar de costumbre, la iglesia de Zaramaga. Pero, en aquella ocasión, la Policía no estaba por la labor. (…)
La Policía asaltó la iglesia con 5.000 almas en su interior con gases lacrimógenos y material antidisturbio. Muchos de los congregados, presos del pánico, intentaron escapar por las salidas laterales y la puerta principal, donde les esperaban los agentes y sus disparos indiscriminados. Las balas ciegas segaron la vida de cinco personas: Pedro María Martínez Ocio, de 27 años; Francisco Aznar Clemente, de 17 años; Romualdo Barroso Chaparro, de 19 años; José Castillo, de 32 años; y Bienvenido Pereda, de 30 años. Otras cien personas cayeron heridas.”¡Buen servicio!”, dejó grabado un mando policial. “Dile a Salinas que hemos contribuido a la paliza más grande de la historia. Aquí ha habido una masacre… Pero, de verdad, una masacre”.
No sucedió en Argentina ni en Chile. Pasó en España, en Vitoria, el 3 de marzo de 1976. Manuel Fraga, hoy presidente fundador del PP, era entonces ministro de Gobernación. Rodolfo Martín Villa, hoy presidente de Sogecable, era el ministro del Interior.
32 años después, el Parlamento vasco ha votado que se abra una investigación.