Más de un millón y medio de personas defienden en Madrid la familia cristiana.
Mientras terminamos con el recuento, unos minutos de vídeo con el título de la exclamación proferida al leer el titular anterior: Bullshit!
Jesús Maraña
El cardenal arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco, y su brazo armado en las ondas, Federico Jiménez Losantos, llevan más de un mes lanzando al viento la convocatoria de una concentración Por la familia cristiana que se celebrará mañana al mediodía en la plaza madrileña de Colón, rompeolas de las más rancias Españas. Tantos minutos, horas y días dedicados a difundir razones que sirvan para movilizar a los fieles dan para mucho, especialmente al final de un curso en el que ya venían entrenados en el fascinante ejercicio de calentar la cabeza a los ciudadanos con las más fatídicas predicciones.
Esta Navidad no bastaba con el tradicional ejemplo de un pobre carpintero mosqueado ante el embarazo de su esposa virgen, pero tranquilizado por completo al escuchar la voz del ángel que le explica que no se trata de cuernos, sino del Espíritu Santo que ha depositado la semilla que dará como fruto al mismo Dios hecho hombre. Este año, según Rouco, “la familia sufre fuertes amenazas, tanto en España como en Europa”, y tales riesgos exigen una manifestación de masas en defensa de “un bien inseparable del cumplimiento del plan de Dios sobre ella (la familia) y al que tantos obstáculos y dificultades, de todo orden, pone la sociedad y cultura actuales, rendidas muchas veces a la fascinación tentadora de modelos de vida egocéntricos y materialistas”.
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No hay que confundir la homosexualidad como necesidad existencial de una persona, con la que es practicada como vicio. La persona practica como puede practicar el abuso de menores. Lo hace porque le atrae la novedad, una forma de sexualidad distinta.
(…) Pero, ¿por qué el abusador de menores es enfermo?
(…) Puede haber menores que sí lo consientan y, de hecho, los hay. Hay adolescentes de 13 años que son menores y están perfectamente de acuerdo y, además, deseándolo. Incluso si te descuidas te provocan. Esto de la sexualidad es algo más complejo de lo que parece.
Bernardo Álvarez, obispo de Tenerife
Visto en 20 Minutos
Es un pequeño paso para Blázquez, pero un gran paso para la Conferencia Episcopal Española. Su presidente ha pedido perdón por “actuaciones concretas” de la Iglesia durante la Guerra Civil. Ha sido con la boca pequeña y en forma de parábola –que es como la Iglesia Católica revela sus verdades– pero menos es nada. Con Galileo Galilei tardaron cuatro siglos en reconocer el error y esta disculpa llega sólo 32 años, 32 veintes de noviembre, tarde.
A Ricardo Blázquez le puso el apodo Arzalluz. “Un tal Blázquez”, le espetó con desprecio cuando se entero de que la Iglesia había nombrado obispo de Bilbao a un natural de Ávila. El tal Blázquez, sin embargo, se ganó después el respeto del nacionalismo moderado, al tiempo que las críticas del PP y del sector más duro de la Iglesia española, de aquellos que reniegan del cardenal Tarancón. Ayer Ricardo Blázquez, en su histórico discurso, reivindicó su memoria y recordó su papel aperturista. Sentado a su derecha, impasible el ademán, Antonio Cañizares, el obispo (del Alcázar) de Toledo, que dice que “la unidad de España es un bien moral” cuando se le pregunta por el Estatut. A su izquierda (y me refiero a la silla), Rouco Varela. Con esa escolta, el pequeño paso de Blázquez vale el doble.
Como presidente del Gobierno debo hacer un llamamiento a la Conferencia Episcopal para que desde esa emisora de su propiedad se contribuya a la convivencia y a la verdad.
¿Puede ser más preciso?
Está en la mente de todos. La noche electoral me comprometí con los ciudadanos y con las víctimas, y lo reiteré en la comisión, a hacer todo lo que estaba en mi mano para que los responsables del atentado pagaran, los culpables fueran llevados ante la Justicia y para que hubiera un juicio justo y eso se logró con la colaboración de todas las instituciones del Estado. Eso es lo importante; y las insidias, los insultos y las insinuaciones para mí son elementos secundarios, aunque algunas de ellas reflejen la personalidad y la capacidad de algunos y muestren hasta dónde pueden llegar. Las insidias sólo me dan pena hacia los que las producen.
José Luis Rodríguez Zapatero, presidente del Gobierno, en la primera entrevista tras la sentencia del 11-M.
El superhéroe de la capa de 5 metros es el arzobispo de Toledo, Antonio Cañizares. Para esta temporada, vuelve la moda pre Concilio Vaticano II.
Alfonso J. Vázquez Vaamonde
Cuando voy a Galicia, la Cope se me mete en la antena de la radio al pasar por la provincia de Valladolid. La oigo un rato, pero por pura curiosidad masoquista. Oyéndola recuerdo que León XIII, en sus numerosas encíclicas, hacía una doble y constante recomendación a los periodistas: “No ofendáis a vuestros lectores con un lenguaje intemperante” y “no pongáis la causa religiosa al servicio de un partido político o de un interés de grupo con daño del bien común”.Si León XIII levantara la cabeza y oyera a la Cope, que financian sus amados colegas en Cristo, los obispos españoles, se volvería a morir del susto. Hoy, como ayer, León XIII va por un lado y los obispos españoles, siglo y medio después, van por otro. De hecho, cuando publicó su encíclica Rerum novarum (1891), que trataba “De las cosas nuevas”, un primer intento de aggiornamento de la Iglesia romana, en las iglesias españolas se hicieron rogativas pidiendo a Dios la “conversión del Papa”, porque ¡se había vuelto socialista! A nadie puede sorprender que con esa clase de obispos en España pasara luego lo que pasó.
Con Juan XXIII hubo un segundo intento de aggiornamento: el Conciclio Vaticano II. Otro nuevo soplo de aire fresco hasta que, cuando estaba quitando todo el moho de la Iglesia, llegó Juan Pablo II y volvió a cerrar la ventana. Ahora, Benedicto XVI le está poniendo la tranca para que ni aunque haya una tormenta se vuelva a abrir.
Aun así, no creo que Benedicto XVI sea capaz de soportar lo que dice la Cope durante 15 minutos. Para eso hay que ser mucho más que, simplemente, un obispo de Roma. Benedicto XVI podrá ser más o menos integrista, pero lo que nadie le niega es que es un obispo inteligente y bien educado.
Publicado hoy en las cartas al director de El País
“Me parecería muy bien que se regulasen dos matrimonios: uno más serio para el que lo quiera en libertad y otro más disoluble. (…) Uno con unos requisitos más fuertes para llegar a la separación y otro que permita el divorcio express. Sin restringir la libertad de nadie, que cada uno elija. (…) A la familia la están excluyendo del derecho. Un matrimonio normal de siempre, el mío con mi mujer, hoy en España es alegal. El derecho no reconoce mi situación, lo que yo he querido hacer al casarme. Yo he querido asumir un compromiso con mi mujer para toda la vida y abierto a la vida. Y estas notas no están en el derecho ahora. El matrimonio es una institución indiferenciada para los adultos que no comtempla la apertura a la vida, como en los matrimonios homosexuales, y donde es anulable tres meses después de la boda”
Benigno Blanco, presidente del Foro de la Familia, en una entrevista hoy en La Razón.
Los abusos empezaron cuando tenía 16 años. Vivía aquí, en California. Fue con un sacerdote que luego invitó a otros para que abusaran de mí también. Lo hicieron siete sacerdotes. No terminó hasta que yo tuve 20 años y quedé embarazada de uno de ellos. Para esconder lo que habían estado haciendo me mandaron a las Islas Filipinas para tener allí a mi niña, dejarla allá y regresar como si nada hubiera pasado. (…) Yo era muy tontita, muy religiosa. Estaba como atrapada, como si no tuviera derecho de decir “no”. Era como si yo no importara, como si sólo importaran los sacerdotes. A veces iba a confesión con otros sacerdotes y les contaba lo que pasaba, pero yo me sentía muy mal. Uno me dijo que era mi culpa, que así eran las mujeres.
Rita Milla, víctima de abusos sexuales
Manolo Saco
Mientras el Papa Benedicto XVI se retira de los calores romanos para pasar la primera parte del veraneo en el castillo de Mirabello, en los Alpes, desde donde volverá en agosto a la tradicional residencia veraniega de Castel Gandolfo, de castillo en castillo como en un cuento de hadas, su amada iglesia de los Estados Unidos de América tiene que vender hasta los muebles para pagar las consecuencias de la lujuria desenfrenada de miles de sus sacerdotes pederastas.
Mientras el rico sucesor de Pedro sigue viviendo la fantasía de que es el rey de sus castillos y palacios, con lanceros y maceros vestidos de payasito, puro diseño de Miguel Ángel, parte de sus parroquias americanas descienden (por fin) a conocer la pobreza predicada por Cristo, si bien por la fuerza mayor de jueces descreídos que ni respetan el amor desmedido que sus pastores sienten por los niños. Esos curas sí que aman a la familia, sobre todo a los más pequeños de la familia.
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Manolo Saco
Ayer, Ángel Acebes, miembro de la secta de los Legionarios de Cristo (la palabra legionario ya me pone los pelos como escarpias) integrada dentro de esa otra secta judaica llamada cristianismo, hizo un repaso muy particular de los tres años de gobierno de Rodríguez Zapatero. Horrible. No sé a dónde vamos a ir a parar, concluye más o menos. De su análisis, lo que más me ha llamado la atención es el hecho de achacar al PSOE la crispación y el enfrentamiento entre las dos españas en esta legislatura “por haber promovido la Ley de la Memoria Histórica”.
A ver si lo pilláis, que me estáis muy distraídos: pedir la restitución legal del buen nombre de los españoles inocentes que fueron torturados y asesinados por los sublevados, después de aquellas parodias de juicios sumarísimos, con la bendición cómplice de la clerigalla ensotanada, armada de hostias y crucifijos, es crispar a los herederos políticos de los asesinos. Y a los asesinos y sus herederos no hay que estar molestándoles por tonterías.
El día anterior, otro miembro cualificado de esa secta judaica, el arzobispo de Valencia Agustín García-Gasco, anunciaba el proyecto de una iglesia exclusivamente para honrar a los que ellos llaman “mártires del 36”, es decir, los muertos del bando franquista. Que la Iglesia haga su particular memoria histórica, añadiendo más inquina a la injusticia cometida desde el bando de los golpistas durante décadas, no significa lo mismo para el secretario general del PP; eso no es ahondar en la crispación, porque dios pertenece al bando de los vencedores.
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