oct 19 2008

Garzón tiene a quien juzgar

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El juez Garzón dispone de nombres de falangistas vivos a los que juzgar


sep 06 2008

Los archivos quemados del franquismo

La Stasi no cayó a la vez que el muro de Berlín. Aquella siniestra policía del pensamiento aguantó casi dos meses más, y en ese tiempo se llevó a la tumba muchos de sus secretos. Tras el 9 de noviembre de 1989, el día en el que las dos mitades de Berlín volvieron a abrazarse, las trituradoras de papel funcionaron sin descanso en la sede de la policía secreta de la Alemania soviética. No pararon hasta el 15 de enero de 1990, cuando miles de manifestantes tomaron al asalto el edificio al grito de “entregadnos nuestros expedientes, nos pertenecen”.

Algunos historiadores creen que aquel 15 de enero no fue un día heroico sino, en realidad, la fecha del último crimen de la propia Stasi. En la RDA, una de cada cincuenta personas espiaba a sus vecinos para la policía secreta. Sus nombres estaban guardados en aquel edificio. Entre los asaltantes, además de honrados berlineses, también había muchos cómplices del régimen que querían entrar en el archivo para eliminar su propio pasado. Para borrar la memoria.

Pero ni el asalto del 15 de enero ni los dos meses de trituradoras bastaron para destruir el ingente archivo secreto de la Stasi. El monstruo no tuvo tiempo para devorarse a sí mismo. El nuevo Gobierno salvó toneladas de documentos, 33 millones de páginas guardadas en 20.000 bolsas de plástico, que el gran hermano no pudo deglutir.

Hoy, la antigua sede de la Stasi en el numero uno de la calle de los Normandos, en Berlín, alberga un museo de la memoria. Desde 1992, los alemanes pueden consultar, de forma confidencial, su expediente. La mayoría de los datos que aparecen en estos ficheros son, en apariencia, irrelevantes: qué marca de tabaco fuma, qué prefiere para comer. Servían para doblegar la voluntad del interrogado, pues si la policía sabe hasta el color de la ropa interior ¿qué secreto se puede ocultar?

Decenas de miles de alemanes han revisado estos ficheros entre el miedo y la curiosidad. Alemania, forzada por un siniestro siglo XX, es probablemente el país del mundo que mejor conoce la receta para que una sociedad se perdone a sí misma. Y la solución nunca pasa por la amnesia. La represión de la RDA no habría desaparecido si se hubiesen borrado los archivos. Pero que esos ficheros aún existan, que se puedan consultar, es una lección para que la historia no se repita, además de una mínima reparación moral para los cientos de miles de alemanes que pasaron décadas hablando en voz baja hasta debajo de las sábanas de sus dormitorios.

En España no hubo revolución. No cayó ningún muro y la dictadura tuvo tiempo de sobra para borrar las huellas de sangre más flagrantes antes de que llegase la democracia. Para dejar todo atado y bien atado. Con Adolfo Suárez de presidente y Rodolfo Martín Villa al frente del Ministerio de Gobernación (ahora llamado Ministerio del Interior), la Guardia Civil quemó en su cuartel general de la calle Guzmán el Bueno de Madrid miles de documentos comprometedores sobre la represión, traídos de toda España.

Martín Villa -hoy presidente de Sogecable- también ordenó la destrucción de la mayoría de los archivos de la Falange y demás organizaciones del llamado “Movimiento Nacional” en 1977, poco antes de las primeras elecciones democráticas. Según publicó el historiador y político Josep Benet, recientemente fallecido, la quema de archivos fue sistemática. Entre otros ficheros, Martín Villa mandó destruir en 1977 el gran archivo del Movimiento Nacional de Barcelona, donde se guardaba la mayor parte de la documentación sobre la represión franquista en Catalunya. Benet fue elegido a finales de ese mismo año senador por Barcelona y una de sus primeras propuestas parlamentarias fue detener la destrucción de archivos y crear una comisión que se ocupara de salvar los que aún quedaban intactos. El gobierno de Suárez no se dio por aludido.

Pese a los esfuerzos por borrar todo rastro, por casar lo viejo y lo nuevo desde el olvido, muchos archivos se salvaron de la quema. En parte, gracias a la dificultad técnica de eliminar cuarenta años de legajos comprometidos –la burocracia es igual de lenta cuando crea, transforma o destruye–. Pero también porque hubo héroes anónimos que ignoraron la obediencia debida y escondieron algunos de los documentos lejos de las hogueras. Hace unos años, durante una obra para instalar un cable eléctrico en un cuartel del Ejercito, apareció un falso techo lleno de legajos de esos que algunos preferirían que no existiesen. Hace unos meses, alguien encontró en el Archivo General de la Administración, en una docena de cajas olvidadas, un exhaustivo recuento de fosas comunes, pueblo a pueblo, que había hecho el propio régimen franquista durante los años 50.

Todos estos documentos, los que se salvaron de la quema, serán vitales en la investigación que acaba de comenzar Garzón. Ojalá el juez consiga encontrar al minotauro en su laberinto y la Justicia llegue hasta el final, hasta donde no quiso mirar la Transición. Lo tiene muy difícil, pero el camino que recorre es útil aunque no logre terminarlo. Si con esta investigación consigue elaborar un censo de los desaparecidos y fuerza a la Administración a hacer públicos sus archivos sobre la represión, ya será un éxito mayor que la frustrante ley de la Memoria Histórica.

Tanto el censo de la represión como la luz para los archivos no sólo servirían como mínima reparación a las familias de las víctimas, que reclaman algo tan sagrado como poder enterrar a sus muertos. También son imprescindibles para frenar el revisionismo franquista, ése que intenta sanear el arbol genealógico de la derecha dando por buenas las raíces. “Del otro lado hubo muchas más barrabasadas”, dice con impunidad la víctima Manuel Fraga, el presidente fundador del PP. La gran diferencia es que los muertos de su lado, el lado golpista, descansan en camposanto con su honor en el BOE. Mientras tanto, 130.000 desaparecidos ni siquiera existen en los papeles.


sep 01 2008

La memoria podrida

Desaparecidos. Fosas comunes. Torturas. Fusilados. Las palabras evocan el Chile de Pinochet, la Argentina de Videla. Duele reflejarse en ellas. Cuesta pensar en España como un país que esconde en las cunetas de sus carreteras los huesos de 30.000 desaparecidos, tal vez más.

La paja en el ojo ajeno. Desde que el Tribunal Constitucional determinó en el 2005 que los tribunales españoles pueden juzgar casos de genocidio y crímenes contra la humanidad, España se ha convertido en la corte internacional más diligente en la defensa de los derechos humanos. La Audiencia Nacional investiga los abusos de las tiranías en China, Guatemala, Ruanda, Argentina o Chile. Cuanto más lejos, más grande es el milagro. La Audiencia Nacional se atreve con todo, menos con los crímenes de los llamados “nacionales”. Asusta más un Franco muerto que un Pinochet vivo.

Un aplauso para Baltasar Garzón, pues ya era hora. Aunque el paso dado llegue tan tarde y sea aún tan escaso. De momento, el juez se limitará a elaborar el censo pendiente del genocidio, desde el golpe de estado hasta la muerte del dictador. Sólo será la dolorosa lista de crímenes, no el castigo para los criminales. Tantos años después, y ni siquiera hemos limpiado esa mínima mugre. Tantos años después, y ni siquiera sabemos los nombres de las víctimas, de los desaparecidos.

Algunos dirán que para qué remover el pasado. Por qué no pasar página. El drama es que no hablamos de pasado, sino de presente. Los muertos aún están ahí, en las cunetas. Sus familias aún están ahí, en los juzgados. Tras treinta años de amnesia democrática, tras tres décadas de su sacrosanta transición (sin pecado concebida), la memoria se pudre. Como se pudre la sociedad que permite que una viuda no pueda enterrar a su marido.


sep 01 2008

Ya era hora

Garzón comienza a buscar a los desaparecidos de la Guerra Civil


ago 11 2008

Medallas de hipocresía

David Karbala sobre la guerra en el Cáucaso: “La hipocresía está por doquier. Ahora que estamos en periodo olímpico, podríamos otorgar unos galardones en esta disciplina. La medalla de bronce en hipocresía la ganan los dirigentes georgianos. Tras años de haber sufrido la opresión rusa, nada les pareció mejor que negarles a los osetios sus reivindicaciones nacionales e intentar imponer el “Georgia, una, grande e indivisible”, mediante las armas. (…) Rusia gana fácilmente la medalla de plata. Ante el deseo de independencia de Chechenia –que tiene más motivos incluso que los osetios– Rusia respondió con guerras. Ahora, ante la agresión georgiana a Osetia del Sur –condenable pero de una escala mucho menor– se declara defensora de las minorías nacionales.

Pero la medalla de oro en hipocresía la gana Occidente. Sus logros son demasiados como para mencionarlos todos. Tras su operación en Kosovo, y sus bombardeos a civiles en Serbia, los dirigentes de EEUU y la UE no se ruborizan al criticar a Rusia por aplicar el mismo principio en Osetia y Georgia. Cualquier activista antiguerra tiene el derecho y el deber de exigir un alto el fuego por parte de los contrincantes. Pero cuando lo dice la OTAN –que se negó durante todo un mes a exigir el fin de los bombardeos israelíes contra Líbano en 2006– hay que dudar de sus motivos. Más en Público


ago 11 2008

El derecho a la autodeterminación, según convenga

Dos análisis interesantes para entender la reciente guerra en el Cáucaso. Thierry Maliniak, en El País: Kosovo, sí; Osetia del Sur, no. Carlos Taibo, en Público: Osetia del sur, sin asideros. Ambos autores plantean la misma pregunta: por qué los países que apoyaron la independencia de Kosovo ahora consideran sacrosantas las fronteras de Osetia. Y viceversa.

La respuesta es sencilla: petróleo. Por Georgia pasa el oleoducto BTC, el único que une Asia con Europa sin cruzar Rusia.


ago 11 2008

Justicia contra las dictaduras

El Tribunal Constitucional estableció, en el año 2005, que la Justicia española puede juzgar delitos de genocidio, crímenes de guerra y contra la humanidad aún fuera de nuestras fronteras. Desde entonces, la Audiencia Nacional, más internacional que nunca, investiga a los malos en Guatemala, Ruanda, Argentina, Chile y ahora también China.

¿Se acabó la impunidad para todos los dictadores? Para todos, no. Hay un tirano con el que nadie se atreve, aunque lleve 33 años muerto.


ago 06 2008

Colombia exporta su estado policial

Y España compra

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La pobre gallina paga el pato (min 3:17. Gracias, Oscar)


ago 01 2008

Desvelados los ensayos de la ceremonia inaugural de los Juegos

Tal y como hiciera hace pocos días la televisión surcoreana,  nos hemos colado en los ensayos de la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de Pekín 2008 y la verdad es que las imágenes son impresionantes:

Mil voluntarios recrean, con una coordinación asombrosa, costumbres y símbolos nacionales de China. Preciosa es la coreografía que recrea una ejecución masiva de simples ladrones. El tiro en la nuca es revivido con unos vistosos pañuelos rojos de seda.

La disciplina china queda patente cuando dos mil niños disfrazados de niñas representan un gigante orfanato donde mueren lentamente de hambre atadas a un pupitre. ¡Parece que sufren de verdad!

En el momento culmen, un gigantesco tanque de cartón persigue a manifestantes pacíficos en una representación a escala de la plaza de Tiananmen. Los gases lacrimógenos, en realidad, huelen a rosa.

Este año, los Juegos se superan.

(NOTA: Esta entrada está escrita en tono irónico, por si alguien no cae)


jul 10 2008

Una mirada al horror

patera-bebe.jpgNo se ha difundido su nombre. Sólo que tiene 12 meses, que su madre es nigeriana y que está muy grave, desnutrido y con las quemaduras en la piel que provoca el combustible cuando se mezcla con el agua salada. Es el único bebé que sobrevivió a seis días de infierno en el mar, camino del paraíso. La patera, con 10 niños y 38 adultos a bordo, partió el viernes pasado de la costa africana. Pero el motor falló. También el GPS. El lunes se acabó el agua y la comida.

Los otros nueve bebés, de menos de cuatro años, murieron en alta mar, en los brazos de sus madres, y fueron arrojados por la borda junto con los cadáveres de otros seis adultos. El miércoles por la noche llegó la salvación para el resto: un yate de recreo se cruzó con la patera y dio la voz de alarma. “El rescate de anoche es el más brutal al que nos hemos enfrentado en Almería y creo que en toda la costa española”, dice Francisco Vicente, el coordinador de los voluntarios de la Cruz Roja que atendió a los inmigrantes cuando por fin llegaron a puerto.

La travesía en el mar fue la última etapa, la más dramática, de una odisea que dura entre dos y cuatro años desde que abandonan sus pueblos, al sur del Sáhara, hasta que llegan a Europa o mueren en el intento. La mayoría de estos bebés son niños no deseados. Sus madres sufren violaciones o se ven obligadas a prostituirse para pagarse el pasaje.

Los últimos avances en radares y cámaras de seguridad en el Estrecho han tenido un efecto perverso: ahora las pateras tienen que escoger rutas más largas, más peligrosas, para llegar hasta las costas españolas. Europa eleva la muralla y los miserables mueren en el intento de escalarla. En los últimos cuatro días, han fallecido 29 inmigrantes en el mar. En lo que va de año ya son 68. Según las ONG, es sólo la punta del iceberg, pues muchas pateras se hunden sin que siquiera sepamos de ellas. Algunos estudios dicen que sólo uno de cada tres intentos concluye con éxito. El resto muere sin que siquiera se conozca su drama.

Nadie sabe cuántos inmigrantes pierden la vida cada año en el Mediterráneo, uno de los acantilados económicos más altos del planeta. La mayor fosa común de Europa.


jul 04 2008

La Justicia pisotea la intimidad de mujeres que abortaron

4 de julio de 2008: La Audiencia de Barcelona obliga a revelar los nombres de las mujeres que abortaron en las clínicas de Morín

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14 de enero de 2008: María Teresa Fernández de la Vega asegura que el Gobierno no permitirá que “ninguna mujer se vea afectada en su intimidad y en sus derechos fundamentales”


jun 18 2008

La Europa del eufemismo

Así se construye la Europa del futuro, la Europa que vuelve al siglo XIX. Hace una semana, Bruselas celebró la jornada de 65 horas como “un paso adelante para los trabajadores” (la cita es textual). Ahora, por el bien de los inmigrantes sin papeles, el Europarlamento permitirá encerrarlos sin juicio hasta 18 meses. Berlusconi, menos políticamente correcto, les quiere convertir en delincuentes. Nosotros, la Europa que se escandaliza con Italia, sólo les tratamos como tales; nótese la humanitaria diferencia.

Como con las 65 horas, los partidarios de la mano dura dicen que la nueva directiva es un gran avance social, pues hay países en la UE que no tenían límites para la retención de los sin papeles. Sin embargo, esconden que de estos países el más importante es Reino Unido, donde no se aplicará pues no está en Schengen. Y el resto, como Suecia o Finlandia, son más garantistas, pese a no tener límites.

El Gobierno de España no votó a favor de las 65 horas. En un gesto de gran valentía, de enérgico rechazo, decidió abstenerse (tampoco hay que incordiar). Hoy pasó la vergüenza. De entre todos los eurodiputados socialistas españoles sólo Josep Borrell y Raimon Obiols denunciaron la hipocresía con un no. Les honra.


may 31 2008

Andalucía regulará el derecho a morir

La Junta de Andalucía prepara una ley que reconocerá el derecho a una muerte digna. Dará cobertura jurídica y asistencial a los enfermos terminales que no deseen seguir apurando el cáliz terrible de su agonía con medios mecánicos. Podrán desconectar el respirador. Andalucía será la primera en dar un paso valiente al abrir un debate que el Gobierno no se atreve a afrontar. El PSOE y la Moncloa descartan adoptar esta medida con el argumento de que la eutanasia no es una demanda social mayoritaria.

Los que mueren con dolor son minoría.


abr 11 2008

¿Debe ir el rey a la inauguración de los Juegos Olímpicos?

El Parlamento Europeo votó ayer una dura resolución donde pide a los líderes y jefes de estado europeos que no acudan a la ceremonia inaugural de los JJOO si China no habla antes con el Dalai Lama. Reino Unido y Francia ya han anunciado que se suman a este boicot inaugura. España, de momento, no se ha pronunciado. ¿Debe ir el rey o un representante de la familia real a la ceremonia inaugural?


mar 14 2008

Fin del viaje en una celda comunitaria

Los viajeros sufridores del overbooking se quejan amargamente durante los meses de verano por pasar varios días a la espera en los hoteles de los alrededores del aeropuerto de Barajas (Madrid). Hacen sentadas, huelgas y rellenan los telediarios durante varios días. Mientras ellos esperan en el recibidor del hotel con el aire acondicionado; otros, con menos suerte, lo hacen en una sala sin aire limpio, con colchones en el suelo y con una higiene que deja mucho que desear. Así pasan las horas e incluso los días los extranjeros a los que se les deniega la entrada en España. Encerrados dentro de los aeropuertos españoles.

La sala de inadmitidos de los aeropuertos es un lugar oculto para todos menos para los que lo sufren. Como le ocurrió al argentino Walter Ricardo Vergara, que el pasado mes de noviembre pasó 18 horas en una de ellas y pudo esquivar los duros controles para hacer pocas y rápidas fotografías con su cámara digital. Él aparece con cara desesperada rodeado de colchones. Walter Ricardo reconoce que tuvo suerte para que no le requisaran la cámara digital con la que pudo fotografiar las literas cochambrosas del cuarto que el aeropuerto de El Prat (Barcelona) reserva para los inadmitidos.

Diego Barcala y Daniel Ayllón en Público

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“Habría firmado cualquier cosa. Sólo quería salir de aquella prisión”. Patricia Rangel –ojos vívidos y voz frágil– habla con timidez. Lentamente. Pero con rabia contenida. Después de 80 horas de hacinamiento, de más de un día sin comer, de insultos y maltratos psicológicos, Patricia firmó la carta de “Denegación de entrada a la frontera”. En este documento, al que ha tenido acceso Público, Patricia Rangel reconocía con su firma que su repatriación era justa. Una cruz en la opción E: “Carece de documentación adecuada que justifique el motivo y condiciones relativas a su estancia”.“Ni siquiera aceptaron mis documentos. No me sentía un ser humano. Empecé a entender por qué las personas se suicidan. Sólo quería firmar”, asegura esta licenciada en Relaciones Internacionales, con ojos vidriosos.

Bernardo Gutiérrez en Público


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